Estudios de Historia Moderna y Contemporánea de México

UNA DERROTA DIPLOMÁTICA CRUCIAL.
LA LUCHA VILLISTA POR EL RECONOCIMIENTO NORTEAMERICANO,1914-1915

Victoria Lerner Sigal


Introducción

El reconocimiento de los Estados Unidos de los diferentes regímenes que emergieron de la Revolución Mexicana ha llamado la atención de diversos investigadores mexicanos y norteamericanos. Éste es un asunto crucial que determinó en cierta medida la legitimidad y el poder de los gobiernos mexicanos entre 1911 y 1923.

Particularmente nos interesa analizar el reconocimiento de Carranza, el 19 de octubre de 1915, por el gobierno de Woodrow Wilson. Los libros y artículos al respecto se han centrado en averiguar las razones por las cuales el gobierno de los Estados Unidos tomó esta decisión. Esto se ha explicado por dos factores; primero porque el gobierno estadounidense se dio cuenta del triunfo militar de la facción carrancista, y segundo, por la coyuntura internacional, Estados Unidos en este momento necesitaba concentrar su atención en la Primera Guerra Mundial y un gobierno estable en México. También contó que Venustiano Carranza prometió que protegería las propiedades norteamericanas en México -en un momento en que Villa las confiscaba.[ 1 ]

En este artículo retomaremos esta cuestión desde una perspectiva nueva, a partir de la lucha infructuosa y desesperada del grupo villista para obtener el reconocimiento del gobierno norteamericano y de detener el de la facción contraria, los carrancistas. Ellos manejaron simultáneamente diferentes estrategias diplomáticas que estaban siendo consideradas también por los estadounidenses. En particular destacaremos cómo los villistas trataron de modificar estos planes diplomáticos para perder lo menos posible. Ellos intentaron presentarlos como propios, cambiar sus propósitos y los hombres en quiénes caían los nombramientos clave.

Esta batalla agotadora en el exterior coincidió con el resquebrajamiento interno del grupo villista. Éste se debió a múltiples factores: a la derrota militar, la desmoralización, la debilidad y las escisiones en su seno. En este artículo analizaremos un aspecto de este problema que no ha sido tratado en la bibliografía sobre el villismo: las suspicacias de Francisco Villa hacia sus colaboradores más cercanos, Ángeles, Díaz Lombardo, Bonilla, los hermanos González Garza, Raúl Madero, Llorente, etcétera, los cuales estaban en el frente diplomático. Analizaremos si tenían algún fundamento -destacando aquellos que permanecieron fieles a su jefe en este momento crucial y durante los años subsiguientes, entre 1915 y 1920- frente a aquellos que lo traicionaron desde entonces.

En este artículo, la lucha diplomática villista se tratará en dos partes. En la primera plantearemos la evolución temporal de este proceso diplomático a través de dos fases, las cuales se diferencian entre sí por la coyuntura que atravesaba el villismo y por los planes diplomáticos defendidos.

En la segunda se analizarán las diferentes razones por las cuales los villistas no obtuvieron el ansiado reconocimiento norteamericano en el año de 1915.

Finalmente en las conclusiones aclararemos en forma muy general por qué el reconocimiento norteamericano fue vital para las facciones mexicanas en pugna entre 1914-1915 y repararemos en las lecciones que podemos aprender del reconocimiento norteamericano de Venustiano Carranza. A partir de él se deducen las debilidades de cualquier facción política beligerante, procedente de un país subdesarrollado, frente a los Estados Unidos.

La hipótesis principal de este ensayo es la siguiente: la lucha del grupo villista por obtener el reconocimiento del gobierno norteamericano dependió de su situación cambiante, desde el punto de vista militar, político, económico, moral. También contaron sus contradicciones internas y el tipo de poder que detentaba Francisco Villa en su seno.

Esto no puede estudiarse per se, en forma aislada, sino frente a lo que sucedía con la facción carrancista -la cual obtuvo el poder que los villistas perdieron en todos los rubros. También otros factores decidieron el resultado de esta lucha: los medios diplomáticos usados, la coyuntura mexicana, estadounidense y mundial.

En particular nos detendremos en la situación que estaban pasando los Estados Unidos desde dos puntos de vista novedosos. Nos interesa destacar cómo influyó la lucha partidista norteamericana en el reconocimiento de Carranza y en el papel jugado por los intermediarios estadounidenses en estas negociaciones diplomáticas.

La idea de hacer este artículo partió de haber encontrado unos documentos interesantes, que el agente del FBI Stone, decomisó a un prominente exiliado villista, Benjamín Ríos, en marzo de 1916; de este último no pudimos encontrar información en ningún diccionario o estudio sobre el villismo. Sólo sabemos que fue miembro del partido legalista formado en El Paso, Texas, en 1916 y que estuvo entre los firmantes de la "Protesta del Partido Legalista Mexicano", suscrita en la misma ciudad el 2 de noviembre de 1916.

En estos papeles encontramos información sobre lo que sucedía en el grupo villista en estos momentos críticos y sobre la forma en que los delegados villistas percibieron y trataron de manejar el proceso diplomático que encararon en el verano de 1915.

Primera parte
La lucha diplomática villista
como un proceso con dos fases

La lucha diplomática del grupo villista se dividió en dos fases distintas porque cambió diametralmente su situación económica, militar, moral y política.

Primera fase

Las pugnas entre las facciones revolucionarias, orillaron a que cada grupo luchara por el reconocimiento norteamericano para su grupo. Carrancistas, villistas, convencionistas y zapatistas lucharon por obtenerlo.

Por la ruptura evidente entre ellas, entre octubre de 1914 y el verano de 1915, los contrarrevolucionarios huertistas, quienes estaban exiliados en Europa, Cuba y Estados Unidos, intentaron reconquistar el poder en México y acercarse a Estados Unidos, pidiendo por lo menos su neutralidad.

En este artículo nos centraremos en la lucha diplomática del grupo villista en este periodo, dividiéndola en dos fases.

Desde diciembre de 1914 hasta abril de 1915, la lucha diplomática del grupo villista tuvo dos características, las cuales se deben a su situación particular durante estos cuatro meses:

Por una parte, el caos y la desorganización por los que estaba atravesando el grupo villista se reflejó en la diplomacia. El jefe principal Francisco Villa y uno de sus principales colaboradores, Roque González Garza, lucharon primero por separado para obtener el reconocimiento estadounidense. Esto se debió a que el primero se hallaba en el norte y el segundo como presidente de la Convención se encontraba en la sede de la misma, la ciudad de México.

Posteriormente, al tener que abandonar Roque González de la Garza su puesto y salir huyendo de la ciudad de México, ellos lucharon conjuntamente con ese fin. Además, buscaron evitar que sus ex aliados de la Convención de Aguascalientes, los "gutierristas" obtuvieran el ansiado reconocimiento de Estados Unidos, acusándolos de haberlos traicionado. Pero el presidente Eulalio Gutiérrez y sus lugartenientes no fueron descartados de la arena diplomática por esta razón, sino porque fueron derrotados política y militarmente.[ 2 ]

Durante esos cinco meses los villistas estaban en una etapa de fortaleza política y militar, la cual originó optimismo diplomático. Ellos todavía creían que podían derrotar militarmente con facilidad a sus principales enemigos, los carrancistas. Por ello rechazaron olímpicamente la propuesta, de un enviado norteamericano, de arreglar las diferencias entre ambas facciones por las buenas.

También por esta certeza de su triunfo militar ellos tenían una actitud intransigente y orgullosa ante los carrancistas. Exigieron, nada menos, la renuncia de Venustiano Carranza como jefe y encargado del poder ejecutivo en México.[ 3 ]

Segunda fase

La segunda fase, de abril a octubre de 1915, fue muy distinta porque el grupo villista se fue debilitando en todos los flancos. En el militar, por sus derrotas en el centro del país; en el económico, por la devaluación de su moneda, y en el político, porque se agudizaron las divisiones en su seno, las cuales procedían de tiempo atrás. Particularmente surgieron nuevas diferencias entre los villistas, por su relación con su jefe, por las actitudes que tenían hacia Estados Unidos, por la forma en que percibían la situación del país y la crisis del villismo.

A medida que avanzaron estos siete meses la situación de la facción villista empeoró y el papel de la diplomacia varió. Yo considero que entre abril y agosto de 1915 ellos lucharon en los campos diplomáticos y en Washington simultáneamente, probando todo, sin darse por derrotados.

En este sentido yo no concuerdo con el autor norteamericano Edgcumb Pinchon, según el cual los villistas en este periodo decisivo pusieron todas sus esperanzas en las gestiones diplomáticas, particularmente en la conferencia "panamericana" que se estaba organizando, descuidando en cambio las luchas militares.

En los últimos tres meses de esta etapa, entre agosto y octubre de 1915, la lucha diplomática se transformó en un arma fundamental para los villistas porque sus derrotas militares fueron in crescendo. Ésta se convirtió en una especie de "salvavidas" ilusorio, porque en la realidad la mayoría de integrantes del villismo ya tenía un pie en México y otro en el exilio. Muchos se refugiaron en ese lapso en Estados Unidos, una minoría en Cuba y en otros países.

Durante este periodo los villistas manejaron diferentes soluciones diplomáticas para salvar a su facción de la derrota definitiva. Se pensó en la elección de un tercer hombre como presidente provisional, en un arreglo entre Villa y Carranza, o cuando menos con algunos jefes menores carrancistas mediante una conferencia latinoamericana.

Estas propuestas en el fondo fueron elaboradas por diferentes funcionarios norteamericanos, aunque con diferentes propósitos, hombres y estrategias, como demostraremos al tratarlas por separado. En el fondo, los diplomáticos villistas las presentaron como propias para realzar su labor y para convencer a su jefe, Francisco Villa y a otros correligionarios de que debían aceptarlas.

