Jesús Méndez Reyes
Digan lo que quieran los deturpadores del general
Huerta, al pueblo de México siempre le han
interesado estos dominadores de su propia sensibilidad.
Nemesio García Naranjo
Entre los diferentes acontecimientos que propiciaron la caída del régimen de Francisco I. Madero estuvo el de la actitud de la prensa opositora que supo manejar la opinión pública entre el estallamiento de la Revolución Mexicana y los trece meses de la administración maderista, lo cual significó poco más de dos años de vituperios y de comportamiento asimétrico al del gobierno porfiriano. No fue casual que tras la caída del presidente Madero los directores, editorialistas, periodistas y algún caricaturista se sentaran a la mesa de Victoriano Huerta a felicitarse por su "patriótica actuación" y brindar por el retorno de la paz que un régimen dictatorial les aseguraba como antaño.
No cabe duda de que la llegada del revolucionario coahuilense a la primera magistratura de la nación dejó fuera del presupuesto y de las prebendas del gobierno anterior a muchos de los intelectuales y hacedores de la prensa favorable al general Díaz y su obra. Los diferentes grupos que crecieron a la sombra del Porfiriato vieron desmoronarse un castillo pletórico de canonjías y privilegios cuando los "sombrerudos del norte", encabezados por un empresario joven e idealista, obtuvieron la renuncia del perenne ejecutivo de hacía 33 años, y organizaron un proceso electoral distinto al que estuvieron acostumbrados hasta 1910.
La prensa del porfirismo fue parte importante del acontecer político de la época, si bien hubo periódicos y periodistas oficiales que tras el "embute" y el financiamiento a sus diarios - El Imparcial [ 1 ] y El Diario - dieron a conocer la singular construcción de don Porfirio; también coexistió la prensa opositora que enfrentó a científicos y positivistas, y a Limantour y los reyistas,[ 2 ] amén de un grupo de periodistas opositores que, al enfrentarlo, experimentan la dura mano de Díaz, como Heriberto Frías y Carlos Roumagnac.[ 3 ] La llegada del nuevo siglo, y la posterior demanda de apertura democrática, forzó a la administración de Díaz a endurecer su postura obligando a callar a varios profesionales de la pluma, tras negarse a cantarlas a la gran obra del general.
Uno de los propósitos de este trabajo es exponer el papel que la oposición (reacción) al régimen maderista fue eslabonando mediante estratagemas específicas, como resultó en el caso del periódico El Mañana entre 1911 y 1913, a fin de lograr la vuelta al Antiguo Régimen y/o la conservación del establishment porfiriano. Otra finalidad es elaborar un bosquejo de Jesús M. Rábago, el director de la publicación, y tratar de identificar al grupo que lo apoyó y que tuvo como aliado. Dividimos en tres partes el análisis de El Mañana, dejando manifiesto el punto de vista del periódico sobre los diversos acontecimientos de importancia que fueron ocurriendo a lo largo de la administración maderista. Si bien el tiempo de vida del periódico fue muy corto, hay un sinnúmero de editoriales, artículos, consejos, puntos de vista, recriminaciones, corresponsalías, etcétera, que trataremos de acotar al ir avanzando en el análisis.
La prensa escrita, llamada también el cuarto poder, tuvo influencia importante en la capital del país y especialmente en la comunidad intelectual y académica de la época. La evidencia de un público lector en constante crecimiento a finales del siglo xx y principios de la nueva centuria puede constatarse por la abundancia de publicaciones de la época, que van desde diarios políticos y económicos hasta revistas y boletines científicos, pasando por publicaciones de caricaturas y publicidad mercantil.[ 4 ] Además los literatos y periodistas que escribían en sus páginas eran todos de prestigio; recuérdese a José María Vigil, Alfredo Bablot, Francisco Sosa, Justo Sierra, Guillermo Prieto, Ireneo Paz, Manuel Gutiérrez Nájera, Manuel Payno, A. García Cubas, Manuel Caballero y Salvador Díaz Mirón, entre otros.
Ya en 1907, con la Sociedad de Conferencias y Conciertos, transformada ulteriormente en el Ateneo de la Juventud, las plumas volaron incesantemente para dar a conocer los ideales del espíritu y, aunque éstas estuvieron dirigidas a un sector específico de la sociedad, la prensa escrita fue también educadora del pueblo y, en cierta medida, el termómetro de la opinión pública. Es en estos momentos que la prensa capitalina no sólo impresionó por su tiraje en un país eminentemente analfabeta, sino también por la elocuencia de sus caricaturas[ 5 ] que, gracias a la imagen, no impidió que el pueblo disfrutara del mensaje, es decir, fue un vehículo importante de comunicación con la sociedad en su conjunto. Ejemplo de lo que digo fueron los temas de J. Clemente Orozco que aparecieron en El Chirrión por el Palito y los de Rafael Lillo con Aventuras de Adonis, este último el más mordaz caricaturista de la prensa opositora a Madero en La Rosa y El Mundo Ilustrado (véase cuadro 1).
Título |
Director |
Existencia |
Periodicidad |
Posible filiación |
Temática |
Arcos Magazine | Enrique González Martínez | 1912 | semanal | moderado | variada |
Actualidades | Luis Lara Pardo | 1909 | diario | moderado | variada |
Alianza | Vicente M. Gutiérrez | 1912-1914 | semanal | moderado | variada |
Churubusco | Ricardo Arenales/Treviño | 1913-1914 | diario | antihuertista | política |
Ecos | Luis Palafox | 1914 | semanario | n. d. | caricatura |
El Ahuizote | Miguel Ordorica | 1911 (mayo) | semanal | antimaderista | caricatura |
El Alacrán (2a. época) | Federico García y Alva | 1911-1912 | semanal | antimaderista | variada |
El Amigo de la Juventud | E. González Tejeda | 1913-1922 | mensual | n. d. | sanidad |
El Constitucionalista | Venustiano Carranza | 1913 | diario (Chihuahua) | carrancista | política |
El Constitucionalista | Venustiano Carranza | 1914-1916 | diario (D. F.) | carrancista | política |
El Debate | Guillermo Pous/Del Toro | 1910-1919 | semanario | antigobiernista | política |
El Demócrata | Rafael Martínez | 1914-1926 | diario | carrancista | variada |
El Demócrata | Francisco I. Madero | — | — | — | política |
El Demócrata Mexicano | José Ferrer/Q. Moheno | 1911-1913 | diario | mad./antimader. | política |
El Día | Gonzalo de la Parra | 1914 (mayo) | diario/clausurado | antihuertista | política |
El Diario | Manuel M. Flores/J. M. Villa | 1914 | diario | huertista | política |
El Diario | Juan Sánchez Azcona | 1906-1913 | diario | Maderista | variada |
El Diario del Hogar | F. Mata/Paulino Martínez | 1881-1912 | diario | Moderado | variada |
El Economista | Alfredo N. Acosta | 1915-1918 | diario | n. d. | finanzas |
El Economista Mexicano | Manuel Zapata/Carlos Díaz | 1886-1915 | semanal | gobiernista | finanzas |
El Empleado Mutualista | Soc. Mutualista Obrera | 1914-1918 | mensual | obrero comercial | variada |
El Estudiante | Julio Jiménez Rueda | 1913-1915 | n. d. | católico | variada |
