Estudios de Historia Moderna y Contempor�nea de M�xico

 

Nora Pérez-Rayón Elizundia, Entre la tradición señorial y la modernidad:
la familia Escandón Barrón y Escandón Arango. Formación y desarrollo
de la burguesía en México durante el porfirismo (1890-1910),
México,
Universidad Autónoma Metropolitana-Azcapotzalco, 1995.

Alicia Salmerón Castro


El apellido Escandón, al lado de los de otras familias como De la Torre, Mier y Terán, Barrón y Limantour, está presente en la historia de los grupos empresariales de México a lo largo de casi todo el siglo XIX. En su primera generación, las cabezas de estos clanes familiares formaron parte de un grupo joven de comerciantes que se levantó frente a los intereses dominantes de la economía colonial. En las décadas que siguieron a la Independencia, estos personajes forjaron su capital en el comercio con Inglaterra, Francia y otros centros. Se beneficiaron de su cercanía con el poder para acrecentar su fortuna no sólo como comerciantes, sino como contratistas, prestamistas y especuladores de bienes raíces; y canalizaron inversiones hacia los transportes, la agricultura y la minería.

Los descendientes de estas familias heredaron grandes fortunas y negocios en marcha, pero hubieron de enfrentar sus propios retos: los dictados por las transformaciones económicas de finales de siglo. Las décadas de 1880 y 1890 marcaron cambios importantes en la reactivación y reorganización de la actividad económica del país. En este contexto se forjaron nuevos grupos interesados en la expansión de las comunicaciones, la ampliación de capitales y de mercados, el aumento de la producción y la introducción de nuevas tecnologías. ¿Cómo respondieron a estos retos los herederos de aquel grupo de comerciantes forjado durante la primera mitad del siglo XIX?

Algunas de aquellas familias participaron de los cambios de fin de siglo con cierto éxito y sus apellidos continuaron figurando en los círculos económicos porfirianos. Pero ¿cómo lograron reestructurar sus inversiones para responder a los nuevos requerimientos económicos? ¿Cómo dieron ese salto de una práctica empresarial que tenía como fundamento la especulación y la renta de la tierra a una dinámica más productiva? Y, finalmente, ¿cuáles fueron los límites de esa adaptación? El trabajo de Nora Pérez-Rayón Elizundia, Entre la tradición señorial y la modernidad: la familia Escandón Barrón y Escandón Arango. Formación y desarrollo de la burguesía en México durante el porfirismo (1890-1910) se propone dar una respuesta a estas cuestiones.

Sobre la base de un estudio de caso, el seguimiento de dos ramas de la familia Escandón -los Escandón Barrón y los Escandón Arango-, Nora Pérez-Rayón se acerca con tiento al proceso de transformación de las elites económicas del México porfiriano. El hilo conductor de la investigación es la tensión permanente entre una tradición empresarial rentista y un proyecto económico modernizador, fuerzas encontradas que hacen presa de la familia Escandón, como de otras. Interesa acercarse a esta tensión en el seno mismo de una unidad económica y descubrir los mecanismos que le permiten resistir y transformarse, los elementos que dan continuidad a su existencia y los que le permiten adaptarse a los cambios.

Entre la tradición señorial y la modernidad: la familia Escandón Barrón y Escandón Arango se divide en tres partes. La segunda y la tercera constituyen la propuesta fundamental del trabajo. La primera tiene un carácter más bien introductorio y de precisión de algunos conceptos. Se apoya en una revisión historiográfica y gira en torno a la presentación de la familia como una categoría básica de análisis para acercarse a las realidades latinoamericanas, en general, y a la mexicana, en particular. Sin embargo, este interés por la definición de la unidad familiar, sin duda indispensable para el estudio en cuestión, deja en segundo término la discusión historiográfica del problema central de la transformación de las elites económicas.

La segunda parte del libro, con seguridad la más sólida de la investigación, es una reconstrucción de la estructura de la fortuna de los Escandón durante las décadas de 1890 a 1910. Producto de una revisión muy cuidadosa de archivos notariales (de la que se da cuenta con detalle en un amplio apéndice), la investigación revela una inversión diversificada. Los Escandón eran, en primer término, hacendados en la región centro del país. Sus propiedades en el estado de Morelos contaban con tecnología moderna y producían para un mercado nacional, si bien su participación en la Unión Azucarera reveló serias limitaciones -compartidas con el resto de los hacendados del estado- para hacer propuestas innovadoras frente al problema de la sobreproducción de azúcar. Como actividades secundarias, que no menores, la familia Escandón era rentista y especulaba con predios urbanos; prestaba a censo consignativo a la par que invertía en instituciones bancarias; y era partícipe de compañías tranviarias, eléctricas y mineras.

Los Escandón mantuvieron pautas de inversión tradicional -asociadas a la renta de la tierra y a la usura-, a la vez que se introdujeron en sociedades financieras y empresas productivas. Esta fortuna estructurada con elementos antiguos y modernos es testimonio de un grupo empresarial colocado en medio de un proceso de transformación económica. Los Escandón Barrón y los Escandón Arango no eran ciertamente una familia pujante y sagaz, no fueron abanderados de un proyecto modernizador; pero, en contacto con las fuerzas del cambio, participaron de él y mantuvieron su elevada posición económica. Los Escandón se desenvolvieron como inversionistas en renglones tradicionales, pero también participaron de la reorganización del capital de fines de siglo.

La tercera parte del libro, las relaciones con el poder y la cultura, completan muy bien el cuadro anterior. Así como en momentos de importantes transformaciones la familia logró mantener su lugar en la vida económica, también pudo hacerlo en la vida pública y en la social.