El regreso a un gobierno constitucional mediante la elección de un tercer hombre

Entre diciembre de 1914 y julio de 1915, algunos políticos norteamericanos, como el mismo presidente Wilson, siguiendo la propuesta de Duval West y del secretario de Estado Lansing, pensaron que la solución para la crisis mexicana era regresar a un régimen constitucional, mediante un gobierno provisional, el cual reorganizaría el sistema político y convocaría a elecciones populares.[ 4 ]

Esta propuesta surgió porque ellos con razón consideraban que la guerra civil se desencadenó con fuerza en México por el asesinato en febrero de 1913 del presidente Madero y del vicepresidente Pino Suárez. Debido a que la misma se agravó posteriormente por las luchas entre contrarrevolucionarios huertistas y revolucionarios constitucionalistas y por la divisiones entre los últimos. Ellos pensaron que ese gobierno debería ser encabezado por una tercera figura, de preferencia un civil, ajeno a los grupos en pugna y capaz de reunirlos o ignorarlos.

Para dirigir el gobierno se pensó en ex maderistas sobresalientes, en Manuel Vázquez de Tagle, Pedro Lascuráin y Rafael Hernández. El segundo se postuló con más frecuencia porque nunca renunció a su puesto como ministro maderista y porque era un hombre que había tenido buenas relaciones con intereses económicos norteamericanos y porque era bien visto por el gobierno de ese país.

En esta segunda fase, en la cual el movimiento villista se hundía, por sus derrotas militares,[ 5 ] Francisco Villa y Felipe Ángeles apoyaron en general este plan.

Sin embargo, el primero y sus representantes diplomáticos tuvieron una actitud ambivalente ante los candidatos concretos que se proponían. Algunas veces aceptaron a los personajes mencionados, otras propusieron villistas, que habían sido ex maderistas, para encabezar este gobierno provisional. Ellos pensaron en Fernando Iglesias Calderón, Francisco Escudero, Manuel Bonilla y en el mismo Felipe Ángeles.

Mediante este ejemplo se palpa cómo la diplomacia villista manipuló algunos planes diplomáticos estadounidenses conforme a sus conveniencias. En este caso proponiendo hombres de su grupo para ocupar la presidencia de la república mexicana.[ 6 ]

Felipe Ángeles fue relativamente apoyado por diferentes personas, facciones y grupos. En 1915 Villa y Zapata lo respaldaron por su participación en la Revolución; el ejército federal por haber pertenecido a éste; los huertistas, porque pertenecía al ala conservadora del villismo y los ex maderistas porque se inclinaba, como Madero, por una democracia parlamentaria y un acercamiento con los Estados Unidos.

Además, cabe advertir que Ángeles en 1915 contó con cierto apoyo de Wilson, Bryan y otros funcionarios estadounidenses, por sus ideas democráticas y por su postura pronorteamericana. Además, lo respetaban por ser un gran soldado y un político prudente e inteligente. Dos emisarios estadounidenses ante diferentes facciones mexicanas Paul Fuller y Duval West, hicieron propaganda en su favor al describirlo en forma halagadora.

Incluso en julio de dicho año los dos primeros pensaron en él como posible presidente. Según el historiador Teitelbaum, un enviado de Wilson le propuso a Ángeles, la candidatura a la presidencia de México, pero éste la rechazó en forma rotunda, sin aclarar sus razones.

Dudamos de que esta reunión y ofrecimiento se llevaron a cabo, porque el excelente historiador Friedrich Katz[ 7 ] no la menciona. Además él asegura que Ángeles, durante su viaje a Estados Unidos no logró entrevistarse con el presidente Wilson, porque esto hubiera sido una clara muestra de que se inclinaba en su favor.

El general Scott, el gobernador de Massachusetts, hombres de negocios estadounidenses, representantes villistas, como Bonilla y Díaz Lombardo y agentes mexicanos -un tal González- gestionaron en vano esta entrevista. Ellos fracasaron; Ángeles sólo logró hablar con el mencionado general Scott, el amigo más leal de los villistas en estos momentos de prueba, con León J. Cannova, y con Franklin K. Lane.[ 8 ]

Vale la pena señalar que diferentes fuentes que parecen ser verídicas sí le adjudicaron una finalidad diplomática al viaje de Ángeles a Estados Unidos en junio de 1915. Según ellas, fue a entrevistarse con el presidente Wilson para pedirle ayuda financiera y moral para el movimiento villista que estaba en francas dificultades. También intentaba apoyar las transacciones diplomáticas del grupo villista, particularmente detener el reconocimiento de Carranza, haciendo propaganda en favor de otras opciones, del ex maderista Vázquez de Tagle como presidente o de un gobierno en donde hubiera representantes de todas las facciones.

Otras fuentes históricas, más parciales, le adjudican otra finalidad al viaje de Ángeles. Un periódico huertista aseguró que Ángeles salió a Estados Unidos porque se disgustó y separó de Villa; éste lo desmintió, afirmando que lo mandó a comprar un cañón.

Independientemente de ello se dice que dos facciones de exiliados, los huertistas y los iturbidistas, intentaron atraer a Ángeles a sus filas. Ambos fracasaron, por el rechazo de Felipe Ángeles a aliarse con estos elementos reaccionarios.

En otro artículo[ 9 ] ya analizamos la relación distante de Ángeles con los huertistas, particularmente con Manuel Calero; respecto a los iturbidistas, cabe advertir que, según Teitelbaum, ellos pensaron en Ángeles como presidente de la república si triunfaba su movimiento.

Estas ligas en el verano de 1915 entre Felipe Ángeles, Iturbide y Calero son un antecedente de las conexiones que ellos sostuvieron entre 1916 y 1920. En todo este periodo que abarca de 1915 a 1920 hay una constante: Calero e Iturbide, comprometidos con intereses económicos y petroleros, trataron de involucrar a Ángeles y a otros villistas en esta alianza.

Las conjuras para lograr que Ángeles e Iturbide llegaran a ser presidentes merecen estudiarse más a fondo tanto por separado como estableciendo la liga entre ellas. Por ejemplo, algunos historiadores parecen relacionarlas, aunque ellos dudan del papel de Iturbide en esta conjura organizada entre diciembre de 1914 y julio de 1915; si era francamente menor o era el hombre "detrás del telón" porque era el encargado de manejar el dinero y el jefe de las fuerzas militares para hacer que se respetaran los compromisos del nuevo gobierno.

Según mi opinión, el movimiento de Iturbide en el fondo tenía finalidades y aliados muy distintos. Aunque en ambos aparecía sospechosamente la mano de Manuel Calero, uno de los exiliados más intrigantes, en diferentes momentos históricos; particularmente entre 1913 y 1920. Las actividades abiertas y secretas de este exiliado merecen todavía un estudio profundo. Cabe advertir que era un miembro destacado de la oligarquía anterior a la Revolución y que, desde entonces, él tenía importantes ligas con intereses económicos norteamericanos, con el petrolero Doheny, entre otros. Él se exilió en Estados Unidos, por sus diferencias con Huerta.

Regresando al movimiento itubidista, cabe destacar que éste intentaba conciliar a las distintas facciones que estaban en pugna en México, integrando individuos de su grupo, los cuales estaban en México o en el destierro. Se planeaba incorporar al general carrancista Álvaro Obregón y a Manuel Bonilla, villista refugiado en El Paso, Texas.

Además, estaban involucrados en esta conspiración otros importantes políticos norteamericanos. Dos funcionarios del gobierno de Wilson también estaban comprometidos con Iturbide. León J. Cannova, encargado de la División de Asuntos Mexicanos del Departamento de Estado, y Franklin K. Lane, secretario del Interior de tendencias conservadoras que estuvo ligado posteriormente a los intereses petroleros.

Finalmente, el abogado Charles Anderson -intermediario entre el gobierno y diferentes empresarios estadounidenses, dueños de compañías mineras y petroleras, también estaba detrás de este plan.

Estos elementos estaban dispuestos a apoyar el movimiento de Iturbide, proporcionando alimentos y dinero, pero a cambio exigían importantes concesiones territoriales, políticas y económicas si triunfaba esta conjura. Ellos exigían que Estados Unidos tuviera una gran influencia en el nuevo gobierno mexicano. Éste supervisaría la recaudación fiscal, tendría una influencia decisiva en la selección de los secretarios de Relaciones Exteriores y Hacienda de México, obtendría bases navales en el Pacífico, sobre todo en la bahía de Magdalena. Además, empresarios estadounidenses compartirían el control del ferrocarril de Tehuantepec, hasta entonces en manos de los ingleses.

Finalmente esta conspiración no progresó porque Wilson y Bryan se opusieron a apoyar a Iturbide, porque era un elemento reaccionario. Ellos sabían que él estaba aliado con estos intereses políticos y económicos en Estados Unidos y México.[ 10 ]

Esta idea de establecer un gobierno presidido por un ex maderista tuvo corta vida. Entre mayo y junio de 1915 circuló entre funcionarios norteamericanos porque éstos creían que había un empate militar en México y por la animadversión que sentían por Venustiano Carranza, por su nacionalismo y empecinamiento. Los villistas, como Ángeles, la sostuvieron ante los estadounidenses para salvarse del desastre militar y para evitar el reconocimiento de su enemigo acérrimo, Venustiano Carranza.