El Hijo del Ahuizote | - | — | — | — | — |
El Imparcial | Rafael Reyes Spíndola | 1896-1915 | diario | progobiernista | variada |
El Mañana | Jesús M. Rábago | — | bisemanal | antimaderista | política |
El Noticioso Mexicano | — | — | semanal | felicista/huertista | política |
El País | Trinidad Sánchez Santos | — | — | católico | — |
El Semanario Multicolor | Mario Vitoria | — | — | antimaderista | caricatura |
El Sol. Diario de la Mañana | Gonzalo de la Parra | 1914 (julio) | diario/clausurado | antihuertista | política |
El Sol. Diario de la Tarde | Gonzalo de la Parra | 1914 (agosto) | diario/clausurado | antihuertista | política |
El Sol. Diario Libre | Samuel Ruiz Cabañas | 1914-1915 | diario | antihuertista | política |
El Tiempo | Victoriano Agüeros | — | bisemanal | católico | variado |
Elektrón | Efrén Pérez González | 1911 | quincenal | obrerista | variada |
Idea Libre | — | — | — | antihuertista | política |
La Actualidad | Ernesto Chavero | 1911 | diario | antimaderista | política |
La Convención | Convención | 1914-1915 | diario | convención | política |
La Nación | Eduardo J. Correa | — | — | católico | variada |
La Prensa | Francisco Bulnes | — | — | — | — |
La Rosa | Rafael Lillo | 1912 | semanal | antimaderista | caricatura |
La Tribuna | N. García Naranjo | — - | — | antimaderista | política |
Las Actualidades | Vicente Garrido Alfaro | 1912 | semanal | antimaderista | variada |
Le Courrier du Mexique | J. L. Regagnon/C. Bourgoing | 1897-1922 | bisemanal | n. d. | variada |
Multicolor | 1911-1912 | semanal | antimaderista | caricatura | |
Regeneración | Jesús Flores Magón | 1901-1915 | semanal | antigobiernista | política |
Tilín-Tilín | Salvador Pruneda | 1912 | semanal | antimaderista | caricatura |
Fuente: Elaboración propia con información de la Hemeroteca Nacional; Diccionario biográfico de la Revolución Mexicana, México, Instituto Nacional de Estudios Históricos de la Revolución Mexicana, 1994; Romeo Rojas, "Periódicos electoreros del Porfiriato", en Revista Mexicana de Ciencias Políticas y Sociales, México, Universidad Nacional Autónoma de México, Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, XXVIII, 109, p. 31-46, y María del Carmen Ruiz Castañeda (coord.), El periodismo en México, México, Universidad Nacional Autónoma de México, 1980.
La filiación política la concluimos después de leer algunos antecedentes del director o durante la lectura del periódico.n.d.: No disponible.
Esta prensa intentó ser nacional,[ 6 ]atrayendo a la plaza de la ciudad de México a algunos de los principales periodistas y caricaturistas de provincia, como Francisco I. Madero, Toribio Esquivel Obregón, Nemesio García Naranjo, J. G. Posadas, Santiago R. de la Vega y Rafael Martínez (Rip-Rip), entre otros. Así que no puede soslayarse la importancia que los periódicos y las revistas, entre 1910-1917, tuvieron en la narración de los acontecimientos y en el juicio de valor de los lectores del momento. Además el crecimiento de la prensa escrita e ilustrada durante el maderismo fue signo indiscutible del apoyo financiero de la oposición al primer gobierno democrático del país y a la par orilló al régimen a crear sus propios medios de comunicación. El ejemplo más claro fue Nueva Era, de Juan Sánchez Azcona y Jesús Urueta, y el coqueteo con El Imparcial y The New York Herald, The New York Sun y El Norte de Texas, [ 7 ]en el vecino país del norte.
Tras los acuerdos de Ciudad Juárez, el proyecto político y social revolucionario planteó diversos derroteros en el país, la reacción frente a estos cambios no se hizo esperar y desde temprana época algunos sectores abogaron por la vuelta al porfirismo y la defensa del statu quo. Entre los actores sociales y económicos que podemos identificar con esta demanda estuvieron la prensa ex oficial, empresarios, abogados, banqueros, industriales, comerciantes, clérigos e intelectuales que vieron en el cambio "el derrumbe del país".
Uno de estos personajes fue Jesús M. Rábago, abogado, empresario, periodista y pro Ancien Régime que, a los pocos días de la renuncia y salida de Porfirio Díaz del país, lloró y exhortó a sus conciudadanos a reconocer la labor del dictador y pedir su regreso. Rábago nació en Zimapán, Hidalgo, en 1860; estudió leyes en Pachuca y en la ciudad de México, y practicó el periodismo. Desde muy joven lo podemos ubicar en Cronos, El Semanario Ilustrado, Novedades y El Universal. Fue autor de Historia del gran crimen y de Consejo de ministros, donde narró el atentado contra Porfirio Díaz a manos de Arnulfo Arroyo.
La admiración de Rábago por el general tuxtepecano se debió a "su recia personalidad y su porte majestuoso". Don Jesús disfrutó de los círculos intelectuales y financieros del cientificismo, aunque se distanció de Limantour en los últimos años de la administración porfiriana. Francisco Vázquez Gómez lo recordaría como agente de Ramón Prida.[ 8 ]
Jesús M. Rábago encabezó a los opositores al presidente Madero desde mayo de 1911;[ 9 ]con este motivo fundó un periódico ex profeso para dar a conocer las grandezas del Porfiriato y hacer notorios los problemas y los yerros del maderismo. No cejó un momento de arremeter contra la administración del coahuilense hasta entronizar al personaje que "traería la paz y nuevamente el progreso a la nación", Victoriano Huerta. Para esto se valió de El Mañana, un bisemanario que dejó claro que México "sólo podía ser gobernado por las clases ilustradas y decentes" -¿allí estaba considerado don Victoriano?- bajo la lógica del darwinismo social y el positivismo de la época.
En la fundación del Partido Popular Evolucionista (PPE), Jesús M. Rábago apoyó a Jorge Vera Estañol y en mayo de 1912 compitió por una diputación en la ciudad de México. El mismo partido postuló para senador propietario a Francisco León de la Barra ; en voz de Rábago, "la candidatura del partido podrá tener grandes probabilidades de triunfo, si los ciudadanos electores estiman a conciencia el valer de los candidatos". El desenlace de este intento político está reseñado más adelante, sólo baste señalar que ninguno de los dos personajes alcanzó una curul. No obstante, este ejercicio político llevó a Rábago a trabar amistad con Jorge Vera Estañol, José María Lozano y Nemesio García Naranjo, aunque resulta curioso que en las memorias de estos personajes no haya una sola línea que se refiera a él, salvo la mención de Vera Estañol, en una de sus obras, del nacimiento de un "bisemanal humorístico"[ 10 ] que, al parecer, hace referencia a El Mañana, amén de que el político tabasqueño en algunas ocasiones escribió para esa publicación.
El perfil político de Jesús M. Rábago no está completamente definido: fue antilimantourista pero no reyista; posiblemente corralista y, sin lugar a dudas, felicista y delabarrista, antimaderista, pseudodemócrata, y al final se convirtió en un huertista de hueso colorado. ¿Hay alguna coherencia en esta mixtura?
