Estudios de Historia Moderna y Contemporánea de México

LA OPOSICIÓN MENOR
A LA CANDIDATURA PRESIDENCIAL DE CALLES

Georgette José Valenzuela


Dentro del estudio que sobre el desarrollo de las campañas presidenciales posrevolucionarias se han realizado en el país, existe una que hasta estos momentos no ha merecido la atención de aquellas personas dedicadas a desentrañar la historia política del México contemporáneo. Concretamente nos referimos a la campaña que llevó a ocupar el cargo de presidente de la República a Plutarco Elías Calles. Los textos que existen sobre este personaje, sólo lo tocan directa o lateralmente, y en ellos se afirma o que Calles personificó la imposición del presidente Obregón, o la primera elección posrevolucionarias, realmente democrática, cuando se trata de panegiristas. A lo más que se hace mención es a la rebelión delahuertista, por haber sido expresión culminante de la misma; pero aun ella se encuentra sin explicación, en vista de que sólo se ha atendido desde el punto militar y no político, económico y social.

Esta campaña es un hito en la historia contemporánea de México, ya que en ella se plantea una nueva correlación de fuerzas respecto a las que se habían gestado en los inicios de la propia Revolución. La campaña en sí ha quedado sin explicación, así como sus principales actores, que históricamente constituye un proceso singularmente aclaratorio de la situación del propio gobierno de Calles y de las posiciones asumidas por los diversos sectores ante la reelección de Obregón.

El punto de interés no es que Calles haya resultado electo presidente, sino la forma y el porqué llegó a serlo, además de la manera en cómo Obregón y el mismo Calles aprendieron la lección de 1920; sentando así las bases de lo que sería la transmisión del poder.

Por estas razones, nuestro estudio no parte del inicio de la campaña, sino de lo que hemos llamado "la fase de la precampaña" que va de enero a septiembre de 1923, porque es aquí donde se puede ver claramente quiénes, de antemano, serían los derrotados y quiénes los vencedores. Además, el haber comenzado nuestra investigación en estas fechas nos permitió delimitar tres grupos.

En el primero, se encontrarán los vencidos en la rebelión delahuertista: el propio Adolfo de la Huerta, un sector importante del ejército, y el principal partido de ese entonces, el Nacional Cooperatista. Las principales causas de su futura derrota serán: la ambigüedad de los tres, su falta de cohesión política e ideológica y el haber creído que la situación era la misma que en 1920. Fueron hombres que habían gozado de las primicias revolucionarias, pero que al irse estabilizando la situación nacional se vieron inmiscuidos dentro de las obligadas depuraciones que lógicamente sobrevinieron de un movimiento tan amplio como lo fue la Revolución. Su único punto de convergencia fue el de haber sido revolucionarios; cada quien luchó por sus propios intereses sin conseguir hacerlos a un lado para así presentar un frente único, situación de la que se aprovecharán lógicamente los futuros vencedores.

En el segundo grupo estaban Álvaro Obregón, Calles, el Partido Laborista Mexicano y el Partido Nacional Agrarista. Sus actividades fueron con el objeto de atraerse no sólo a los obreros y a los campesinos, sino también al resto del grupo revolucionario. Si Obregón, en 1923 o antes, vio que el mejor para sucederle era Calles fue debido a que tuvo intereses muy concretos en ello. Aparte de ser uno de los integrantes del triunvirato sonorense, fue también su colaborador y amigo, al igual que De la Huerta ; pero conociendo el carácter de ambos y los intereses y presiones que cada uno de ellos tenía y representaba, prefirió a Calles. Se pueden decir muchos vituperios contra Calles, pero de lo que no se le puede tachar es de haber sido un bonachón y presa fácil de los diferentes intereses en pugna que se manifestaban.