Este proyecto fracasó al conocerse el desplome militar del villismo, en julio de 1915 aproximadamente. Ángeles y Lane en una plática entonces pensaron en otras alternativas para obligar a Carranza a rendirse. Se habló de un embargo de armas para lograrlo. El mismo secretario de Estado Lansing pensó en sostener el gobierno constitucional de un ex maderista mediante financiamiento -tanto estadounidense como mexicano- y el reconocimiento diplomático.[ 11 ]

Finalmente estos planes no prosperaron por diferentes razones. Una de ellas fue que Carranza no estaba dispuesto a que alguien le arrebatara el poder estando tan cerca de él. Él, por ejemplo, combatió con saña la idea de que Pedro Lascuráin fuera nombrado presidente. Para descartarlo en el momento que se oían rumores sobre su candidatura lo acusó de haber estado coaligado con la traición de Huerta, porque él entregó la renuncia de Madero y Pino Suárez al Senado, propiciando de alguna manera el asesinato de ambos. Anteriormente Carranza había tenido una buena relación con Lascuráin.

Otros generales carrancistas tampoco aprobaron la propuesta de que un tercero ocupara el poder presidencial. Ellos se aliaron en torno a Carranza, por el poder que tenía sobre ellos.

En el fondo, el aparato carrancista para ensalzar su bandera y su persona era eficiente. Estaba compuesta por una agencia de información, propagandistas mexicanos y norteamericanos de su causa. Al unísono, otros elementos se encargaban de vigilar, perseguir y denunciar a sus contrarios, los cónsules carrancistas del jefe en Estados Unidos, sus agentes, detectives, etcétera.

La conferencia panamericana

En los documentos villistas decomisados por el FBI esta conferencia aparece como una estrategia inventada por el ministro villista de Relaciones Exteriores, Miguel Díaz Lombardo en junio de 1915. A través de ella él pensaba lograr un acuerdo con Carranza, por medio del cual él y Villa se retirarían de la política y aceptarían la elección de un presidente provisional ajeno a ambas facciones.[ 12 ]

Lombardo, en particular, buscaba que Wilson convenciera de manera privada a Carranza o a sus jefes menores de sentarse a una mesa de negociaciones, con lo cual se suspenderían las hostilidades militares, antes de que Villa perdiera el territorio que le quedaba al norte del país. Por simple lógica consideramos que esta pretensión era muy ilusa, pues no era factible que Wilson aceptara servir como intermediario de un grupo perdedor; mucho menos convencerlo o manipularlo con este fin. Además, me parece imposible que Carranza, después de un arduo triunfo militar, negociara con Villa y aceptara retirarse del poder.

Posiblemente algunos intermediarios estadounidenses, como Paul Fuller, en junio de 1915 encandilaron a los villistas con esta solución. Ésta, como las restantes, reflejan la situación militar y moral desesperada del villismo en esa fecha. Ellos estaban dispuestos a todo para buscar un arreglo con Carranza. Recuérdese que el mismo Villa, el 9 de junio de 1915, le escribió a Carranza, para llegar a un acuerdo entre todas las facciones con el fin de evitar la intervención armada de Estados Unidos. La nota de Wilson del 2 de junio era una amenaza velada.

Carranza no sólo no le respondió a Villa,[ 13 ] sino que unos quince días después, el 24 de junio de 1915, declaró cuál iba a ser su política hacia los perdedores villistas. Él enviaría a una corte marcial a los jefes superiores y amnistiaría a los soldados rasos incorporándolos en sus tropas.

Díaz Lombardo, asustado, ordenó a Manuel Bonilla que esta amenaza no debía darse a conocer al público y que se debían iniciar gestiones secretas con Carranza para evitar esta medida.

Todo ello demuestra que los villistas en esta segunda fase tenían una actitud muy distinta frente a la primera; ellos estaban dispuestos a claudicar y someterse hasta cierto punto a los vencedores carrancistas. Probablemente este cambio no sólo se debió a las derrotas militares del villismo, sino que ellos necesitaban probarle al gobierno norteamericano su buena voluntad para llegar a un acuerdo pacífico con Carranza.

Investigaciones recientes, particularmente del doctor Katz, adjudican otra finalidad a la susodicha conferencia panamericana. Esta aparece como una solución del secretario de Estado estadounidense Robert Lansing en agosto de 1915, al fracasar la mencionada nota de Wilson, por medio de la cual se conminaba a las facciones mexicanas a llegar a un acuerdo.

Los propósitos estadounidenses al convocar a esta reunión son muy distintos a aquellos de los delegados villistas. Estados Unidos y algunos países latinoamericanos adláteres invitaban a jefes militares secundarios, tanto villistas como carrancistas, a acudir a esta cita para formar un nuevo gobierno en México.

En el fondo, Estados Unidos por medio de esta reunión quería conseguir un papel importante en la formación del nuevo gobierno mexicano; ellos decidirían quién sería el nuevo presidente y su gabinete. En suma, se trataba de lograr un gobierno de coalición entre los jefes menores de ambas facciones, en el cual los Estados Unidos tendrían derechos codeterminativos o la última palabra.[ 14 ]

Esta conferencia provocó tensión en el ambiente álgido de Washington en julio y agosto de 1915. Hubo preparativos para realizarla: viajes para convencer a Carranza, reuniones preliminares entre Lansing y los representantes villistas y carrancistas, apoyo inicial de Wilson, etcétera.

A pesar de ello nunca se realizó esta reunión. Principalmente porque Carranza se negó a dialogar con ministros extranjeros sobre el futuro de su patria, por su postura nacionalista y contraria a la interferencia de otros países. Él exigió su reconocimiento por haber triunfado militarmente sobre los villistas.

En el fondo esta conferencia como el plan de Iturbide trasuntan la intención de Estados Unidos de aprovechar las pugnas entre mexicanos para hacer de México una colonia o protectorado norteamericano. Probablemente los delegados villistas desconocían esta mira colonialista estadounidense. Ellos sí conocieron, e incluso apoyaron la formación de un gobierno de coalición con jefes secundarios de distintas facciones. Ellos pensaron en negociar con algunos zapatistas y ex carrancistas para integrarlo. En julio de 1915, con el general ex carrancista, Antonio Villarreal y sus lugartenientes, Coss y Nafarrete, los cuales se habían alejado del carrancismo por los problemas que habían tenido con don Venustiano y con sus lugartenientes más cercanos, por ejemplo, Antonio Villarreal con Pablo González por cuestiones de mando.

Esta conferencia no era fácil de lograr por dos razones: muchos carrancistas se sometían incondicionalmente a las ideas de su jefe, y además algunos ex carrancistas tenían una postura independiente. Por ejemplo, Villarreal había criticado tanto al carrancismo como al villismo, desde tiempo atrás. A este último por ser un movimiento bárbaro y conservador y por el enriquecimiento ilícito de algunos de sus miembros, Roque González Garza, Félix Sommerfeld, Lázaro de la Garza, etcétera.[ 15 ]

Es muy significativo que estas transacciones de los diplomáticos villistas fueran secretas; ellos querían evitar que Carranza se enterara de ellas porque era un intento de crearle problemas. Miguel Díaz Lombardo pensó incluso en julio y agosto de 1915 en enviarle una proclama a jefes segundones carrancistas, denunciando la arbitrariedad de Carranza y que los pasaba por alto.

Villa en plena derrota apoyó llegar a un acuerdo con jefes subalternos carrancistas porque por este medio quería conservar el control de algunos estados del norte: Baja California, Sonora, Chihuahua, Coahuila, Nuevo León y Durango, y del centro, Zacatecas, Aguascalientes, San Luis Potosí y Tepic. Pensaba que Carranza aceptaría gobernar los restantes, incluso los dominados por Zapata.

Las miras de estos diplomáticos estadounidenses probablemente no fueron percibidas por sus congéneres villistas por la actitud doble de los primeros. Ellos hacían constantes declaraciones en favor de Villa o de un arreglo entre las facciones pero en la práctica fue predominando favorecer a Carranza.

En realidad desde agosto de 1915 Wilson tuvo que abandonar la política que había tenido hacia México, desde que ocupó la presidencia, que puede resumirse con el dicho popular "divide y vencerás". Por medio de ella quería evitar que una sola facción dominara en México, porque así tendría más influjo sobre este país.

Finalmente tuvo que reconocer a la de Carranza como la facción triunfadora por la coyuntura internacional. Esto fue una sorpresa para Francisco Villa y sus colaboradores porque Scott y otros representantes estadounidenses, como Carothers, les aseguraron probablemente de buena fe que Carranza no sería reconocido y que ellos estaban cerca de serlo.

El reconocimiento de Carranza fue un gran desaire para los delegados villistas que se hallaban en Washington para preparar su intervención en la conferencia latinoamericana. Incluso se vivió como una traición al villismo, considerando dos factores: primero, la política favorable de Villa hacia los intereses estadounidenses entre 1913 y 1915 frente a la agresividad de Carranza hacia los mismos, y segundo, la ayuda norteamericana a Carranza para vencer en la batalla en Naco; incluso se le permitió que sus tropas atravesarán por territorio estadounidense en el otoño de 1915.

En suma, la diplomacia villista hacia Estados Unidos fue débil, poco realista y cándida. Esperaron mucho de los norteamericanos tal vez por las buenas relaciones que habían mantenido con ellos entre 1912 y 1915. También pecaron de optimismo; por ejemplo, Ángeles y Maytorena creyeron que obtendrían el reconocimiento norteamericano a pesar de las derrotas militares.

El reconocimientos diplomático de Carranza originó que los diplomáticos villistas se quedaran en ese país, como exiliados políticos. Además muchos villistas que se hallaban en México también se asilaron en Estados Unidos: Raúl Madero, José M. Maytorena, Manuel Chao, Roque González Garza, Silvestre Terrazas, Juan Medina, entre muchos más. Los primeros encubrieron esta huida política, asegurando que iban como representantes de Villa a la mencionada conferencia panamericana.