A la ascensión de Victoriano Huerta a la presidencia, Jesús M. Rábago fue nombrado su secretario particular y, en agosto de 1913, lo encontramos como subsecretario de Gobernación,[ 11 ] antes de la sustracción del ramo hacendario de la Secretaría de Gobernación, el 10 de octubre de ese año.[ 12 ]En ese mismo mes, por órdenes de Huerta, indujo a Eduardo Tamariz, miembro del Partido Católico Nacional (PCN ), a aceptar la presidencia de la otra XXVI Legislatura -la de 1912 había sido disuelta-, antes de que el presidente "viera como enemigos a los del PCN en aquellos tiempos de complots".[ 13 ]
Ese consejo lo dio Rábago después de que Fernández Somellera, miembro del Pcn, alegando enfermedad, se negaba a contestar el mensaje presidencial en la sesión de apertura del viciado Congreso de la Unión.
A la caída de Huerta, Rábago se exilió en los Estados Unidos, y durante el constitucionalismo y el maximato no hallé referencia a él ni en las memorias de los que posiblemente fueron miembros de su clan político, como el famoso cuadrilátero, ni entre los actores del PCP , como Federico Gamboa, con quien compartió su veneración por Francisco León de la Barra.[ 14 ] Empero, tras la institucionalización de la revolución, Jesús M. Rábago regresó al país para morir en la ciudad de México en 1939.
Jesús M. Rábago publicó El Mañana dos veces por semana, entre junio de 1911 y febrero de 1913. El objetivo principal de la publicación fue "señalar en la historia, la época sombría de la democracia plebeya [...], la pesadilla maderista que los malos, los perversos hijos de México, hicieron en ruina y agotamiento de la patria".[ 15 ] Ciertamente el asunto no fue nuevo, Francisco I. Madero había sido criticado desde su papel de opositor e ideólogo de un movimiento creciente y sin futuro,[ 16 ] como economista nimio en asuntos nacionales[ 17 ] y embaucador de liberales, "mocho anti-Reforma, fingido amigo del pueblo, miserable delator de los revolucionarios".[ 18 ]
Sin embargo, es durante el interinato de Francisco León de la Barra y a lo largo del periodo presidencial de Madero que, encubiertos en la libertad de prensa, los ataques velados, directos, descarados o insolentes de los diarios opositores se manifestaron plenamente en cierto sector de la prensa, del que destacaron El Imparcial, El Diario y El Mañana.
La primera querella de El Mañana hizo referencia a un comunicado de la Secretaría de Hacienda, cuyo titular, Ernesto Madero,[ 19 ]señalaba que no habría más subsidio a la prensa del país. La publicación de Rábago, después de tachar a los Madero de prusianos, apuntó: "los señores Madero [son] totalmente desconocidos en los gremios sociales, políticos y administrativos", aunque estuvo a favor de frenar el dispendio de recursos que el erario canalizaba a los medios escritos, tachando esa acción como "un delito [y] distracción de los fondos públicos en erogaciones que no están autorizadas por la ley ni pueden estarlo dentro de un régimen de moralización".[ 20 ]
Efectivamente El Mañana no recibió subsidio alguno, salvo el del papel periódico en época de encarecimiento por parte de la administración central. El financiamiento del diario se logró gracias al apoyo de empresarios, anunciantes y comerciantes que compartieron el punto de vista de Jesús M. Rábago, incluso con los recursos del mismo director que no perdió la oportunidad de darlo a conocer en algunas editoriales. Los anunciantes eran desde profesionistas independientes como los dentistas hasta la misma Lotería Nacional, desde las compañías cigarreras nacionales hasta las de sombreros de Tampico News Company.
Me parece que metodológicamente servirá más comentar El Mañana de modo cronológico y no tiraje por tiraje, esto es, citar los eventos de mayor peso en la opinión pública como fueron el levantamiento orozquista, el zapatismo, la preparación de las elecciones al Congreso de la Unión, la XXVI Legislatura, el alzamiento felicista, los nuevos impuestos, la asonada de la Ciudadela y el cuartelazo con el que concluyó la existencia del periódico.
En medio de estos acontecimientos por todos conocidos, hay algunos otros que reflejan puntualmente la ideología de El Mañana, su propósito y su cruenta oposición al régimen maderista, sin dejar de lado las demandas del sector que representó Rábago y los muchos arrebatos del abogado hidalguense por "orientar la opinión pública cuando ésta se comportó como inculta, denigrada y abyecta". Se observa cierta ideología xenofóbica, clasista, fascista, cuando habla del pueblo y el pobre, de su inopia frente a un proyecto con el que Rábago y su grupo no estuvieron de acuerdo.
El Mañana, según el diario católico El País, estaba dirigido a las clases ilustradas y acomodadas de la sociedad, "es periódico aristocrático, así por su estilo como por sus ideas; va con la última moda y viste frac y corbata blanca; piensa que lo popular, en el sentido de plebeyo, es lo malo, y si nos expusiera con sinceridad su programa político, diría que el gobierno debe residir en las clases superiores por la inteligencia y por la posición social [...] es un gentleman que estornuda y hace muecas", que alegaba que ninguna revolución es buena para México, que es ineficaz la democracia y que sólo conviene la dictadura al estilo porfirista.[ 21 ]
El primer número del bisemanario quiso dejar claro que, frente a la palabrería periodística de sus pares sobre la conquista de la paz, el interinato de Francisco León de la Barra no disponía de elementos suficientes para lograrla, pues "el señor Madero era quien daba las órdenes y su impericia en los negocios de Estado" no permitiría dominar las cuestiones de interés general, "en lo que se refiere a la situación económica del país", para volver siquiera al estado anterior. Con este pesimismo y aversión al coahuilense, El Mañana fijó su postura diciendo que era "una publicación antimaderista sin ambages ni rodeos; de juicios tenaces, cordiales, [...] y crueles en el mare magnum de la borrasca revolucionaria".[ 22 ]
El periódico destiló furia cuando el lema de la correspondencia oficial cambió la cintilla de salida "Libertad y Constitución" por la de la bandera maderista "Sufragio efectivo. No reelección". Para Rábago, la no reelección "es una teoría especulativa que no tiene jurisprudencia entre nosotros [...] no encontramos [razón para] que se imponga al pueblo la obligación de no prorrogar un mandato".[ 23 ]
La filosofía de Rábago sobre democracia la podemos atisbar en su concepción del Plan de San Luis, al que bautizó el Plan Ranchero:
¡pobre engendro de nuestra imposible democracia! Logró deslumbrar con sus vidrios de colores a la masa expoliada que creía haber sacudido, de una vez, la fatalidad de su incurable miseria [...], desfile de gangas que prendió ambiciones en el oscuro porvenir de los fracasados y de los famélicos que no habían tenido asiento en la mesa oficial del presupuesto. Oráculo ranchero de esos que predicen las lluvias por las orejas de los pollinos y que anuncian las granizadas por la efervescencia de los hormigueros, reivindicación de la plebe y purificación de la mugre [...] música de tamborazo y borrachera de pulque.[ 24 ]
No obstante, la postura de Jesús M. Rábago sobre democracia parecía moderarse cuando competía por una diputación al afirmar que no era posible construirla sin la prensa, así como defender la existencia de partidos políticos como "una necesidad imprescindible, [para] orientar nuestra evolución hacia la democracia y alejar al país del despotismo y de la demagogia de Madero". Empero, tras su derrota electoral, volvió a la añoranza por la dictadura, discurso que evidenció su pluma y sus actos durante estos meses.
