Estudios de Historia Moderna y Contemporánea de México

 

Christian Kloyber (compilador), Exilio y cultura. El exilio cultural austriaco en México, México, Secretaría de Relaciones Exteriores, 2002, 232 p.

Érika Lara Ríos

Instituto de Investigaciones Doctor José María Luis Mora


Uno de los capítulos más destacados y loables de la política exterior mexicana es, sin duda, su política de asilo en diversos momentos del siglo xx. A finales de los años treinta y principios de los cuarenta, México abrió sus puertas a los españoles que huían de los horrores de la guerra civil y a muchos europeos perseguidos por los nazis o fascistas, durante la Segunda Guerra Mundial.

El Acervo Histórico Diplomático de la Cancillería Mexicana, encargado de investigar y difundir la historia de las relaciones del país con el exterior, publicó recientemente el libro Exilio y cultura. El exilio cultural austriaco en México, cuyo objetivo principal es destacar la posición humanitaria y solidaria de la sociedad mexicana, representada por sus políticos, diplomáticos, intelectuales y artistas, quienes permitieron o facilitaron el ingreso al país de refugiados austriacos en el periodo de 1938-1939.

En segundo lugar, el texto pretende dar a conocer las aportaciones de los austriacos durante su exilio en la educación, la ciencia y las artes. A este respecto, Christian Kloyber (el compilador) destaca la capacidad de México para enriquecer y enriquecerse con lo que en principio pudiera parecerle ajeno.

Un tercer objetivo del texto en cuestión es hacer un reconocimiento a personajes de la talla de Lázaro Cárdenas, Isidro Fabela y Gilberto Bosques, quienes, con actitud visionaria y apegada a principios humanitarios, protestaron ante la invasión alemana a Austria y demostraron su oposición a ella al recibir y proteger a los perseguidos por el nazismo.

Exilio y cultura. El exilio cultural austriaco en México está dividido en siete capítulos y dos anexos. En el primer capítulo, Kloyber explica el proceso del Anschluss, la anexión de Austria por parte de la Alemania nazi, y cómo este hecho provocó que miles de austriacos -la mayoría de ellos judíos- tomaran la difícil, pero necesaria, decisión de emigrar. Al final de este apartado, Peter Katz presenta su testimonio de los hechos: su familia, como muchas más, se desintegró a causa del Anschluss y él sobrevivió, entre otras cosas, gracias a que pudo refugiarse en México.

El segundo capítulo está dedicado a revisar la postura de México frente a la invasión alemana a Austria y sus antecedentes. Entre estos últimos, destaca la identificación con los revolucionarios mexicanos de 1910 de los socialistas austriacos, creadores del experimento social conocido como la "Viena Roja", estudiado y admirado por el intelectual mexicano José Vasconcelos. Asimismo, Kloyber encuentra en el apoyo del gobierno de Lázaro Cárdenas a la España republicana un antecedente más a la condena mexicana al Anschluss. En 1938, cuando Austria desapareció del mapa político europeo, el gobierno mexicano acababa de expropiar las industrias petroleras, lo cual tuvo como consecuencia el aislamiento internacional del país. A pesar de esta difícil situación, Isidro Fabela, representante de México ante la Sociedad de Naciones, protestó en este foro en contra del Anschluss, con lo cual la diplomacia y el gobierno mexicanos demostraron la congruencia de sus principios de política exterior con sus actos.

La tercera parte del texto narra cómo los artistas e intelectuales mexicanos -como Frida Kahlo y Eulalia Guzmán, entre otras personalidades- formaron comités de apoyo para agilizar la entrega de visas a los refugiados, o bien, impulsaron la creación de la Liga Pro Cultura Alemana, como lo hizo Vicente Lombardo Toledano.

El capítulo cuarto está conformado por una serie de testimonios de austriacos que se exiliaron en México; algunos de ellos regresaron a Europa cuando terminó la guerra y otros tantos se quedaron en el país de exilio para iniciar una vida nueva. Ambos grupos hicieron o han hecho -en el caso de quienes se quedaron- importantes aportaciones en diversos ámbitos de la vida nacional. Así, por ejemplo, las científicas Trude Kurz y Marietta Blau fueron profesoras en la Universidad Nacional Autónoma de México y en el Instituto Politécnico Nacional, respectivamente; y la fotógrafa y antropóloga Ruth Deutsch de Lechuga ha contribuido, a través de su museo y sus fotografías etnográficas, a la difusión del arte popular mexicano. En este apartado, además de hacer un reconocimiento a la contribución de los austriacos en el arte, la ciencia y la cultura, algunos autores como Bruno Schwebel o Walter Grün narran las vicisitudes por las que tuvieron que atravesar para emigrar, y así, salvar sus vidas. Sin embargo, no sólo los austriacos estuvieron en peligro cuando ocurrió la invasión de Alemania, pues también los diplomáticos que se encontraban ahí vieron su vida amenazada.