Tomemos un caso. Manuel Chao cruzó a los Estados Unidos por un lugar prohibido de la frontera; estuvo cerca de ser deportado por ello y porque no tenía permiso de las autoridades norteamericanas. Se le permitió quedarse porque argumentó que iba a la susodicha conferencia.

Villistas con menos influencias tuvieron otra suerte: fueron arrestados, juzgados e internados en Fort Bliss o mandados de regreso a México. Por ejemplo dos coroneles villistas, Flores y de la Vega, en septiembre de 1915 fueron de plano arrestados y juzgados en Nogales, Arizona, al escapar de Sonora.[ 16 ]

SEGUNDA PARTE
EL FRACASO DE LA LUCHA DIPLOMÁTICA VILLISTA

En esta sección pretendemos explicar someramente las razones del fracaso diplomático villista; las dividimos en dos categorías, endógenas y exógenas.

Razones endógenas del fracaso diplomático villista. Diferencias entre los villistas

En la primera parte de este artículo mencionamos que el fracaso diplomático villista se debió a sus derrotas militares, a la escasez de recursos y a las diferencias políticas, diplomáticas e ideológicas entre sus miembros.

Los primeros dos puntos son muy conocidos, por lo cual sólo ahondaremos en el tercero, analizando las diferencias que se suscitaron entre los villistas por cuestiones diplomáticas, las cuales se deben a la crisis del movimiento villista en el verano de 1915 y al tipo de autoridad que ejercía Villa entre sus subalternos. Analizaremos ambas cuestiones por separado.

Diferencias entre los villistas por el tipo de autoridad
que detentaba Francisco Villa entre los suyos

La diplomacia villista en esta segunda fase fue débil y heterogénea porque Pancho Villa no ejerció un poder central sobre sus seguidores; éstos actuaron autónomamente. Cada uno de ellos respondió en forma individual las notas e iniciativas del gobierno estadounidense; denotando que tenían diferentes ideologías y actitudes políticas hacia los Estados Unidos. Su respuesta también refleja en parte su personalidad.

Para ilustrar esta cuestión pondremos un ejemplo: las distintas respuestas a la nota diplomática de Wilson del 2 de junio de 1915, por medio de la cual les exigía a carrancistas y villistas llegar a un acuerdo.

El representante oficial de Villa en Estados Unidos, Manuel Bonilla, coincidió en la necesidad del llegar a un acuerdo entre ambas facciones, incluso agradeció la ayuda estadounidense para derrotar a Huerta anteriormente. Su actitud podría parecer sumisa pero, debido a que Villa estaba ya derrotado militarmente, era más bien realista.

Hipólito Villa y Felipe Ángeles, a la sazón representantes de Villa en los Estados Unidos, tuvieron también una reacción diplomática, aunque más nacionalista. Recomendaron tomar esta nota con mesura, advirtiendo que en el futuro no eran permisibles otras interferencias de Estados Unidos en los asuntos de México.

Enrique Pérez Rul, que no tenía ningún cargo diplomático, como secretario particular de Villa respondió en cambio en forma muy agresiva. Acusó a los Estados Unidos de los problemas mexicanos, de la depreciación del papel moneda y de fomentar en su territorio conspiraciones contra México.

Venustiano Carranza, en cambio, tenía una autoridad indiscutible sobre sus colaboradores en cuestiones militares, económicas y diplomáticas. En el último rubro, él siempre prohibió a sus seguidores responder por su cuenta notas de gobiernos extranjeros o recibir emisarios diplomáticos. Ellos debían someterse incondicionalmente a su jefe y avisar a Washington que se alineaban con su respuesta.

Por esta razón, sólo Carranza contestó la misma nota de Wilson, rechazando tajantemente la interferencia de Estados Unidos en asuntos mexicanos.[ 17 ]

Esto denota que Carranza y Villa detentaban una autoridad muy distinta en los territorios que controlaban. El primero por ser un jefe nacional, intentó a pesar de todas las dificultades, centralizar el mando bajo su égida. El segundo, por ser jefe de un movimiento popular, en parte campesino, sólo mantuvo una autoridad regional en el norte, particularmente en Chihuahua. Sus lugartenientes conservaron un poder autónomo en sus feudos. La deducción de Washington fue que la autoridad de Villa era más débil que la de Carranza: ésta era probablemente certera.

Problemas entre Francisco Villa y sus representantes
diplomáticos durante el declive de la facción villista

Por el declive del movimiento villista, aumentaron los problemas entre Francisco Villa y sus principales colaboradores. Tanto entre los que se hallaban en México, luchando a su lado en el centro y norte del país, como entre los que se hallaban en Estados Unidos como sus representantes diplomáticos regulares, Bonilla y Llorente, por ejemplo, o como emisarios especiales, Felipe Ángeles, Miguel Díaz Lombardo, Roque González Garza, etcétera.

Estas dificultades empezaron aproximadamente en junio de 1915 y se agudizaron, a medida que avanzó el verano y el otoño de 1915 por la derrota irreversible del villismo. Evaluaremos estas desavenencias, pero sobre todo analizaremos en qué medida sus hombres más cercanos pensaron en que él debía ser eliminado en plena derrota. Destacaremos a los que se enfrentaron honesta y directamente con Villa por esta cuestión frente a aquellos que lo traicionaron.

Villa mismo, al ver su derrota inminente en junio de 1915, tuvo dudas en cuanto a qué actitud tomar. En contadas ocasiones intentó llegar a un acuerdo con Carranza; en otras declaró que estaba dispuesto a dejar el mando, eliminarse y salir del país, aunque puso como condición que Carranza hiciera lo mismo.

Ambas opciones no eran viables, porque Carranza, al triunfar, lógicamente no iba aceptar negociar o eliminarse; ellas sólo reflejan que Villa estaba dispuesto a intentar todos los caminos para evitar que Carranza fuera el único vencedor. También desde entonces contemplaba la opción que finalmente eligió: seguir peleando en las serranías de Chihuahua con los hombres leales que le quedaban, los cuales iban disminuyendo por las defecciones y tránsfugas que se pasaban al grupo vencedor. Entre estos últimos se encontraban generales importantes como Tomás Urbina.

Por estas traiciones, es natural que Villa empezará a desconfiar de todos, incluso de los hombres que lo representaban en Estados Unidos. Particularmente el 8 de julio de 1915 sucedió un incidente entre Villa y sus diplomáticos, la cual confirma esta hipótesis. Ellos invitaron a Villa y a Carranza a firmar una proclama, en la cual ambos jefes declararían que era necesario terminar la guerra civil y que estaban dispuestos a eliminarse, saliendo del país. Además ellos proponían que se debía elegir un presidente interino que fuera satisfactorio para ambas facciones; el ex maderista Vázquez de Tagle fue su candidato.

Al recibir este documento Villa pensó en firmarlo, pero finalmente se negó por dos motivos. Dudó de que Carranza lo suscribiese y consideró que Vázquez de Tagle era poco conocido e incapaz de unir a las facciones en pugna.

En esta ocasión, las cosas pasaron a mayores; Villa terminó por acusar a sus representantes con furor, virulencia y agresividad de querer eliminarlo. Estas reacciones emocionales en general predominaron al declinar su poder político y militar.

Díaz Lombardo lo negó inmediatamente; creo que no mentía, por la lealtad que demostró hacia Villa y mantuvo esta actitud en las buenas circunstancias pero también en las malas.[ 18 ]

Algunos rumores aumentaron las sospechas de Villa. Por ejemplo, en julio de 1915, se dijo que Ángeles, y otros villistas, los hermanos Madero y Maytorena, junto con los huertistas, Manuel Calero y Jesús Flores Magón y el conservador, Eduardo Iturbide, también planeaban descartar a Villa.

Un rumor similar circuló en diciembre de 1915 en Sonora, el doctor Puente, yerno de Maytorena, y un tal Villaseñor, de Nogales, le comunicaron a Villa que Ángeles y Maytorena lo desconocerían.[ 19 ]

Es necesario valorar estas acusaciones analizando la actitud hacia Villa de cada uno de los mencionados. Empecemos con el caso de Felipe Ángeles, el cual merece averiguarse a profundidad. Según Katz, en julio de 1915 él propuso que tanto Villa como Carranza no debían ocupar ningún cargo político. Esto coincidía con las declaraciones de Villa mismo, pero "no queda claro si estaba dispuesto a ir más lejos, exigiendo a Villa que renunciara al mando de la División del Norte y que saliera del país".

Probablemente, al regresar a México en agosto de 1915, él le insinuó a Villa que por 0el bien de México debía irse a otro país. Por esto y porque se opuso a la campaña militar en contra del carrancismo en Sonora empezó a tener problemas con Villa. Finalmente, por ambos motivos, en septiembre de 1915 se exilió en Estados Unidos. A pesar de ello, Ángeles jamás hizo declaraciones en contra de Villa. Además, en noviembre de 1918, atravesó México para pelear por sus ideales; se unió a Villa al principio, pero encontró la muerte al separarse de éste.[ 20 ]

En cuanto a los hermanos Madero, sólo tenemos información interesante sobre Raúl Madero. Fue uno de los hombres más cercanos a Villa, desde que se incorporó a sus filas hasta su muerte en 1923. En agosto de 1915 se exilió en los Estados Unidos, después de ser derrotado militarmente en Icamole, Coahuila. Para salvarse de la persecución carrancista, atravesó un largo desierto y arribó a Ojinaga, ciudad fronteriza mexicana. Cruzó a Marfa, Texas, donde fue apresado inmediatamente por una patrulla estadounidense; logró ser liberado porque el general Scott y Pancho Villa argumentaron que iba como diplomático a la conferencia panamericana. Ya sano y salvo, desde territorio norteamericano le escribió a Villa que tenía dos alternativas en estos momentos de derrota: seguir luchando sin sentido, a pesar de que sus soldados estaban desmoralizados y ya no querían seguir peleando o, por el contrario, declarar públicamente que se retiraba de la lucha. Él le aconsejó lo segundo para evitar derramamiento de sangre y para que los soldados villistas sufrieran menos en manos de los carrancistas triunfantes. A cambio, él se comprometió a detener el reconocimiento de Carranza y reorganizar el partido de la Convención.