El 9 de julio de 1911, El Mañana se hizo eco de la censura contra Gustavo Madero, a quien se le acusó de cobrar 700 000 pesos a la Secretaría de Hacienda por gastos de la revolución. Este hecho sembró la duda entre alguna parte de los lectores citadinos y mermó momentáneamente el prestigio del candidato a la presidencia, Francisco I. Madero, quien aclaró al día siguiente que el movimiento armado había sido financiado con sus propios recursos.[ 25 ] A partir de este momento, El Mañana emprendió una campaña para que Francisco León de la Barra se postulara como candidato en las elecciones de agosto de 1911, "única garantía de orden y moralidad en medio del desastre nacional", y, después de fustigar al PCN por postular a Madero como su candidato, dejó clara su simpatía por León de la Barra, "quien puede ser un perfecto presidente". Días más tarde, el ejecutivo interino anunció su intención de no competir en la elección presidencial.
En noviembre de 1911, cuando Francisco I. Madero ocupó la primera magistratura, comenzó la etapa creciente de El Mañana, sea porque se agruparon los partidarios de Díaz alrededor de la publicación, o bien por la necesidad natural de un contrapeso frente a la autoridad. El Mañana pasó de ser un escueto cuadernillo de seis hojas a un periódico en forma, y, aunque me parece exagerado,[ 26 ] en 1912 alcanzó un tiraje de 30 000 ejemplares y se vendió en cinco centavos.[ 27 ] Esto supondría ventas cinco veces mayores a las de El Imparcial, publicación privilegiada por el régimen de Díaz.
Uno de los periodistas de la época apuntó que El Mañana pretendió "la conquista del éxito intelectual, político e industrial", y en febrero de 1913, con el cierre de este periódico, "llegó a ser, por su elevado precio, artículo que sólo estuvo al alcance de un determinado grupo social y fue por eso que la gran masa de sus lectores estuvo compuesta de la clase culta, de los hombres que piensan."[ 28 ]
Según Rábago, el inicio de la presidencia de Madero era el momento para que cumpliera "las mil y una promesas que le sirvieron de programa"; así dejaría al descubierto su inconciencia por predicar "credos inaplicables y reivindicaciones imposibles". Este "hijo de Kardec fue el causante de destruir el orden, 35 años de paz, con ofertas sin escrúpulos [...] para despertar los apetitos dormidos y las fuerzas peligrosas que parecían muertas". El levantamiento maderista sólo sirvió para que el pueblo se sentara a la mesa "haciendo a un lado su pan moreno y sano de trabajador, para engolosinarse con las salsas picantes y los fuertes condimentos del festín democrático a que se le invitaba".[ 29 ]
Quien revise la totalidad del periódico se percatará de que la retórica de Jesús M. Rábago es admirable; el retruécano y la metáfora, fascinante; la prosa y el verso, subyugante. Uno se pregunta entonces ¿por qué tanta inteligencia y educada pluma sirvió para fines tan degradantes? Pero si la crítica al presidente fue dura, para José María Pino Suárez, el vicepresidente, fue aun mayor; la hoja cultural de El Mañana estuvo en más de una ocasión dirigida exclusivamente contra él -recuérdese que aquél fue periodista y poeta-, o bien de alguno de los ministros del primer gabinete maderista.
Obsérvese, por ejemplo, el siguiente ripio en contra del gabinete presidencial, incluido Pino Suárez, a quien a lo largo de la historia de la publicación no lo bajó de oportunista, mediocre y mal vestido.
Ripios maderistas | |
---|---|
Que el ciudadano Madero Que a Pino Suárez su gente Pero que haya algún testigo Que alguien no conozca a Pino Que al señor Calero y Sierra |
y que él le acometa a todo, Pero que aquel hombre de hierro Que se acabe el zapatismo, Pero que en esta letrilla |
Entre los acontecimientos de mayor cobertura por parte de El Mañana estuvo el conflicto en Morelos "que se extendió por la ineptitud de Madero, quien no supo liquidar el movimiento" durante el interinato. Rábago aseguró que el Plan de Ayala fue un remedo del Plan Ranchero (de San Luis) y que las hordas del sur traerían la muerte a la capital del país tan pronto terminaran con el estado de Morelos.
Frente a la propuesta del ejecutivo para suspender las garantías individuales en la región, la postura de Rábago se vuelve incomprensible. Por un lado criticó a los zapatistas por buscar un comunismo agrario y obligar a los campesinos a sumarse a la revuelta, y por otro solicitó el perdón para aquellos que "arrepentidos" hubieren dejado el movimiento: "para Zapata y los jefes, la horca; para el tropel anónimo, la amnistía". Además fustigó la propuesta del gobierno por "corta e injusta", pues colocaría al peón entre dos planchas de metal candente "Zapata y sus secuaces preparando la 30-30 y diciendo me sigues o te mato; y en la otra el gobierno advirtiendo: te encuentro con Zapata o los suyos y te mato".[ 31 ] En este punto no alcanzamos a entender qué reprocha y qué sugiere.
Tal como he venido reseñando, Jesús M. Rábago disfrutó de la amistad de los científicos y los banqueros. Por esto, no es extraño que dedicara un larguísimo texto en tres números del periódico para dar cuenta del "cierre" del Jockey Club. En realidad, la acción fue el cumplimiento de una orden judicial para asegurar enseres y mobiliario del club tras un adeudo al fisco y a particulares, pero Rábago se quejó del "atropello de relámpago y de la demagogia [...] actúan como unos malhechores".
Rábago escribió muy enojado: "Se necesita venir de Villa de Ayala o de Puente de Ixtla (Eduardo Hay/Alessio Robles), para no saber que el Jockey Club está integrado por las más altas representaciones de la capital, de la banca, de la diplomacia y de la política [...] un círculo respetable por la honorabilidad de sus miembros y de la distinción por la escogida clase de sus socios".[ 32 ]
En otro asunto, como fue la escisión del maderismo -la retirada de varios hombres de las filas de Pascual Orozco-, El Mañana se ensañó contra el régimen que "ha sido una especie de cancioneta como La Paloma o Mamá Carlota, una bufonada plebeya". Con la toma de Ciudad Juárez por parte de los rebeldes, Rábago presagió la próxima caída del gobierno maderista manifestando que, para hacer frente al conflicto, era irresponsable otorgar rangos en favor de Alberto Braniff (teniente coronel) y Francisco Villa (general brigadier) para combatir a sus ex compañeros, el primer nombramiento "es frívolo e improcedente, el otro es ofensivo y vejatorio".[ 33 ]
A partir del segundo trimestre de 1912, Rábago pidió continuamente la renuncia de Madero, demanda que no cesó hasta que se hizo realidad. En abril de ese año hubo una amonestación de la Secretaría de Gobernación a El Mañana y volcó el apoyo de El País, El Alacrán y alguna otra gacetilla hacia la publicación de Rábago, aludiendo la libertad de imprenta y de prensa; el hidalguense, que con su esfuerzo desde la trinchera del linotipo empezaba a dar frutos importantes, echó más fuego al asador.
Una segunda etapa de El Mañana puede observarse entre abril y mayo de 1912 al enriquecer sus planas con colaboraciones espontáneas de Cayetano Escudero, Plutarco de la Garza Jr., Jorge Vera Estañol y Rafael Pardo, así como la inserción de abundantes acontecimientos negativos en los estados de la república, por supuesto atribuibles al presidente Madero.