Para el capítulo quinto, Kloyber seleccionó algunos pasajes del libro Historia oral de la diplomacia mexicana. Gilberto Bosques,[ 1 ] a fin de rendir homenaje al embajador Gilberto Bosques por el gran apoyo que dio a los inmigrantes europeos en la época de la Segunda Guerra Mundial. En los fragmentos escogidos, Bosques, entonces cónsul en Marsella, da su testimonio de cómo ayudó a escapar a cientos de refugiados en Francia, ya sea para unirse a la resistencia o para venir a México. Asimismo, describe su vida en el hotel-prisión establecido por los nazis en la ciudad alemana de Bad Godesberg, en el cual estuvo cautivo, junto con su familia y otros diplomáticos.

El capítulo sexto se refiere a las aportaciones culturales de los exiliados de habla alemana, quienes se mantuvieron cohesionados -a pesar de sus diferencias ideológicas-, en torno del club cultural Heinrich Heine. Dicha agrupación promovió numerosos conciertos, óperas y obras de teatro, como La ópera de los tres centavos de Bertolt Brecht y el estreno en México de La flauta mágica de W. Amadeus Mozart, entre muchas más. En esta sección, destaca el texto dedicado a uno de los pintores surrealistas más importantes: Wolfgang Paalen, quien, más que un refugiado, se consideró un amigo entrañable de México.

Exilio y cultura. El exilio cultural austriaco en México no podía terminar sin las muestras de gratitud de los austriacos al país que no sólo les abrió las puertas, sino que les dio la oportunidad de desarrollarse en diversos ámbitos: económico, social y cultural. En esta sección destaca el artículo "El penacho de Moctezuma", escrito por Bruno Frei, en el cual, de forma amena, se explica cómo es que llegó a Austria el controvertido penacho.

El primer anexo es el resultado de las pesquisas de Kloyber en los archivos donde se documenta la llegada a México de los exiliados europeos, especialmente de origen judío (alrededor de 1 500), durante la Segunda Guerra Mundial.

El segundo anexo está constituido por los datos biográficos de algunos de los principales personajes del exilio cultural austriaco en México, entre quienes destacan el reconocido historiador Friedrich Katz, los directores de orquesta Carl Alwin y Ernst Römer, y el periodista Egon Erwin Kisch.

Quizá el principal alcance de la obra sea, a la vez, su principal deficiencia. El compilador se dio a la tarea de reconstruir los testimonios de varios exiliados austriacos en México, lo cual refleja un arduo trabajo de investigación; sin embargo, tantas memorias personales llegan a opacar los sucesos históricos. En este sentido, el capítulo sexto resulta bastante repetitivo y agotador, pues abunda en nombres, fechas y títulos de obras de teatro, óperas y conciertos, por lo que -de nuevo- se resta importancia a las cuestiones históricas relevantes.

Por otra parte, el texto consigue plenamente su objetivo de ejemplificar y destacar la capacidad de la sociedad mexicana para enriquecerse con diferentes elementos culturales, gracias a lo cual los exiliados austriacos encontraron eco a sus propuestas artísticas.

Finalmente, el libro en cuestión pone al descubierto la congruencia de los principios de política exterior mexicana con las acciones de sus diplomáticos, políticos y con la sociedad en general.

En suma, se trata de una obra interesante que sitúa al lector en el contexto nacional e internacional donde tuvo lugar un suceso que, no obstante su importancia y valor para la historia de las relaciones exteriores, había recibido poca atención: el asilo en México.

[ 1 ] Graciela de Garay, Historia oral de la diplomacia mexicana. Gilberto Bosques, México, Secretaría de Relaciones Exteriores, 1988 (Archivo Histórico Diplomático Mexicano. Historia Oral de la Diplomacia Mexicana, 2).

Estudios de Historia Moderna y Contemporánea de México, Marcela Terrazas y Basante (editora), Alfredo Ávila (editor asociado), México, Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Históricas, v. 25, 2003,
p. 178-181.

DR © 2006. Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Históricas