En suma, Madero sí pensó que Villa debía ser eliminado en plena crisis, para detener la derrota completa de Villa; su mira en estos momentos críticos era lograr un statu quo militar, con el fin de que Villa siguiera controlando el norte del país. Cabe destacar que él no le jugó suciamente a Villa; su actitud fue honesta y directa.[ 21 ]

En realidad implícitamente todo el equipo diplomático de Villa coqueteó con la idea de eliminarlo para evitar la derrota. Todos los planes analizados anteriormente, colocar a un ex maderista en la presidencia y la conferencia panamericana, implicaban descartar a Villa y a Carranza para terminar de esta manera la pugna de facciones.

Es lógico que la derrota militar originara problemas de diferente raigambre entre Villa y sus hombres de confianza; algunos decidieron tener una actitud menos condicional hacia él; otros se negaron a defender en el futuro personalidades y sólo luchar por principios. Otros lo criticaron o se distanciaron de él; como el caso del general Rafael Buelna. En este momento, él consideró que el villismo se había convertido en un grupo de ambiciosos, a cuyo frente estaba Francisco Villa, en quien sólo veía deseos de llegar a la presidencia. Por eso él también huyó a Estados Unidos, sin comunicárselo a Villa.

También hay colaboradores cercanos que traicionaron a Villa en su derrota. José María Maytorena, gobernador de Sonora, huyó violentamente a Estados Unidos, por sus diferencias con Villa. Estaba en contra de la marcha de Francisco Villa a su estado natal, porque temía que ésta pusiera en peligro el estado de cosas que él quería conservar; las grandes propiedades agrarias sonorenses, por ejemplo.

También contó que el general Scott le comunicó que la causa del villismo estaba perdida y que no podía esperar auxilio de los estadounidenses para defender Naco. En septiembre de 1915 cruzó la frontera de noche pero las autoridades norteamericanas lo descubrieron y pusieron en custodia su casa en Nogales, Arizona. Unos días después fue liberado por la intervención del general Scott con el argumento de que iba a la conferencia panamericana como diplomático.

Ya en Estados Unidos le dio un "golpe bajo" a Villa, porque le escribió a dos de sus generales, Urbalejo y Acosta, que debían limitarle su apoyo de la siguiente manera. Si le exigía que ellos y sus soldados se movilizarán a pelear al sur, ellos contestarían que sus soldados no deseaban abandonar a sus familias. Si Villa insistía, le dirían que tratarían de convencer a sus tropas, pero en realidad las dispersarían y les ordenarían guardar armas y municiones hasta recibir instrucciones de Maytorena. Después Urbalejo y Acosta debían irse a Estados Unidos para que Maytorena les pagara su traición.

Esto refleja la personalidad de Maytorena, calificado de "oportunista" por su paisano de Sonora Álvaro Obregón, uno de sus enemigos más feroces. Villa desconocía este plan y en Sonora fue derrotado por estas razones y por la ayuda norteamericana a Carranza.

Otros dos representantes de Villa en el exterior lo traicionaron en forma más artera en su derrumbe. Lázaro de la Garza, representante financiero de Villa en los Estados Unidos desde 1913, no sólo no contestó las cartas de Villa desde agosto de 1915, sino que le ofreció a Carranza armamentos y municiones pagadas por Villa. Dos meses después, en octubre del mismo año felicitó a Carranza por haber sido reconocido por el gobierno norteamericano. En un juicio realizado en 1933 salió a la luz su conducta; era probablemente uno de los hombres más corruptos del equipo villista.

El caso de José Santos Chocano, poeta peruano que representó a Villa en los Estados Unidos, Cuba y Guatemala, es similar. En pleno declive de Villa, lo atacó en un famoso artículo publicado en El Paso Herald, calificándolo de loco y considerando que sus seguidores tenían más garantías con Carranza que con Villa mismo. Él consideró que la eliminación de Villa era deseable porque muchos querían paz, aunque conjeturó que esto no originaría un gobierno serio y respetable de diferentes facciones. Su traición se debió a que Villa no le pagó los salarios fabulosos que había cobrado anteriormente. Por esta razón es lógico que poco tiempo después ya estaba trabajando con Venustiano Carranza, pidiéndole dinero.[ 22 ]

El espionaje y la propaganda insuficientes

La diplomacia villista no pudo ser eficiente por la coyuntura difícil en que se encontraba esta facción en el verano de 1915. La falta de recursos económicos limitó el servicio de espionaje y de contraespionaje y la propaganda política, para pagarle a intermediarios, políticos y periódicos.

En cambio los carrancistas, por controlar los importantes puertos de Tampico y Veracruz con sus entradas en divisas extranjeras contaron con mucho dinero para las labores de espionaje y propaganda política. Ellos trabajaron en favor de su causa con éxito; desprestigiaron a sus contrarios, especialmente a los villistas, y capturaron a varios falsificadores de moneda.

Esto fue posible porque a partir de principios de 1915 se reorganizaron los servicios de inteligencia carrancista en Estados Unidos. Jesús M. Arriola, primero, y Andrés G. García, después, lo dirigieron.[ 23 ]

Factores exógenos del fracaso villista

La derrota diplomática villista también dependió de ciertos factores que eran exógenos, los cuales no estaban bajo su control.

Dependencia de intermediarios norteamericanos

Los diplomáticos villistas jamás pudieron entrevistarse personalmente con Wilson y con otros políticos estadounidenses prominentes por el ambiente álgido en Washington en el cual había muchos mexicanos conspirando y por lo delicado de la situación mexicana. Concretamente el presidente Wilson se negó a recibir a Ángeles, como ya mencionamos antes, porque implicaba apoyarlo; es decir, zambullirse "en aguas profundas", según sus propias palabras.

Por esta razón, los diplomáticos villistas tuvieron que contratar a una serie de intermediarios, en su mayoría estadounidenses, los cuales trasmitían sus proposiciones a las máximas autoridades de su país. Ellos, a su vez, les comunicaban a los villistas las opiniones de Wilson y los planes acerca de México de otros intereses norteamericanos y europeos.

Estos intermediarios estaban en una posición privilegiada. Tenían poder sobre los diplomáticos villistas sin deberle ninguna lealtad a Villa porque no eran miembros de su grupo. Además ellos cobraban viáticos diarios por su labor; los villistas como otras facciones les pagaban para que rindieran informes positivos acerca de ellos en Washington.

Pongamos algunos ejemplos; por ejemplo, Keedy y Linss obtuvieron dinero directamente de Francisco Villa. El segundo, por ser yerno de Darío Silva, miembro del Estado Mayor de Villa, logró que Villa le diera un adelanto para su socio, Keedy, con la condición de que debía supervisar sus actividades y pagarle el resto sólo cuando obtuviera resultados.

Esto refuerza la idea de que la diplomacia villista era débil y dependiente. Estaba a la merced de una serie de individuos: de Paul Fuller, Frank S. Thomas, Edward Linss, el reverendo Hugh T. Stevenson, John Cranor, Carothers, el republicano Garfield, Simman, Keedy, Mc Conville, Field, etcétera.

Habría que hacer una investigación particular sobre la conducta de cada uno de ellos, sobre su trabajo, eficiencia y contactos. Particularmente nos interesa averiguar su lealtad política; si actuaban realmente en favor de la facción que los había contratado o de sus intereses personales, de partidos, compañías y políticos estadounidenses o europeos.

Por el momento tenemos la siguiente información sobre ellos. En general Wilson los consideró corruptos y mentirosos. En particular Katz tilda a Thomas de "estafador y usurero", a Keedy también de "estafador" y devoto de su bolsillo, el cual presentaba sus objetivos en forma engañosa. Finalmente a Carothers lo juzga como un hombre corrupto y jugador, quien entre 1913 y 1915 luchó por la victoria de Villa por las ganancias monetarias y económicas que recibiría. Después al caer Villa en desgracia lo traicionó.

En cuanto a sus contactos y lealtades políticas probablemente Linss y Keedy estaban vinculados con Alemania; incluso parece ser que fueron a ver a Villa en 1915 prometiéndole ayuda alemana si atacaba a Estados Unidos. Además, el segundo era buen amigo de León Cannova, el corrupto jefe de la sección mexicana del Departamento de Estado, por lo cual propuso a Villa que se involucrara en los planes conservadores de este funcionario. Cannova luchaba por una restauración de un gobierno conservador en México el cual haría muchas concesiones políticas, territoriales y económicas a los Estados Unidos y estaría encabezado por Eduardo Iturbide.

Además la actuación de muchos de los miembros de la diplomacia villista dejó mucho que desear. El republicano Garfield, por ejemplo, emprendió actividades un tanto torpes para lograr primero el reconocimiento de Villa; después, por la derrota de Celaya, comprendiendo que ello era ya imposible, luchó por una de las opciones ya mencionadas: un gobierno provisional formado por representantes de todas las facciones, aunque los jefes Carranza y Villa serían eliminados; el segundo con su consentimiento. Éste sería apoyado desde el punto de vista político y financiero por Estados Unidos.