Es en estos meses cuando hubo un gran revuelo para conformar la XXVI Legislatura y Rábago defendió el programa del PPE , pues
propaga y sostiene las libertades públicas sin distingos odiosos, y sin verdades escolásticas que son el motivo latente de nuestras eternas divisiones [...] con excepción de nuestro nombre autorizado, sin falsa modestia, el personal escogido para candidatos del Partido Liberal [ sic ] Evolucionista[ 34 ] -entre los que estaban él- es sin duda uno de los más caracterizados que puede presentarse en el combate próximo de nuestra naciente y ya moribunda democracia.[ 35 ]
El desenlace fue fatal para el PPE ; en la capital del país ganó el Partido Constitucional Progresista (PPC ) que apoyaba a Madero y a cuyos miembros se les reconoció con el epíteto de La Porra. En el fortalecimiento del PCN , Rábago vio aparecer "la medianía que la revolución inició, resquebrajando las capas sociales para poner a descubierto una legión de insignificantes, rústicas e ignorantes [clases sociales] [...] que como acridios cubrirán el país".[ 36 ] Nótese que en estos momentos el hidalguense atacó a oficialistas y católicos por igual, por lo que sigue siendo dudosa la aseveración de que el grupo alrededor del PCP era parte de la reacción.
El director de El Mañana consideró que las elecciones no eran válidas, pues sólo 20% de los votantes se había presentado a ejercer su derecho y que estos pocos no pudieron luchar contra la oficialidad manejada por el PCP ; [ 37] "si han triunfado es porque nunca nadie quiso votar [...]; queda patente la gran mentira maderista [y ante] el fraude electoral, la cólera de la nación amenaza con un puño cerrado".[ 38 ]
El saldo negativo de la experiencia política cambió la postura de El Mañana, Rábago dejó de creer en la vía política como contrapeso al maderismo y su periódico comenzó a coquetear con el ejército federal. En buena parte de las editoriales, la publicación no sólo destacó el patriotismo de sus miembros, "la gran cuna de Porfirio Díaz", sino que ensalzó "al glorioso y misericordioso señor Huerta que salvó al caudillo Zapata [ sic ] y a Villa lo extrajo del primer patíbulo".
A partir del mes de agosto de 1912, El Mañana exhortó al ejército a defender el país en contra de Madero "porque no cuenta con el apoyo de las clases serias, porque supo crear el bandidaje y porque acumula gérmenes de ineptitud con su socialismo mal entendido". En esta parte ruega a los jefes, oficiales y soldados de la división de Victoriano Huerta que mediten y comenten la posibilidad de un alzamiento.[ 39 ]
Tales declaraciones llevaron a consignar dos ejemplares de El Mañana en el segundo Juzgado del Distrito Federal a cargo de Manuel Castelazo Fuentes; por supuesto que, sin fondo jurídico, la discusión en el Juzgado versó más sobre la violación de los derechos de Rábago que sobre la amonestación verbal de la autoridad por incitar a la rebelión. El director de El Mañana no dijo más que: "frente al fango que sube, él era intérprete fiel de las personas de orden [que] suspiran por el triunfo de la ley, la verdad y la justicia".[ 40 ] La prensa capitalina, previendo un antecedente para limitar sus opiniones y caricaturas soeces, dedicó al día siguiente una andanada de demandas por la libertad de prensa; hasta Nueva Era, que apoyaba a Madero, dejó claro que secundaría a El Mañana, "aun cuando lo que escribió no fue del todo acertado".
Jesús M. Rábago, agradeciendo el apoyo de sus pares, percibió que sus bonos subían y arremetió contra la administración escribiendo:
el Estado no debe estar jamás en manos de aprendices y desheredados ambiciosos, las clases directoras lo son por la fuerza positiva del talento, la propiedad, la civilización la cultura y la moral. La supremacía de las clases bajas e ignaras produce el desastre, el crimen político y la anarquía de los pueblos; las clases superiores, sin llegar a la perfección anhelada, son las únicas capacitadas para la dirección del Estado.[ 41 ]
No puede encontrarse en esos días mejor lección de positivismo y evolucionismo, incluso de fascismo o nacionalsocialismo, si se me permite el ahistoricismo, o bien fue la manifestación de alguna ideología oscura emparentada con estos movimientos ulteriores.
El grado de ironía de El Mañana se agudizó durante el último trimestre de 1912. Al finalizar la entrega de credenciales a los miembros electos del Congreso de la Unión, por las discusiones en la Cámara por la calificación de las actas de escrutinio y por diferencias en algunos temas, el PCP y el Partido Liberal (PL) rompieron sus ligas. La siguiente estrofa apareció completa meses después; empero, Rábago no dudó en circularla entre sus allegados más próximos, recuérdese que el grupo que apoyó a Madero desde el Congreso de la Unión fue llamado Bloque Renovador, mismo que encabezó Gustavo A. Madero, quien contaba con un ojo de vidrio y fue ridiculizado con el mote de Ojo Parado :
Letanía antirrenovadora |
Caballo de Santiago, atropéllalos |
El rompimiento político entre los dos grupos más numerosos del Congreso, que El Mañana interpretó como el fin de La Porra, y el alzamiento de Félix Díaz en Veracruz aparecieron en sus páginas como los reportes más inverosímiles y tendenciosos del periódico. Por ejemplo, en la noticia de la ocupación de ese lugar se reseñó que "la ciudad y el puerto de Veracruz se unieron al movimiento [felicista, una] señal para que las rabias mal contenidas encuentren cauce. [Existe] un inocultable sentimiento de aprobación y de júbilo en el espíritu popular".[ 42 ]
Con la derrota de los felicistas, Rábago no ocultó su desencanto por este segundo revés. A finales de 1912, el descontento por la lentitud y poca respuesta del régimen frente a los problemas que había que resolver fue abanderado por El Mañana. En esta ocasión lo secundaron algunos otros periódicos oposicionistas como El Debate, la Gaceta de Guadalajara y El Correo de Jalisco : "la vida nacional puede expresarse con dos palabras: desconcierto y temor [...]; sin orden no hay paz, sin paz no hay gobierno y sin éste la patria será definitivamente de nuestros eternos y codiciosos enemigos [...] ésta es la triste situación del país: anarquía en la revolución, anarquía en el gobierno".[ 43]
De lo expuesto hasta aquí cabe preguntarse ¿el papel de la prensa opositora fue ganar espacios y credibilidad al final del maderismo?, ¿cuál fue la verdadera actuación de ésta para derruir al gobierno revolucionario?, ¿Huerta apreció en toda su plenitud las condiciones de la reacción mexicana? Al parecer la prensa opositora tuvo un papel importante en la caída del régimen maderista y puso la mesa para que la ambición de un sector que se sintió desplazado política y económicamente volviera por sus fueros. Cuando Victoriano Huerta finalmente asumió el poder, la reacción y la clase política que representó El Mañana quisieron cobrar la factura, pero las condiciones cambiaron muy rápido y no pudieron disfrutar de su triunfo por mucho tiempo.
El Mañana del día 15 de noviembre apareció con el encabezado "Sálvese el que pueda", en alusión al hundimiento del trasatlántico Titanic, ocurrido pocas semanas atrás. El texto explicaba que el régimen maderista veía "cómo la marea crece y arrecia el temporal, [pero] el capitán del barco, novicio en la dura brega, vuelve la vista en torno suyo y sólo encuentra personal bisoño que se cruza de brazos". Rábago propuso entonces al capitán Madero que, en lugar de que la embarcación sucumbiera junto con él, renunciara para que un nuevo timonel y su tripulación llevaran a puerto seguro el barco de la nación.