La historia de las grandes fortunas del siglo XIX mexicano está asociada al poder político, a cuyo amparo se hicieron y multiplicaron importantes capitales. Los Escandón no fueron la excepción y mantuvieron siempre estrechas ligas con el poder, en gran medida por vínculos tradicionales de parentesco, amistad y de clientela. Pero los cambios de fin de siglo implicaron una variación importante: si durante más de medio siglo su participación en la política había sido mediada, ahora debían participar de manera directa para poder conservar sus privilegios frente a una elite económica cada vez más heterogénea. Éste fue el significado de un Pablo Escandón al frente del gobierno de Morelos en 1909.

De este modo, la familia Escandón no sólo tuvo que cambiar su comportamiento empresarial, sino también dar un giro en su participación política para mantener su posición. Sin embargo, su conducta en sociedad logró guardar mucho más de sus antiguos valores y aspiraciones. Al lado de sus inversiones en el Banco Nacional de México y en Alumbrado Eléctrico de Puebla, los Escandón organizaban cacerías al toque de las trompetas de pajes vestidos a la moda Luis XIII, establecían alianzas matrimoniales con representantes de la aristocracia europea y adquirían un castillo en las afueras de París.

Esta tercera parte del libro es fundamental para valorar los alcances y límites del proceso de adaptación de una familia económicamente poderosa. Se resiente, sin embargo, la ausencia de una base documental tan sólida como la que sostiene la reconstrucción del mundo empresarial de los Escandón. El seguimiento más o menos lineal de la relación entre la familia y la política, por ejemplo, no hace evidentes los mecanismos mediante los cuales los Escandón se sirvieron del poder político para hacer sus negocios y de las formas en que los negocios les permitían hacer política. Una muestra de ellos hubiera apoyado la afirmación de que los empresarios de fines de siglo se vieron obligados a participar de manera más directa en la política para garantizar sus intereses.

Asimismo, los diarios de Pablo Escandón y del marqués de Villavieja son testimonio de gran valía para conocer ideas y creencias de algunos miembros de la familia. Sin embargo, no parece haber resultado suficientes para la recreación de su vida cotidiana y de su mentalidad, al menos en un sentido paralelo al de la reconstrucción de su mundo empresarial. Más que la base para definir las actitudes y vida social de los Escandón, esas fuentes permitieron insertar a la familia en un cuadro de la sociedad porfirista previamente dibujado a partir de estudios recientes sobre el tema. Pero aun presentado así, esta parte del trabajo constituye una muestra muy clara de un comportamiento social con fuertes ataduras con el pasado y abiertas aspiraciones señoriales. Y su presentación en el marco de la sociedad de la época, ella misma con pretensiones aristocratizantes, explica bien por qué los Escandón no tuvieron que cambiar sus valores y conductas sociales para conservar su posición social.

En suma, las transformaciones económicas de fin de siglo obligaron a los Escandón Barrón y a los Escandón Arango a modernizar algunas de sus prácticas e incorporarse a grupos empresariales más dinámicos, sin renunciar del todo a sus antiguas inversiones. Su actitud en relación con la política, siempre considerada por los grupos económicos poderosos como un espacio para garantizar sus intereses personales, se modificó menos que su conducta empresarial, pero tuvo que renovar sus mecanismos de influencia mediante una participación más directa. Su posición conservadora se puso de manifiesto con toda su fuerza en la vida social, en donde las aspiraciones señoriales apenas se disimulaban. Éste es el caso de una familia de empresarios con fuertes rasgos tradicionales que no sucumbió al cambio, que logró actualizar sus prácticas lo suficiente para compartir el mundo de la burguesía, al menos de la del centro del país.

El libro de Nora Pérez-Rayón tiene un interés múltiple. Desde luego, se suma a un buen número de estudios de caso que van sentando las bases para un mejor conocimiento del mundo empresarial y de su transformación a lo largo del siglo XIX. Pero, además, complementa la historia de una familia de empresarios iniciada años atrás por Margarita Urías, permitiendo una perspectiva multigeneracional que acerca a una mejor comprensión del desarrollo de los grupos empresariales del México decimonónico. Por otro lado, presenta con gran claridad la tensión, en el seno mismo de una familia empresarial, entre formas antiguas y modernas de invertir. Trabajos como el de Dolores Morales habían presentado la convivencia entre estos dos modelos durante el Porfiriato -representados por Francisco Somera y Rafael Martínez de la Torre, respectivamente-;[ 1 ] Entre la tradición señorial y la modernidad: la familia Escandón Barrón y Escandón Arango nos da cuenta de su presencia en el seno de una misma unidad familiar. Más aún, este trabajo hace patente cómo la fuerza de una economía en transformación puede obligar al cambio de ciertas conductas empresariales, sin necesidad de operar verdaderos cambios en los valores y comportamientos sociales de los inversionistas. En suma, este libro de Nora Pérez-Rayón es sin duda una investigación cuidadosa que enriquece el acercamiento a las elites económicas del siglo XIX.

[ 1 ] María Dolores Morales, "El comportamiento empresarial de dos pioneros de fraccionamientos en la ciudad de México", en Enrique Florescano (coord.), Orígenes y desarrollo de la burguesía en América Latina, 1700-1955, México, Nueva Imagen, 1985, p. 123-164.

Estudios de Historia Moderna y Contemporánea de México, Martha Beatriz Loyo (editora), México, Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Históricas, v. 18, 1998, p. 230-234.

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