La mayoría de las ocasiones que se habla de Calles es refiriéndose, sobre todo, a la rebelión cristera o al Maximato, sin tomar en cuenta su figura tiempo atrás, y que le valió ser el sucesor de Obregón, quien utilizó mecanismos -pasando por el federalismo y afianzando el centralismo o lo que más tarde vendría a llamarse "presidencialismo"-, tales como el acorralamiento de los sectores descontentos que intentaron disputarle el poder para precipitarlos en su caída; compra de funcionarios de todos los niveles; cambio de gobernadores a discreción; atracción de las masas por medio de concesiones paliativas, etcétera; todas ellas no realizadas de una forma ostentosa, sino muy hábilmente "por detrás de la puerta". Aunque Obregón sabía que Calles no era de ninguna manera un "caudillo" como él, sino su antítesis, lograría ver coronada con éxito su empresa. En síntesis, el triunfo del grupo en el poder, estaría ya asegurado no sólo política, militar y económicamente, sino también partidariamente.

El tercer grupo se encuentra integrado por todas aquellas personas o partidos que no tenían, en la realidad concreta, ninguna posibilidad de influir en el proceso electoral: el partido Liberal Constitucionalista, el Partido Fascista Mexicano, Roque Estrada, Salvador Alvarado, etcétera.

La pelea que se dio entre los dos primeros grupos fue dentro del mismo obregonismo, no así la del tercer grupo que por ello se ha llamado la lucha de la oposición externa o menor. Asimismo, dentro de la historiografía alusiva al tema, no existe ningún señalamiento a este grupo y es por esta razón que de los tres grupos, hemos escogido la presentación del último.

La oposición externa estuvo integrada por el Partido Liberal Constitucionalista, el Partido Fascista Mexicano y lo que hemos llamado los "candidatos menores", y a su lucha se le ha caracterizado de esta manera:

  1. El Partido Liberal Constitucionalista ya no contaba con el beneplácito del Caudillo para su existencia, y su participación en la campaña no representaba ni representaría un obstáculo insalvable, aunque aún se moviera dentro de los ámbitos del mismo obregonismo.
  2. La aparición de un "partido fascista" implica, ya de por sí, una lucha contra el régimen establecido o por establecerse en el caso mexicano, así como la desvinculación con los grupos revolucionarios en el poder.
  3. Por último, la presentación de los otros posibles futuros candidatos, aparte de Calles y De la Huerta, obedece más a las notas que sobre ellos publicó la prensa diaria nacional que al hecho de que consideremos hayan tenido alguna posibilidad de triunfo. Algunos se creían los herederos del movimiento armado y por lo tanto exigían una mayor participación en el poder como Enrique Estrada o Roque su hermano; y otros representaban a los que habían estado presentes durante el porfirismo o el huertismo y ahora se encontraban "arrumbados", como Emeterio de la Garza Jr. El único que merece atención aparte es el general Ángel Flores, como se verá más adelante.

El Partido Liberal Constitucionalista

Aunque la importancia que posee este partido -en adelante se citará PLC- para 1923 ya no representa la influencia que llegó a tener en mejores épocas a nivel nacional, no por ello podemos hacerlo a un lado debido a que el proceso que marcó su auge y su caída parecen volver a repetirse con otro partido: el Cooperatista. De haber sido un partido con gran éxito, en 1923 vivía su bancarrota política; y lo mismo acontecería con el Cooperatista.

La caída del PLC, "como la de los demás partidos de su tiempo, dependió de la voluntad personal del 'Caudillo' que le había auspiciado [Obregón]. No era el PLC el que le marcaba a Obregón el camino a seguir, sino a la inversa".[ 1 ]

Todos los puntos que a continuación señalaremos respecto a la postura adoptada por Obregón frente al PLC estarán de nueva cuenta presentes en 1923 con Calles, Obregón y el Cooperatista.