En cambio, Keedy y Thomas no tenían suficientes influencias en los más altos círculos de Washington, mucho menos con Wilson. Probablemente Carothers era el que tenía más peso político tanto por sus relaciones estrechas con Villa y sus lugartenientes como con empresarios, hacendados mexicanos y estadounidenses. Finalmente lo más importante era su conexión con algunos políticos norteamericanos, como el secretario Bryan y el mismo presidente Wilson. Por ello, primero fue nombrado agente especial de Wilson cerca de Villa. Consiguió establecer buenas relaciones con Villa; que él respetara ciertas haciendas estadounidenses y con su ayuda adquirió propiedades mexicanas a buenos precios para el magnate Hearst. Sus informes para Washington también tuvieron algunos resultados; por medio de ellos logró la simpatía hacia Villa entre 1913 y 1914.

Entre 1914 y 1915, su labor diplomática para lograr el reconocimiento de Villa fue menos efectiva e importante. Tal vez porque en estos años él actuaba en el territorio villista de Torreón y Chihuahua, no en la Unión Americana. Pero, posteriormente, en plena expedición punitiva entre 1916 y 1917 se convirtió en informante del Departamento de Estado, delatando las actividades de Villa y de los exiliados villistas. Aunque, según algunas fuentes carrancistas, les ayudó también en algunas ocasiones; como intermediario logró que algunos villistas apresados por sus actividades políticas purgarán condenas más cortas.

Este tipo de intermediarios, que "podrían tal vez ser buenos vendedores en una "enlatadora" de Chicago, pero que estaban fuera de lugar como diplomáticos", no ayudaron mucho a que la facción villista fuera reconocida en Estados Unidos.

En cambio, los intermediarios de la facción carrancista tuvieron más peso en el círculo oficial de Washington y fueron más efectivos. Además la propaganda carrancista en Estados Unidos como en Centroamérica fue constante y adecuada.[ 24 ]

Las coyunturas externas: mexicana, norteamericana y mundial

Las debilidades de la diplomacia villista perjudicaron a su facción y ayudaron a los carrancistas. Pero otras razones coyunturales "externas" pesaron más; las siguientes por ejemplo:

La coyuntura mexicana

El fracaso de los villistas se debió en última instancia a la evolución de los sucesos mexicanos. En este proceso político natural el grupo carrancista ganó el poder que el villista perdió.

Este resultado se determinó en los campos de batalla, porque la supremacía se gana a través de la fuerza; las armas son la fuente básica de poder.[ 25 ] Al fallar ésta, se desmoronó el villismo en todos los flancos: político, ideológico, económico y moral.

La coyuntura estadounidense

En estudios secundarios de diferentes historiadores se ha explicado el reconocimiento de Carranza en octubre de 1915 por diferentes factores: por su ideología "progresivista" y "nacionalista", así como por la presión de algunos grupos económicos norteamericanos, los cuales querían que se resolviera la situación mexicana lo más rápidamente posible para empezar a explotar el petróleo, las minas, entre otros.

Algunos periodistas radicales, como Lincoln Steffens, y líderes sindicales, como Samuel Gompers, también trabajaron en favor de Carranza.[ 26 ]

Un aspecto faltaría aquilatar: la presión que ejercían los partidos políticos y las fuerzas de oposición norteamericanas en la política de Wilson hacia México.

Particularmente, el papel del partido republicano parece clave porque fue el contrincante más importante de Wilson entre 1912 y 1920. Su actitud hacia la cuestión mexicana en esos años y particularmente entre 1915 y 1920 merece un estudio mayor.

Aquí sólo podemos adelantar que desde 1914 y durante todo el año de 1915 atacó la política de Wilson hacia México, no per se, sino por motivos internos: para intentar sabotear su reelección en noviembre de 1916. Diferentes políticos republicanos, el ex presidente republicano Roosevelt, varios senadores de este partido, Fall, Norris y Lodge y hasta el gobernador Colquit del estado demócrata de Texas criticaron la política de Wilson hacia México por sus vacilaciones, debilidad, pasividad y poca eficiencia. También delataron como equivocada la invasión de Veracruz. Además lo censuraron por haber permitido las acciones tumultuosas de las turbas revolucionarias en México y por el bandidaje en la frontera entre México y Estados Unidos, particularmente en el estado de Texas.

También en esta época se sacaron a la luz algunos móviles económicos de esta política. Acusaron a Wilson y otros demócratas de aliarse con algunos intereses norteamericanos en México, los mineros, dejando sin protección a otros los rancheros. También lo atacaron por ayudar a Villa a establecer un matadero en Ciudad Juárez.

Un abogado de Texas defendió la política de Wilson hacia México por ser "correcta y honrada" y denunció que estas críticas usaban estos argumentos para sabotear la reelección de Wilson en 1916.

Wilson se intimidó por estas críticas; para rebatirlas y ganar fuerza interna, algunas veces modificó su política hacia México. Particularmente, en junio de 1915, con el fin de acallar a la oposición interna, tomó una actitud más enérgica hacia las facciones mexicanas; el día 2 las amenazó explícitamente con una intervención norteamericana si no llegaban a un arreglo pacífico.

Esto sólo es una muestra de la influencia que la lucha partidista estadounidense tuvo en la política hacia México.

Desde 1915, el senador Fall, identificado con los intereses petroleros, presionó a Wilson y al candidato republicano Hughes para intervenir en México. Particularmente él convirtió la intervención en México en el tema central de las elecciones de 1916.

Wilson logró reelegirse a finales de 1916 a pesar de que no apoyó esta política intervencionista hacia México. Tal vez desde un año antes, octubre de 1915, él reconoció a Carranza por su afán de reelegirse.[ 27 ]

En suma, en México y Estados Unidos, la lucha interna por el poder, ya sea entre facciones o entre partidos, es la más importante. La política externa en algunas instancias se supedita a ella, aunque no siempre.

La coyuntura internacional

La Primera Guerra Mundial influyó en forma significativa en la decisión de Wilson de reconocer a Carranza en 1915. Sólo teniendo relativa estabilidad en su "patio trasero" Estados Unidos pudo centrar su atención en los sucesos europeos.

Friedrich Katz ha pintado con maestría el papel de Estados Unidos y Europa en la Revolución Mexicana. Particularmente, la relación Estados Unidos-Alemania fue fundamental entre 1910 y 1920. Por el temor de una alianza México-Alemania contra Estados Unidos, Wilson reconoció y apoyó a Carranza.

Wilson se equivocó al pensar que con ello ganaría a Carranza. Éste hábilmente siguió jugando con esta posibilidad entre 1915 y 1920. Él se declaró neutral en la gran contienda y en muchos sentidos coqueteó con los alemanes en esos momentos difíciles.

Otros caudillos mexicanos también tuvieron contacto con los alemanes. Villa y Huerta, por ejemplo. El último incluso obtuvo apoyo alemán, en dinero y armas, para intentar lanzar una rebelión armada desde Estados Unidos hacia México. Exactamente ésta fue detenida en junio de 1915, antes de cruzar la frontera. Es decir, dos meses antes del reconocimiento de Carranza. Tal vez esto no fue una coincidencia.

Conclusiones

Con este trabajo intentó arrojar alguna luz sobre un episodio álgido y dramático de la historia diplomática mexicana: la lucha villista entre 1914 y 1915 por el reconocimiento norteamericano. Logramos aclarar hasta cierto punto sus fases y defectos. Por ejemplo, la falta de autoridad centralista de Villa sobre sus lugartenientes y la corrupción e ineficacia de los intermediarios estadounidenses fueron elementos de su derrota. La derrota militar de Villa también determinó el reconocimiento de Carranza.

Paradójicamente al irse agravando esta situación, las divisiones entre los villistas se agudizaron y muchos se distanciaron de su jefe. Logramos aclarar algunas características de este proceso significativo de separación y cómo ello refleja la personalidad de cada villista.

También contaron otros factores: la victoria de Carranza, la eficacia de su propaganda, su espionaje y sus intermediarios. Finalmente, la coyuntura norteamericana y la mundial influyeron en el reconocimiento de Carranza.

Para terminar quisiéramos destacar dos cuestiones. El reconocimiento del gobierno de los Estados Unidos es vital para cualquier gobierno establecido de un país subdesarrollado y para las facciones en ascenso que luchan por derribarlo. En el caso mexicano esta regla general se acentúa más por nuestra vecindad con el país del norte. Ésta ha originado que Estados Unidos tuviera un papel importante en la Revolución Mexicana : de allí se importaban armas, expediciones armadas, conspiraciones, etcétera. Además, la actitud del gobierno de Estados Unidos hacia el mexicano fue fundamental para su estabilidad en este periodo.

Circunscribiéndonos a la lucha de facciones, queremos destacar que el reconocimiento norteamericano de Carranza trajo como consecuencia que se fortificara este gobierno de dos maneras. Por una parte se detuvieron las acciones sediciosas de sus rivales (en Estados Unidos, mediante diferentes medidas: se decretó un embargo de armas contra ellos y se detuvo a muchos de los que intentaban pasar a pelear a México para derribar al gobierno carrancista). Al unísono se apoyó al gobierno carrancista, de diferentes maneras: se le permitió importar armas desde Estados Unidos, que sus tropas atravesaran por territorio norteamericano para pelear contra los villistas en Sonora con más eficiencia. Incluso en 1919 se mandaron tropas americanas a Ciudad Juárez para fortificar a los carrancistas y derrotar a los villistas.

El reconocimiento de la facción carrancista por último es una lección para cualquier país subdesarrollado, porque ello ilustra el hecho de que tener una política nacionalista y antiintervencionista puede ayudar al triunfo político y diplomático. En cambio, el sometimiento del grupo villista hacia Estados Unidos no lo llevó a obtener el reconocimiento estadounidense ni el triunfo.