Los últimos días de este mes una huelga en la fábrica La Carolina dejó al descubierto otra posición política de Rábago y su grupo:
lo ocurrido allí fue sencillamente bárbaro ¿puede darse algo más racional que ese odio a lo que la inteligencia superior del hombre y el trabajo acumulado, el capital, han puesto al servicio de los obreros? ¡Qué despertar más triste! Estos obreros suicidas que aniquilan sus fuentes de trabajo y atentan criminalmente contra el capital honrado que concurre al desenvolvimiento de la vida económica [...] [esta acción sólo] resalta el bajo aspecto moral de los obreros.[ 44 ]
Y frente a la intervención del Departamento del Trabajo, para conciliar a las partes, el periódico criticó a los maderistas por decirse liberales y defender la intervención del Estado en cuestiones de trabajo.[ 45 ] ¿Rábago esperaba una nueva Cananea?
El último mes de 1912, el presidente Madero se dio cuenta de que los problemas estaban rebasando su administración. En una reunión con los alumnos del Colegio Militar, que lo defendería dos meses después, pidió a la sociedad que se reagrupara en contra de la reacción. Este discurso pegó fuerte en los círculos políticos y entre los que se pusieron el saco estuvo Jesús M. Rábago revirando la acusación: "¿Quién es el primer reaccionario? Madero, por supuesto, por levantarse contra el general Díaz [...]; él condensa la reacción contra sí mismo".[ 46 ]
A partir de este momento y en los restantes ejemplares de El Mañana apareció, explícita o veladamente, la idea de que Madero y Pino Suárez debían renunciar, "sería un inmenso alivio a las múltiples desgracias que nos afligen". Aquí ubico una tercera y última fase del periódico que cumpliría su cometido: hacer que el presidente y el vicepresidente dejaran el poder.
En el número posterior a las fiestas de Navidad, Jesús M. Rábago publicó que "una persona que nos merece todo crédito" supo de una reunión en la representación diplomática de los Estados Unidos en la que se trató la posible renuncia del presidente Madero y su vicepresidente Pino Suárez, y que se había nombrado a Rafael Hernández[ 47 ] secretario de Relaciones Exteriores, a fin de que como presidente interino pacificara al país y en un máximo de once meses convocara a nuevas elecciones presidenciales, "un inmenso alivio a las múltiples desgracias que nos afligen".[ 48 ] ¿Qué tan cierta fue la nota de Rábago? ¿Hubo efectivamente una reunión previa al cambio de embajador? ¿El grupo opositor maderista contó con información privilegiada para anunciar la caída de Madero o fue barata nigromancia? ¿Victoriano Huerta conoció esta revelación?
Días después de esta noticia llegó Lane Wilson a la ciudad de México como representante del gobierno norteamericano. En un vehemente editorial, El Mañana acusó a Madero de recibir financiamiento de los Estados Unidos para la revolución de noviembre de 1910. Rábago en una declaratoria contradictoria preguntaba a qué venía Wilson,
a traer la paz o más guerra, porque aunque la gran mayoría del pueblo mexicano está en contra del señor Madero [...] es evidente que si ese gobierno pide cambios en el ejecutivo de la nación [...] se excede de sus facultades. Sería ofensivo, [aunque] no quiere decir que el pueblo mexicano no necesite reflexionar sobre los motivos que hayan podido impulsar a un gobierno serio, a una nación culta y fuerte a dar un paso tan grave, paso que no puede darse a la ligera.
No cabe duda de que Rábago fue un gran visionario del escenario de febrero de 1913 y dejó muy clara su postura si un evento de esa clase ocurriera. Contradictoriamente a su declaración anterior, el periodista aludió a una crisis de nacionalidad "la intervención armada [norteamericana] en estos momentos sería una obra de locura [...], el enorme pulpo del imperialismo yanqui ha penetrado dentro de nosotros [...], cuando el maderismo termine su obra de destrucción, sin trabajo y molestias nos ahogaran [los Estados Unidos] en nombre de la civilización".[ 49 ] El Mañana no sólo estaba pidiendo la renuncia del presidente y del vicepresidente, sino incitando al derrocamiento del régimen democrático antes de que los norteamericanos invadieran el país. La carta a Papá Noel que publicó en esos días no deja resquicio alguno para dudar de que Rábago representó a un sector político ultraconservador y resentido con el empresario coahuilense y el primer ejercicio democrático de México.
Petición a San Nicolás |
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Glorioso San Nicolás |
a don Serapio y Carrión |
Después de tan zafios discursos, el nuevo año comenzó con una nueva andanada de acusaciones y solicitudes para que Francisco I. Madero dejara la presidencia, pero ahora Rábago intensificó los vituperios culpando al presidente de la sangre derramada "por compatriotas mexicanos en una autofagia curiosa" y calificando a la administración como la "Madero Hermanos Standard Oil Company", esto como reacción a la iniciativa de Gustavo A. Madero para autorizar un impuesto que tasara la exportación de petróleo a las compañías extranjeras.
Al día siguiente la Secretaría de Gobernación, por conducto de Federico González Garza, le hizo llegar a Rábago una amonestación del titular de la cartera para bajar de tono sus editoriales. ¿No era demasiado tarde? El periodista, aludiendo a la libertad de prensa promulgada en el Código Penal de 1871, se describió como mártir de la libertad de pensamiento. El citado código no sólo hacía referencia a castigar los delitos de imprenta, sino también a multar a quienes, a través de la prensa, causaren alarma a la población, conforme la reforma de 1883. Aunque Rábago parecía saberlo, se escudó en la libertad y las garantías constitucionales y finalmente la Secretaría de Gobernación no hizo nada para castigarlo, posiblemente por consejo del mismo ejecutivo federal, ya que en el siguiente tiraje agradecía al "presidente que ordeñaba vacas y magnetizaba mesitas [...] el devoto ciego de la legalidad [...], [empero] urge su renuncia".[ 50 ]
El último número de enero hizo una evaluación de las tareas militares del general Huerta, y, aunque lo criticó por su falta de "sentimiento de amor para la patria exánime", dejó entrever sus simpatías por "un héroe de la talla de Victoriano Huerta" que encauzara sus fuerzas hacia la restauración de la paz. Los deseos de Rábago no tardaron mucho en cumplirse.
Durante la Decena Trágica no apareció ninguna noticia relevante de los alzados o de la resistencia oficial, salvo innumerables elogios a Félix Díaz, "sobrino del caudillo que nos abandonara en la orfandad", y al patriotismo de Blanquet. El resto de la historia es ya sabido. Los asesinatos del presidente y el vicepresidente así como la ascensión de Victoriano Huerta al poder proveyeron material para que El Mañana se gloriara de cumplir su misión, "hemos cumplido con nuestro íntimo deber", y declarar que "el nuevo gobierno es una garantía para la patria".