Cuando Obregón se autopostuló para la presidencia en 1920, decidió no aceptar la tutoría de ningún partido, logrando con ello el desconcierto del PLC, por considerar éste que él sería quien lograría imponer a Obregón su programa, a la manera norteamericana parlamentaria. Pero se les olvidó que Obregón era el Caudillo. Al triunfo de éste, el PLC obtuvo la mayoría de los escaños en el Congreso de la Unión y los ayuntamientos del Distrito Federal, así como la colocación de varios de sus afiliados en las gubernaturas estatales.

A causa de su rápido encumbramiento, pensó que podía vetar las acciones del ejecutivo y lo comienza a hostigar, a través del Congreso, llegando a presentar en 1921 un proyecto para la instauración del régimen parlamentario en México:

el presidente de la República sería designado, como lo era hasta entonces, por elección popular, pero existiría un primer ministro y un gabinete designados por el propio Congreso. Los secretarios de Estado se nombrarían de una terna que el presidente de la República enviaría al parlamento.[ 2 ]

La reacción de Obregón fue la de destituir a varios secretarios de Estado, como el general Antonio I. Villarreal de la Secretaría de Agricultura, y de socavar las posiciones que a nivel nacional tenían los peleceanos. En 1922, con motivo de las elecciones para diputados federales, el primer mandatario concedió su apoyo a los candidatos presentados por el partido Nacional Cooperatista, en detrimento de los presentados por el PLC. A partir de este momento el Constitucionalista comenzó su declinación constante: "Un caudillo, Obregón, le había dado vida, y el mismo progenitor se la arrebataba".[ 3 ]

Son estas razones las que nos llevaron a incluir a este partido en la oposición externa, porque si bien todavía tenía cierta influencia en algunos estados de la república, ello no significaba la injerencia directa en la toma de decisiones a nivel nacional que antes había poseído.

Hasta abril de 1923 se dan las primeras declaraciones de los líderes del PLC, a pesar de que marzo había sido el mes más cálido en lo que se refería a las noticias sobre la futura campaña electoral. Se habló de que el candidato del partido sería el ingeniero Pascual Ortiz Rubio, quien en ese entonces ocupaba un cargo diplomático en Europa. [ 4 ]

Se decía que el PLC resucitaría y que Ortiz Rubio sería su jefe, quien ya había enviado una carta en la que aceptaba ser candidato a la presidencia de la República. El PLC prometía abandonar todo su anterior radicalismo y cualquier persona que lo deseara podría ingresar a él; su programa sería dirigido contra todos aquellos elementos "rojos". Anunciaron que celebrarían su convención en septiembre con asistencia de más de trescientos delegados de todo el país.[ 5 ]

Según las noticias periodísticas, el PLC, a partir de mayo, entró en una activa etapa de reorganización a nivel nacional. Se formaría la "Federación del Partido Liberal Constitucionalista" con dos representantes por cada Estado; habría treinta y cinco vocales para integrar las federaciones locales. Se perseguiría la hegemonía y cuando ya se hubiera formado la federación se escogería al candidato y agregarían "como punto esencial o postulado de la plataforma política de gobierno el establecimiento del régimen parlamentario".[ 6 ] El PLC siguió luchando de manera utópica, por establecer un régimen parlamentario, sin lograr vislumbrar que ese intento había sido la causa de su caída política.

Los candidatos que se mencionaron en esta primera etapa fueron el general Salvador Alvarado, el ingeniero Pascual Ortiz Rubio, el general Manuel García Vigil, el licenciado Rafael Martínez Escobar, el licenciado Emilio Vázquez Gómez y Adolfo de la Huerta.