 

Fuentes

Archivos
AFALL Archivo de Albert B. Fall, New Mexico University

AMC Archivo de Manuel Calero, Archivo de la Secretaría de Relaciones Exteriores, México

AJMAYTO Archivo de José María Maytorena, Claremont College, California

ALAZGARZA Archivo de Lázaro de la Garza, University of Texas en Austin

AST Archivo de Silvestre Terrazas, University of California at Berkeley

NAW- FBI Federal Bureau of Investigation, Department of Justice, National Archives, Washington

WBP William Buckley Papers, University of Texas, en Austin


Periódicos
El Cosmopolita. Semanario Independiente de Información, 1915.

La Prensa, 1914, 1915, 1916, 1919.

New York Times, 1915.


Fuentes secundarias
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[ 1 ] Clarence Clendenen C. (colonel, US Army), The United States and Pancho Villa. A study in unconventional diplomacy, Ithaca (New York), American Historical Association, 1961; y sobre todo Friedrich Katz, The secret war in Mexico, Chicago, Chicago University Press, 1981, y Friedrich Katz, Pancho Villa, México, Era, 1998, v. I, p. 355-366; v. II, p. 67-126. Cabe advertir que este artículo es un subproducto de mi investigación sobre "Los desterrados mexicanos de la Revolución. El caso de los villistas" y que en el libro que actualmente estoy realizando no tocaré el tema de este artículo.

[ 2 ] Carta de Enrique Pérez Rul a Silvestre Terrazas, de Monterrey a Chihuahua, 20 de marzo de 1915, Archivo Silvestre Terrazas, parte I, caja 58 (exp. Enrique Pérez Rul); La Prensa, 29 diciembre de 1914, 27 de enero de 1915, p. 1 y 8; 28 de enero de 1915, p. 1 y 8; 11 de febrero de 1915, p. 4; 11 de marzo de 1915, p. 1; 17 de marzo de 1915, p. 1 y 8, y 20 de marzo de 1915 p. 1; William Buckley Papers, box 3, decimal file 113.41 (Villa Newspapers). World, 23 de enero de 1915. New York Sun, 25 de marzo de 1915, 28 de marzo de 1915. The Sun, 30 de marzo de 1915.

[ 3 ] La Prensa, 9 de marzo de 1915, p. 1.

[ 4 ] National Archives of Washington, Federal Bureau of Investigation, rollo 856 (6). La Prensa, 4 de junio de 1915, p. 1 y 3, 7 de junio de 1915. Edgcumb Pinchon, Viva Villa. A recovery of the real Pancho Villa, New York, Harcourt, Brace and Company, 1933, p. 315-321.

[ 5 ] Cartas de Alberto B. Piña a José M. Maytorena, 1 de julio de 1915, 29 de julio y 6 de agosto de 1915, Archivo José Maytorena, box V, fólder 14 (1915 July), doc. 1; reporte de F. P. Webster, 17 septiembre de 1915, National Archives of Washington, Federal Bureau of Investigation, rollo 855 (5); rollo 856 (6), Enrique C. Llorente a Miguel Díaz Lombardo, 10 de junio de 1915; Miguel Díaz Lombardo a Francisco Escudero, 16 de julio de 1915; William Buckley Papers, box 3, decimal file 113,41 (Villa); New York Sun, 29 de marzo de 1915. Cfr. La Prensa, 11 de junio de 1914, 20 de marzo de 1915, p. 1 y 3 de agosto de 1915, p. 12; carta de José Santos Chocano al ingeniero Manuel Bonilla, 3 de septiembre de 1915, Archivo Silvestre Terrazas (exp. José Santos Chocano).

[ 6 ] Telegrama de F. A. Sommerferld a Lázaro de la Garza, de New York a El Paso, 24 de junio de 1914; La Prensa, San Antonio, Texas, 25 de junio de 1914, p. 1 y 8, Archivo de Lázaro de la Garza, wallet V (munitions and uniforms transactions), fólder B (F. A. Sommerfeld correspondence 1914-1915), doc. 52. Louis M. Teitelbaum, Woodrow Wilson and the Mexican Revolution 1913- 1916. A history of United States-Mexican relations, New York, Exposition Press, 1967, p. 231.

[ 7 ] Friedrich Katz, Pancho Villa, México, Era, 1998, v. II, p. 91-92.; cfr. Friedrich Katz, The secret war in Mexico, Chicago, Chicago University Press, 1981, p. 276-278; Louis Teitelbaum, Woodrow Wilson and the Mexican Revolution (1913-1916). A history of United States-Mexican relations. From the murder of Madero until Villa's provocation across the border, New York, Exposition Press, 1967, p. 263, 273-276.

[ 8 ] "Miguel Díaz Lombardo a Francisco Villa, 27 mayo 1915", National Archives of Washington, Federal Bureau of Investigation, rollo 856 (6); Archivo Silvestre Terrazas, parte I, caja 113 (recortes de periódicos del año de 1915), periódico México Nuevo, Diario Mexicano, segunda época, n. 17, El Paso, Texas, 13 agosto de 1915, p. 1 y 3, y La Prensa, 2 de junio de 1915; Friedrich Katz, Pancho Villa, México, Era, 1998, v. II, p. 91-92.

[ 9 ] Victoria Lerner, "Estados Unidos frente a las revoluciones de exilados de la época de la revolución fraguadas en su territorio. El caso huertista frente al caso villista", Estudios de Historia Moderna y Contemporánea de México, n. 19, p. 83-114.

[ 10 ] Carta de León J. Cannova a Silvestre Terrazas, 25 de enero de 1915, Archivo Silvestre Terrazas, parte I, caja 11, letra C (exp. León J. Cannova); La Prensa, 16 de enero de 1915; El Cosmopolita. Semanario independiente de información, 16 de enero de 1915 (año I, n. 21); Louis Teitelbaum, Woodrow Wilson and the Mexican Revolution (1913-1916). A history of United States-Mexican relations. From the murder of Madero until Villa's provocation across the border, New York, Exposition Press, 1967, p. 217-229, 244, 247,268, 272, 288, 290; Friedrich Katz, The secret war in Mexico, Chicago, Chicago University Press, 1981, p. 303-305; José Javier Hernández Sánchez, Calero. El hombre y su época. Una revisión, tesis de licenciatura, México, Universidad Nacional Autónoma de México, Facultad de Filosofía y Letras, 1996; Calero a Doheny, 21 de mayo de 1907, Archivo Manuel Calero, libro 23, f. 81.

[ 11 ] Friedrich Katz, Pancho Villa, México, Era, 1998, v. II, p. 91-92; Enrique Llorente a Miguel Díaz Lombardo, 24 de junio de 1915, National Archives of Washington, Federal Bureau of Investigation, rollo (856) (6); cfr. 21 y 27 de junio de 1915; La Prensa, 25, 26 y 28 de junio de 1915; William Buckley Papers, 1 de julio de 1915.

[ 12 ] Graziella Altamirano, Pedro Lascuráin. Un episodio de la Revolución Mexicana, México, Universidad Nacional Autónoma de México, 1969; Graziella Altamirano, "El exilio de Pedro Lascuráin", en Exiliados de la Revolución Mexicana, 1910-1940 (en preparación); National Archives of Washington, Federal Bureau of Investigation, rollo (856) (6). Enrique C. Llorente a Miguel Díaz Lombardo, 15 junio de 1915; La Prensa, 2, 4, 11, 18 junio de 1914, p. 1, 5, 7, 8 y 28 de junio de 1915; Louis Teitelbaum, Woodrow Wilson and the Mexican Revolution (1913-1916). A history of United States-Mexican relations. From the murder of Madero until Villa's provocation across the border, New York, Exposition Press, 1967, p. 254-255.

[ 13 ] La Prensa, 9 de junio de 1915; cfr. Miguel Díaz Lombardo a Felipe Ángeles, de Chihuahua a León, 1 de junio de 1915, National Archives of Washington, Federal Bureau of Investigation, rollo 856 (6); Lázaro de la Garza a Francisco Villa, 30 de mayo de 1915, Archivo de Lázaro de la Garza, wallet I, fólder J, doc. 12; La Prensa, 12 de junio y 13 de agosto de 1915, p. 1; Enrique Llorente a Miguel Díaz Lombardo, de Washington a Chihuahua, 2 de junio de 1915, National Archives of Washington, Federal Bureau of Investigation, rollo 856 (6).

[ 14 ] Friedrich Katz, Pancho Villa, México, Era, 1998, v. II, p. 84-85; Friedrich Katz, The secret war in Mexico, Chicago, Chicago University Press, 1981; Edgcumb Pinchon, Viva Villa. A recovery of the real Pancho Villa, New York, Harcourt, Brace and Company, 1933, p. 315-321.

[ 15 ] Friedrich Katz, Pancho Villa, México, Era, 1998, v. I, p. 355-366; v. II, p. 79, 83; Friedrich Katz, The secret war in Mexico, Chicago, Chicago University Press, 1981, p. 305-306; La Prensa, 27 de junio de 1915, 16 de agosto de 1915, p. 1, 15 de septiembre de 1915, p. 1 y 5; Manuel Bonilla a Miguel Díaz Lombardo, 21 de junio de 1915, National Archives of Washington, Federal Bureau of Investigation, rollo 856 (6). C. Llorente a Miguel Díaz Lombardo, 3 de agosto de 1915, National Archives of Washington, Federal Bureau of Investigation, 4-30, 17 de julio, E; William Buckley Papers, 7 de julio de 1915. Archivo Silvestre Terrazas, parte I, caja 113 (recortes de periódicos del año de 1915), periódico México Nuevo. Diario Mexicano, El Paso, Texas, 13 agosto de 1915, p. 2 y 3; respuesta de Álvaro Obregón al cónsul americano, el 22 de agosto de 1915, y de Cesáreo Castro a Carranza, de la misma fecha, Albert B. Fall Papers, Grupo de Letras M-O, Letra N, fólder Niagara Falls, y New York Times, 22 de agosto de 1915; Louis Teitelbaum, Woodrow Wilson and the Mexican Revolution (1913-1916). A history of United States-Mexican relations. From the murder of Madero until Villa's provocation across the border, New York, Exposition Press, 1967.