El Mañana del 21 de febrero, día en que se dio a conocer "el intento de fuga del ejecutivo y el vicepresidente", abría con esta leyenda: "La tragedia ha terminado. La historia se repite y la patria se salva." El editorial de su director argumentó que
el fenómeno actual no lo consideramos en la enumeración de los llamados cuartelazos, que matizan la historia de los países latinos; es en nuestro concepto un movimiento matemático de reacción [...], es un caso extraordinario, [un] salvador movimiento revolucionario que viene a devolver a la patria su perdido prestigio y su agotada tranquilidad [...] [para que] reaccione a la vida y recobre sus robadas energías.[ 51 ]
Rábago no paró en elogios al general Huerta, "que encabezó el movimiento regenerador", y a quienes consumaron "con su patriótica nobleza la liberación del país, los generales Díaz, Mondragón, Blanquet y Reyes", y como epitafio al regiomontano que murió en la refriega de febrero escribió: "[Bernardo] Reyes fue uno de esos hombres que con la fuerza de su propio valer [alcanzó] los más altos puestos públicos [...], la vida fue para él una madrastra, era un patriota sin mácula, incomprendido, organizador incansable, cerebro de actividad inusitada".[ 52 ]
La sonrisa volvió al rostro de Jesús M. Rábago, pero no fue tan grande como el premio que recibió del dictador, al ofrecerle el puesto de secretario particular. ¿Habría algo mejor que el periodista hidalguense hubiera añorado? Tuvo razón al repetir "hemos triunfado", pues no sólo regresó un militar al poder, sino además devolvía a las "clases instruidas" el lugar "que les correspondía" en el país.
El último número del bisemanario apareció el 28 de febrero, agradeciendo a sus lectores la deferencia de haberle leído en los quince meses del "delirio maderista"; en él apareció una carta que supuestamente envió el general Díaz a El Mañana para congratularse por el nuevo régimen:
En cuanto a las plagas que afligen al pobre México, nada le es tan grave como lo pronosticado para final próximo y toda obra de nuestros compatriotas [ sic ]. Ahora siento no haber reprimido la revolución; tenía yo armas y dinero, pero esas armas y ese dinero eran del pueblo, y yo no quise pasar a la historia empleando el dinero y las armas del pueblo para contrariar su voluntad [...], digo que siento no haberlo hecho porque a la felicidad nacional debí sacrificar mi aspecto histórico.
Por último, la publicación agregó una carta de José Elguero en la que resumía la gran labor que El Mañana hizo en favor del país y calificaba a Jesús M. Rábago
como el inventor de un nuevo género de periodismo, creando un estilo especial de ironía y burla [...], en El Mañana está el ex presidente Madero, con su inconciencia cerebral, su testarudez, su estilo pedestre y desaliñado, sus tendencias espiritistas y su mon manía por la democracia de la plebe [...] también está Federico [González Garza], El Chic, el Bruto Bonilla y el prusiano de Ernesto Madero, y en fin toda la horda maderista.
El Mañana murió gloriosamente; si su muerte fue lo más glorioso de su vida, el recuerdo persistirá y estamos ciertos de que, al cabo de los años, cuando recordemos el desastre maderista, tendremos para El Mañana una reminiscencia agradable y risueña.
En esta reminiscencia de El Mañana no existe una metodología especial para trabajar el periódico, pero sí una columna vertebral que muestra el punto de vista de un personaje y un grupo opositor a Francisco I. Madero, y la utilización del llamado cuarto poder, para transmitir su filosofía. Sólo para resumir apuntemos que:
El Mañana fue un elemento vital en el enlace y sujeción de los miembros del establishment porfirista.
Este periódico nos muestra cómo un medio de comunicación puede influir en la opinión de sus pares y del público al que llegó en su momento.
El Mañana fue una publicación -independientemente de sus recursos financieros-, elaborada con esmero para alcanzar su fin, metódicamente insistente para crear juicios de valor y escrita con elegancia para alcanzar su nicho de mercado entre los lectores de la época.
El éxito y las penurias de la reacción contra el maderismo están claramente entretejidos en las páginas de este bisemanario, así como su visceral expresión por los éxitos del régimen, el panegírico de los problemas no resueltos de la administración, la exaltación del orozquismo y el zapatismo como muestra de ineptitud de Madero.
La repulsa que ese grupo sintió por la gente venida de regiones distintas a la ciudad de México, como Pino Suárez, los familiares de Madero, Abraham González, Emiliano Zapata, etcétera.
Se descubre cierta ideología xenofóbica, clasista, fascista, cuando El Mañana hace referencia al pueblo, al indígena o al vulgo analfabeta. De ahí su argumento en favor de que las clases ilustradas fueran las que dirigieran los destinos de la nación, sin más circunspección.
Jesús M. Rábago fue un periodista que puso la pluma y la inteligencia en una causa que pareció perdida en varios momentos, pero con perseverancia, recursos económicos, excelente prosa y oportunismo político llegó a representar la figura más lúcida del antimaderismo y de lo conveniente de una dictadura para un pueblo inculto e inmaduro.
La postura de Jesús M. Rábago ante la democracia cambia drásticamente cuando compite por una diputación y la pierde y, a pesar de criticar este modus político, él mismo disfrutó de la libertad de prensa, al escribir de manera tan visceral en contra de Francisco I. Madero y su administración y no ocurrirle absolutamente nada.
El saldo negativo de su experiencia política cambió la postura de Rábago, ya que éste dejó de creer en la vía política como contrapeso al maderismo y su periódico comenzó a coquetear con el ejército federal. Al general Victoriano Huerta lo llamó héroe y el Prometeo, es decir, quien robó el fuego al cielo para dárselo a los hombres para librar al país de la locura de Madero.
El Mañana demostró que, cuando se tienen los recursos, monetarios y oratorios, los amarres políticos con la aristocracia y la milicia, se logra conjuntar una fuerte oposición política que, tarde o temprano, puede alcanzar sus objetivos: derrocar a un régimen legalmente constituido y establecerse sin escrúpulos en el poder.
Fuentes
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El Imparcial
El Mañana
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[ 1 ] El Imparcial de Rafael Reyes Spíndola apareció en septiembre de 1896. Debido a la buena relación de su director con Limantour, el gobierno subvencionó al periódico con 50 000 pesos cada año y permitió vender el diario en un centavo cada ejemplar. La compañía editora publicó cuatro diarios más y pagó puntualmente a las agencias de noticias como Regagnon, Telegráfica Mexicana y Cablegráfica. Véase Francisco Tapia, Gritos y silencios de las imprentas, México, Universidad Autónoma Metropolitana Xochimilco, 1990, p. 95.
[ 2 ] José Bravo, Periodistas y periódicos mexicanos, México, Jus, 1966, p. 82.
[ 3 ] Javier Macgrégor, "Dos casos de persecución periodística durante el Porfiriato", Estudios de Historia Moderna y Contemporánea de México, México, Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Históricas, v. XV, 1982, p. 68-69, 76-80.
[ 4 ] Gaceta del Gobierno de México (1810-1821), Semanario Económico de México (1808-1810), Diario de México (1805-1817), Semanario de la Industria Mexicana (1841-1842), El Siglo Diez y Nueve (1841-1896), El Monitor Republicano (1844-1896), La Religión y la Sociedad (1865-1875), El Cultivador (1872-1877), El Explorador Minero (1876-1877), El Rasca-Tripas (1881-1883) y México Intelectual (1889-1890), entre otros.
[ 5 ] Manuel González, Fuentes para la historia de la Revolución Mexicana. La caricatura política, México, Fondo de Cultura Económica, 1955, todo el tomo II, o bien p. XXIII-XLII.