Los integrantes del PLC consideraban que en esos momentos era inútil en México la existencia de partidos políticos, ya que sus programas no lograban influir en el gobierno y estaban sujetos a personalidades surgidas de la Revolución ; debido a esto, abogaban por la implantación en el país del parlamentarismo con lo que desaparecerían los hombres y permanecerían las ideas. Este deseo implicaba que el poder estaría repartido en distintas tendencias. También pretendían que se estableciera el servicio civil "para eliminar el burocratismo, por medio del escalafón". [ 7 ]

Buscaron unirse con el Partido Nacional Agrarista y con el Partido Laborista, para presentar un frente unido ante los embates de su enemigo, el Cooperatista, aunque señalaban que si no se llegaba a un acuerdo sobre los deberes y derechos de estos partidos, el PLC, de ninguna manera se uniría con el Cooperatista. En junio se llegó a mencionar que era tal la actividad de este partido que recibían de trescientas a cuatrocientas cartas diarias de todas partes de la república, dando cuenta de la formación de nuevos clubes.[ 8 ]

En julio, el cuerpo directivo del partido, a cuya cabeza estaba el licenciado Eduardo Neri, convocó a todos los delegados del país para la celebración de juntas los miércoles y los sábados de cada semana. Dichas reuniones se celebraron en la casa de Roque Estrada, de quien se decía llegaría a ser candidato; aunque para estas fechas los integrantes del PLC se habían dividido en cuatro grupos, según el candidato elegido, y eran: Roque Estrada, Antonio I. Villarreal, Raúl Madero -quien a la muerte de su hermano decidió buscar el apoyo de este partido- y el general Salvador Alvarado. Después de una serie de vacilaciones, los cuatro candidatos decidieron unirse y luchar por uno de ellos en los comicios.[ 9 ]

Tres días después, se anunció que el PLC se aliaría con la Unión Nacional Revolucionaria, integrada por militares, para luchar juntos por Raúl Madero cuya candidatura había sido aprobada por todos los miembros de estas agrupaciones. Formaron un "Comité de Propaganda Electoral, pro Raúl Madero", y señalaron que en su convención general contarían con la asistencia de la mencionada unión y de la "Liga Democrática". La decisión de luchar por Madero la fundamentaron diciendo que éste era "un hombre muy culto, de gran honradez, caballero y de claros antecedentes revolucionarios. No tienen pecados políticos que echarle en cara".[ 10 ]

El comité por Raúl Madero quedó integrado de la siguiente manera: presidente, licenciado Ignacio Borrego; vicepresidente, Emilio Sarabia; tesorero, Antonio P. Canalizo, y veintiocho vocales, uno por cada estado.[ 11 ]

Finalmente, el 25 de agosto se manifestó que los peleceanos harían una asamblea y cada uno de los cuatro candidatos mencionados llevaría a otros tres hombres que deliberarían acerca de quién era el mejor de ellos. Sin embargo, el resto de los integrantes del partido se opusieron a esta arbitrariedad antidemocrática y declararon que su candidato sólo saldría de la convención general proyectada para septiembre.

Los intentos de unificación de este partido nunca pudieron cuajar. Aparte de su desintegración inherente como tal, por lo señalado al principio, también se vio dividido por la injerencia de los jefes de alta graduación en la toma de sus decisiones, que culminó con la división de ellos en callistas y delahuertistas.

Asimismo, el PLC no sólo agrupó en su derredor a sus antiguos integrantes y a los militares desplazados del poder, sino también a todos aquellos individuos de tendencias moderadas, contrarios a los lineamientos "radicales" de los revolucionarios en el poder, como sería el caso de la "Liga Democrática".

La desintegración completa del Partido Liberal Constitucionalista sobrevino a raíz de la rebelión delahuertista a fines de 1923; lo que quedó del mismo decidió unirse a los callistas, más por irse a la "cargada" que por convicción propia.

El Partido Fascista

La aparición del fascismo en el mundo fue la respuesta a una serie de necesidades de las clases medias que habían visto truncadas sus aspiraciones al sobrevenir la crisis del Estado liberal a finales del siglo XIX y principios del siglo XX, y a las cuales las organizaciones de izquierda no les habían dado una salida y que culminó con la Primera Guerra Mundial por un lado y con la Revolución de Octubre por el otro.