[ 16 ] Friedrich Katz, Pancho Villa, México, Era, 1998, v. I, p. 355-366; II, p. 79, 83, 90, 109-113 y s.; Clarence Clendenen C. (colonel, U S Army), The United States and Pancho Villa. A study in unconventional diplomacy, Ithaca (New York), American Historical Association, 1961, p. 192 y s.; Reporte de C. G. Beckham, El Paso, Texas, 2 septiembre de 1915, National Archives of Washington, Federal Bureau of Investigation, rollo 856 (6); Roque González Garza a Francisco Villa, 22 de septiembre de 1915 (está incompleta sólo segunda hoja) y 23 de septiembre de 1915, Archivo José Maytorena, caja V, fólder 16 (septiembre 1915), doc. 24; Mardee Beldind de Water, "Revolutionary El Paso 1910- 1917", p. 152.

[ 17 ] Friedrich Katz, Pancho Villa, México, Era, 1998, v. II, p. 83-84; Manuel Bonilla a Miguel Díaz Lombardo, 3 de junio de 1915, National Archives of Washington, Federal Bureau of Investigation, rollo 856 (6); El Cosmopolita, Semanario independiente, Kansas, Missouri, año I, 26, 20 de marzo de 1915, p. 1; Friedrich Katz, The secret war in Mexico, Chicago, Chicago University Press, 1981, p. 264-265; National Archives of Washington, Federal Bureau of Investigation, 31 de mayo al 31 de junio de 1915.

[ 18 ] Friedrich Katz, Pancho Villa, México, Era, 1998, v. II, p. 67-126; Manuel Bonilla a Miguel Díaz Lombardo, 23 de junio de 1915, National Archives of Washington, Federal Bureau of Investigation, rollo 856 (6); Albert B. Fall Papers, Reel 35, grupo letras T-V, letra V, exp. 22, "Villarreal, Antonio, 'Mexican letter of January 1915', 16 issued by the Mexican Bureau Of Information", suite 334, 17 Battery Place, New York City, declaraciones sensacionales de Antonio I. Villarreal sobre "The truth about villismo".

[ 19 ] Carta de Enrique C. Llorente a Miguel Díaz Lombardo, 9 de junio de 1915, National Archives of Washington, Federal Bureau of Investigation, rollo 856 (6); La Prensa, 26 julio, 2 y 3 de julio de 1915. Cfr. 13 de diciembre de 1919.

[ 20 ] Friedrich Katz, Pancho Villa, México, Era, 1998, v. II, p. 91-92, 101-103; Friedrich Katz, The secret war in Mexico, Chicago, Chicago University Press, 1981, p. 276-278, 283-284; La Prensa, 22 de septiembre de 1915; cfr. Louis M. Teitelbaum, Woodrow Wilson and the Mexican Revolution (1913-1916). A history of United States-Mexican relations. From the murder of Madero until Villa's provocation across the border, New York, Exposition Press, 1967, p. 302-306.

[ 21 ] Friedrich Katz, The secret war in Mexico, Chicago, Chicago University Press, 1981, p. 262-265, 268,276-278, 284; José María Maytorena a los generales Urbalejo y Acosta, 18 de octubre de 1915, Archivo José Maytorena (October 1915); La Prensa, 1 de septiembre de 1916, p. 1; reporte de G. C. Beckman", 2 septiembre de 1915, National Archives of Washington, Federal Bureau of Investigation, rollo 856 (6); sobre el caso Madero: Raúl Madero a Francisco Villa, 9 y 29 de septiembre de 1915, y Raúl Madero a José María Maytorena, 29 septiembre de 1915, Archivo José Maytorena, caja V, fólder 16 (September 1915), doc. 30 y 29, respectivamente.

[ 22 ] Ángel Caso a Lázaro de la Garza, 9 de julio de 1914, Archivo de Lázaro de la Garza, wallet V (munitions and uniform transactions), fólder b (F. A. Sommerfeld correspondence, 1914-1915), doc. 75; Roque González Garza a Francisco Villa, 23 septiembre de 1915, Archivo José Maytorena, caja V, fólder 19 (1915 september), doc. 24; La Prensa, 18 y 22 septiembre de 1915; José Santos Chocano a Manuel Bonilla [dice Villa ?], 30 de julio de 1915, Archivo Silvestre Terrazas, parte I, caja 14, letra Ch (exp. José Santos Chocano).

[ 23 ] Cabe advertir que el profesor Michael Smith está realizando una investigación sobre el servicio de inteligencia carrancista y que él me proporcionó un escrito muy provisional sobre éste; carta de Miguel Díaz Lombardo a Manuel Bonilla, 17 de junio de 1915, National Archives of Washington, Federal Bureau of Investigation, rollo (856) (6); cfr. en la misma fuente 17-19 de julio de 1915; artículo "La derrota de la división del norte no fue debida al general Obregón sino a la administración de Wilson y al desbarajuste administrativo" firmado por Matías García, en San Antonio, Texas, 18 de mayo de 1919, Archivo Silvestre Terrazas, parte I, caja 29, letra G (exp. Matías C. García); "Manifiesto al pueblo yucateco" por Francisco Villa, 19 de julio de 1915, Archivo Silvestre Terrazas, parte I, caja 78, letra V (expediente Francisco Villa).

[ 24 ] Friedrich Katz, Pancho Villa, México, Era, 1998, v. II, p. 89, 90, 252-254; 255, 280, 286, 360-361, 386; cfr. v. I, p. 406, 428, 448-449; v. II, p. 26, 102, 204, 254, 259, 263, 275; Manuel Bonilla a E. Stone, 30 de mayo de 1915, y Manuel Bonilla a Miguel Díaz Lombardo, 30 de mayo de 1915, National Archives of Washington, Federal Bureau of Investigation, rollo (856 6), 27-30 de mayo de 1915; Francisco Villa a Fidel Ávila, 27 de enero de 1915, Archivo Silvestre Terrazas, parte I, caja 78, letra V (exp. Francisco Villa) (Doroteo Arango, fólder 2); A Silvestre Terrazas de Ignacio Perchez Enríquez, 18 de abril de 1915, Archivo Silvestre Terrazas, parte I, caja 57) (exp. Ignacio Perchez Enríquez); recibo firmado en Nogales, 22 de mayo de 1915, Archivo José Maytorena, caja 5, fólder 12 (mayo 20-31, 1915), doc. 13; La Prensa; 28 de febrero de 1915, p. 1, y 13 de diciembre de 1919, p. 1 y 7; William Buckley Papers, box 3, decimal file 113.41, b (2), 9 de marzo de 1915. El Cosmopolita, Kansas, Missouri, año I, n. 28, sábado 6 de marzo de 1915, p. 2. Cfr. Pablo Yankelevich, "Centroamérica en la mira del constitucionalismo, 1914- 1920", p. 13-27 (mecanografiado, por publicarse en la Universidad Autónoma Metropolitana).

[ 25 ] N. Richard Adams, "El poder: sus condiciones, evoluciones y estrategias", Estudios Sociales Centroamericanos, n. 4 (enero-abril 1973), p. 66-140.

[ 26 ] Friedrich Katz, Pancho Villa, México, Era, 1998, v. II, p. 97; Clarence Clendenen C. (colonel, US Army), The United States and Pancho Villa. A study in unconventional diplomacy, Ithaca (New York), American Historical Association, 1961.

[ 27 ] Victoria Lerner, Desterrados de la revolución mexicana. El caso de los villistas (en preparación); Victoria Lerner, "El exilio villista en Estados Unidos 1915-1921", Journal of Mexican Studies, v. 17, n. 1, p. 109-141; Manuel Bonilla a Miguel Díaz Lombardo, 30 de mayo de 1915, Miguel Díaz Lombardo a Francisco Villa, 31 de mayo de 1915, y Miguel Díaz Lombardo a Felipe Ángeles, 1 de junio de 1915, y nota del 2 de junio del presidente de Estados Unidos a los diferentes jefes de facciones mexicanas, en el mismo grupo de papeles (mensajes obtenidos), National Archives of Washington, Federal Bureau of Investigation, rollo 856 (6); Henry Bornhorf a Mr. F. E. Stevenson, 22 de septiembre de 1915; Albert B. Fall a R. M Dudley, Texas, 6 diciembre de 1915; R. M. Dudley a Albert B. Fall, el 15 diciembre de 1915; R. M. Dudley a Albert Fall, 3 diciembre de 1915, Albert B. Fall Papers, rollo 36, grupo W, exp. 79 (nombre: Woodrow Wilson-Venustiano Carranza), parallel between Woodrow Wilson and Venustiano Carranza, s. l., s. f., s. a., 10 p.; Issac Garza al senador Fall, septiembre de 1919, Albert B. Fall Papers, New Mexico University, grupo D (expediente R. M. Dudley). Cfr. Huntington Library, exp. Woodrow Wilson, box 107 (13). Woodrow Wilson attitude towards México, 1916, 6 pieces y exp. 14 de la misma caja con nombre exp. Woodrow Wilson-Carranza 1919, 8 pieces; Louis M. Teitelbaum, Woodrow Wilson and the Mexican Revolution (1913-1916). A history of United States-Mexican relations. From the murder of Madero until Villa's provocation across the border, New York, Exposition Press, 1967, p. 279, 292 y s.

Estudios de Historia Moderna y Contemporánea de México, Martha Beatriz Loyo (editora), México, Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Históricas, v. 22, 2001, p. 83-114.

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