[ 6 ] Álvaro Matute, "Prensa, sociedad y política", en Aurora Cano Andaluz (coord.), Las publicaciones periódicas y la historia de México, México, Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Bibliográficas, 1995, p. 64.
[ 7 ] Javier Garciadiego, "La prensa durante la Revolución Mexicana ", en Las publicaciones periódicas y la historia de México, México, Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Bibliográficas, 1995, p. 71-88.
[ 8 ] Ricardo Pérez, "La imagen del régimen maderista en el periódico El Mañana ", Sólo Historia, n. 6, 1999, p. 36-37.
[ 9 ] Dos días después de la renuncia de Díaz apareció también El Ahuizote, financiado por partidarios del general. Nada tiene que ver con el original de V. Riva Palacio o El Hijo del Ahuizote y El Ahuizote Jacobino de Cabrera y Carrión. Este mismo día inició Multicolor, véase el cuadro 1.
[ 10] Jorge Vera, La Revolución Mexicana. Orígenes y resultados, México, Porrúa, 1957, p. 217.
[ 11 ] Archivo General de la Nación, Fondo Gobernación, Periodo revolucionario, caja 15, exp. 6, f. 55.
[ 12 ] Archivo General de la Nación, Fondo Gobernación, Periodo revolucionario, caja 15, exp. 31, 16 f.
[ 13 ] Eduardo J. Correa, El Partido Católico Nacional y sus directores, México, Fondo de Cultura Económica, 1991, p. 173.
[ 14 ] "La figura de Pancho de la Barra, humanitaria, arriesgada [con] patriótica intervención conciliadora", véase Federico Gamboa, Mi diario (1912-1919), México, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, 1995, p. 67. La misma opinión sostuvo Jesús M. Rábago durante la contienda presidencial de 1911 en la que compitió De la Barra.
[ 15 ] El Mañana, presentación de la edición empastada. Esta edición separó en dos tomos la publicación completa; en el primero se transcribieron los editoriales, los artículos y las notas de corresponsales, y en el segundo, los edictos, la propaganda, la publicidad y la página cultural, esencialmente poesía, acrósticos y prosa, casi siempre de Rábago; al perderse la continuación que siguió la edición como matutino, sólo citamos la fecha del artículo y no la página.
[ 16 ] Ariel Rodríguez, "El discurso del miedo: El Imparcial y Francisco I. Madero", en Historia Mexicana, XL (4), p. 706-707.
[ 17 ] Jesús Méndez, La política económica durante el gobierno de Francisco I. Madero, México, Instituto Nacional de Estudios Históricos de la Revolución Mexicana, 1996, p. 56-57.
[ 18 ] Regeneración, 25 de febrero de 1911.
[ 19 ] Ernesto Madero Farías, hijo de Evaristo Madero Elizondo, el patriarca del clan Madero, estudió Ingeniería y Ciencias Económicas en París. Fue presidente de la Junta de Ribereños Inferiores del Nazas, grupo de empresarios algodoneros que, hacia 1894, se inconformó con las disposiciones federales sobre la propiedad y la utilización del agua en la región. Fundó la firma Ernesto Madero y Hermanos. Cfr. Jesús Méndez, "La administración hacendaria del ingeniero Ernesto Madero Farías (1911-1913)", en Los secretarios de Hacienda y sus proyectos, 1821-1933, 2 t., coordinación de Leonor Ludlow, México, Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Históricas, 2002, t. II, p. 249-269.
[ 20 ] El Mañana, 15 de junio de 1911.
[ 21 ] El País, 30 de agosto de 1912.
[ 22 ] El Mañana, 28 de febrero de 1913.
[ 23 ] El Mañana, 18 de junio de 1911.
[ 24 ] El Mañana, 22 de octubre de 1912.
[ 25 ] El Heraldo Mexicano, 23 de julio de 1911.
[ 26 ] Aunque El Imparcial tiraba entre 104 000 y 125 000 ejemplares diarios (cfr. Florence Toussaint, Escenario de la prensa en México, México, Universidad de Colima-Fundación Manuel Buendía, 1989, p. 32), la cifra no es muy creíble. Ariel Rodríguez, "El discurso del miedo: El Imparcial y Francisco I. Madero", Historia Mexicana, XL (4), 1991, p. 701.
[ 27 ] José Elguero, "El suicidio de El Mañana", El País, 29 de febrero de 1913.
[ 28 ] El Mañana, 28 de febrero de 1913.
[ 29 ] El Mañana, 14 de noviembre de 1911.
[ 30 ] El Mañana, 9 de enero de 1912.
[ 31 ] El Mañana, 19 de diciembre de 1911, 19 y 23 de enero de 1912.
[ 32 ] El Mañana, 26 de enero de 1912.
[ 33 ] El Mañana, 30 de enero, 1o. de marzo y 17 de mayo de 1912.
[ 34 ] El nombre del Partido Popular Evolucionista es modificado intencionalmente por "Liberal". ¿A Rábago le pareció que popular hacía referencia al vulgo o que tildarlo de liberalismo atraería el voto de sus lectores?
[ 35 ] El Mañana, 14 de mayo y 21 de junio de 1912.
[ 36 ] El Mañana, 7 de junio de 1912.
[ 37 ] Jesús M. Rábago, desde su orgullo lastimado, traduce PCP como Porra Contra Porra, Pega Como Puedas, Préstame Cinco Pesos, etcétera.
[ 38 ] El Mañana, 2 y 9 de julio de 1912. Sobre esta legislatura, véase Josefina MacGregor, La XXVI Legislatura, un episodio en la historia legislativa de México, México, Cámara de Diputados, 1983, o bien un cuadro de los protagonistas de esa cámara en Jesús Méndez, El costo de la democracia durante el maderismo, 1997, mimeo.
[ 39 ] El Mañana, 30 de julio y 13 de agosto de 1912.
[ 40 ] El Mañana, 27 de agosto de 1912.
[ 41 ] El Mañana, 3 de septiembre de 1912.
[ 42 ] El Mañana, 18 de octubre de 1912.
[ 43 ] Jaime Olveda et al., La prensa jalisciense y la Revolución, México, Instituto Nacional de Antropología e Historia-Unión Editorial, 1985, p. 80-99.
[ 44 ] El Mañana, 26 de noviembre de 1912.
[ 45 ] El Mañana, 24 de diciembre de 1912; sobre la política laboral de Madero, véase Jesús Méndez, La política económica durante el gobierno de Francisco I. Madero, México, Instituto Nacional de Estudios Históricos de la Revolución Mexicana, 1996, p. 125-141.
[ 46 ] El Mañana, 17 de diciembre de 1912.
[ 47 ] Tío materno de Francisco I. Madero, político de antiguo cuño y miembro del gabinete maderista como secretario de Fomento, Colonización e Industria. No hubo ningún reclamo por parte de él o petición solicitando el desmentido.
[ 48 ] El Mañana, 27 y 31 de diciembre de 1912.
[ 49 ] El Mañana, 3 de enero de 1913.
[ 50 ] El Mañana, 13, 14 y 24 de enero de 1913.
[ 51 ] El Mañana, 21 de febrero de 1913.
[ 52 ] El Mañana, 21 de febrero de 1913.
Estudios de Historia Moderna y Contemporánea de México, Martha Beatriz Loyo (editora), México, Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Históricas, v. 21, 2001, p. 31-57.
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