Estudios de Historia Moderna y Contemporánea de México

 

Andrés Lira, Comunidades indígenas frente a la ciudad de México.
Tenochtitlán y Tlatelolco, sus pueblos y barrios, 1812-1919
, Zamora,
Michoacán, El Colegio de Michoacán-El Colegio de México -Consejo
Nacional de Ciencia y Tecnología, 1988, 426 p.

Álvaro Matute


La formación jurídica, un sólido conocimiento sociológico y una gran pasión por la historia están presentes en el libro de mayor envergadura que ha publicado Andrés Lira hasta la fecha. Antes había dado a la prensa El amparo colonial y el juicio de amparo mexicano y La creación del Distrito Federal. Posteriormente ha hecho una antología de textos de "los grandes" de la primera mitad del siglo XIX mexicano: Zavala, Mora y Alamán, titulada Espejo de discordias. Lira no se ubica propiamente como especialista en una parcela temporal de la historia. Su campo es el de la historia institucional, en la que se distingue como heredero renovador de la enseñanza recibida de José Miranda, principalmente. Buen lector de Ferdinand Tunnies, Comunidad y sociedad esta subyacente en el libro ahora comentado, no como marco teórico, sino como estructura profunda o "metatexto".

Efectivamente, el tema, según queda enunciado en el título es el de las comunidades indígenas frente a la ciudad de México, es decir, la historia de su lucha por sobrevivir a partir del momento en que los afanes liberales expresados primero en la Constitución de 1812 y después en toda la trayectoria constitucional mexicana establecieron la igualdad jurídica en Nueva España y después en el México independiente. Se trata de la recuperación de un cabo suelto de la historia nacional, de historiar lo que habla permanecido soslayado por la elite blanca o criolla, y aun mestiza, como reprimenda a las comunidades indígenas que se negaron a ser integradas de manera mágica por efecto de la ley, cuando la realidad, la inercia histórica, enseñaban que tres siglos de vivir de un modo particular no pueden disolverse en un debate parlamentario en el cual no son escuchados los protagonistas objeto de ese cambio.

Se trata, entonces, de un recorrido principalmente por el siglo XIX. De hecho sólo se asoma a los primeros años del siglo XX, cuando, por efecto de la reforma agraria, se liquida la situación de las comunidades de San Juan y de Santiago, ya de por sí bastante maltrechas a partir de la Ley Lerdo y de hechos particulares en Ámbitos particulares, como aconteció con el pleito de Félix Cuevas contra la comunidad de Mixiuca. El problema es el crecimiento de la ciudad de México, y más que eso, su intolerancia hacia la coexistencia con los pueblos y barrios de raigambre indígena que habían sido sujetos de una legislación particular, distinta a la española, es decir, a la que regía para los españoles; es la historia de querer ser considerados "iguales" cuando así convenía, pero seguir siendo considerados "indios" porque en realidad los blancos no los aceptaban como verdaderamente iguales.

El texto de Lira, abundante en casos que ilustran la preparación jurídica del autor, no se queda sólo en una historia institucional, sino que se reconstruye un proceso vivo en el cual se recupera la voz de sus actores y no sólo se conoce de manera unívoca la acción de la ciudad sobre las comunidades, sino la de éstas frente a la ciudad. Además, es una ejemplificación en casos concretos y particulares de lo que en términos generales planteó en la década de los treinta Andrés Molina Enríquez en su poco leída obra La revolución agraria de México, en la cual analiza los aspectos indios, criollos y mestizos de la historia de México, según fueron integrando el proceso evolutivo nacional. El libro de Andrés Lira guarda una importante relación con esa obra clásica del gran sociólogo positivista.

En cuanto al rescate de la voz de los actores, en ello radica una de las mayores virtudes de Lira. Su pesquisa documental es definitivamente exhaustiva en la medida en que encontró fuentes que permiten ver las dos caras de la moneda. En otro texto, derivado de la experiencia documental del ahora comentado, y que es una ponencia recogida en el libro titulado Memoria y olvido, el propio Lira llama la atención acerca de la importancia que tiene el hecho de que una comunidad produzca las fuentes que le permitan no sólo la ulterior reconstrucción de su proceso, sino la utilización de la documentación para alegar sus derechos. La fuente no se produce sólo como potencial historiográfico sino como instrumento jurídico. No vale la pena describir el vasto número de repositorios consultados; simplemente se puede decir que no se omitieron posibilidades.

Comunidades indígenas frente a la ciudad de México ejemplifica acerca de la incomprensión de parte de la modernidad hacia la tradición que la sustenta. Es un libro denso y apretado que le hace recordar al estudioso de las etapas moderna y contemporánea de México que antes de ellas hubo un pasado indígena y uno colonial que no sucumbieron de un plumazo en 1521 y 1810.

Estudios de Historia Moderna y Contemporánea de México, Álvaro Matute (editor), México, Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Históricas, v. 11, 1988, p. 272-274.

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