Así, el fascismo vino a enfrentarse a las concepciones clásicas liberales por una parte, y a la concepción socialista por otra. Su creación fue articulada "desde arriba, desde el poder", es decir, por la burguesía.[ 12 ] Entre sus postulados fundamentales están: a) Ante el caos, el orden económico, político y social. b) La tesis del antagonismo de clases no había resuelto el caos, por lo tanto declaran nulo este argumento. Se proponen la cooperación de todos los integrantes de la sociedad, principalmente del capital y del trabajo, a través de uniones corporativas. c) Se cuestionan los postulados básicos de la Revolución Francesa, principalmente en lo que se refiere a la soberanía del pueblo y argumentan que sólo una minoría escogida, una elite, era la que estaba capacitada para gobernar. La sociedad sería organizada jerárquicamente: "El Estado se convierte, entonces, en un ente casi místico; a su servicio quedan subordinados los intereses y las voluntades individuales". [ 13 ] d) La bandera que utilizaron fue la de la lucha contra el peligro que representaba el comunismo.

Este movimiento nació en Italia después de la Primera Guerra Mundial y su portavoz principal fue Benito Mussolini. La situación de este país después de terminada la guerra era bastante peligrosa: inflación, desempleo, caducidad de los métodos empleados por el gobierno y un gran descontento social. En 1919 había surgido un gobierno con tendencias socialistas que no logró conjurar esta crisis. Entonces, Mussolini creó los grupos de combate o "fasci di combatimento",[ 14 ] para luchar no solamente contra los comunistas sino también contra los socialistas, los cooperatistas y los masones; este mismo año creó su programa de acción. Sin embargo, todos aquellos desempleados que había dejado la guerra fueron ingresando paulatinamente a estas organizaciones.

En 1922, la situación se agudizó: los socialistas y los comunistas se unieron y decidieron tomar el poder, pero los fascistas, al mando de Mussolini, entraron en acción y lograron establecer el orden. Mussolini realizó su famosa "Marcha sobre Roma", y a finales de 1922, el rey Víctor Manuel II permitió que formara parte del gobierno. Ya aquí, fue suprimiendo poco a poco a los demás partidos y para 1926 era ya il Duce, es decir, el amo absoluto de Italia. Su frase preferida fue: "Todo en el Estado; nada fuera de él ni contra el Estado".[ 15 ] La cual nos resume a la perfección lo que pretendió y fue el fascismo.

Por lo que respecta al ámbito sindical su programa fue crear un sindicalismo diferente. Se prohibió el derecho de huelga. Los intereses de los capitalistas y de los obreros deberían de fusionarse en aras del bienestar de la nación, que fundamentalmente vino a beneficiar a la pequeña burguesía italiana. Esta unión se daría bajo la estricta vigilancia del Estado que tendría el consenso de todas las clases. Este aspecto cristalizó en la llamada "Carta del Trabajo" de 1926.

Por consiguiente, debido a que la aparición del fascismo en Europa, especialmente en Italia, correspondió a una situación específica histórica, resulta sorprendente la aparición de una agrupación de esta índole en México en noviembre de 1922. Sin embargo, a través de la recopilación hemerográfica nos encontramos con el hecho admirable de la formación de un partido que se autodenominaba "fascista".

Partiendo desde la adopción misma del término resulta, por demás sugerente, para la historia posterior del país -me refiero en específico a la rebelión cristera durante el gobierno de Calles y al movimiento sinarquista en los años cardenistas-, la aparición tan temprana de este tipo de movimiento en México. No hablo de la aparición de movimientos que fueran en contra de los postulados revolucionarios y del grupo en el poder, ya que sólo basta recordar el encabezado por Victoriano Huerta en 1913.

Debido a que estas noticias sólo se encontraron en la hemerografía nacional, la presentación de este aparato sólo cumplirá más con el señalamiento de una serie de hechos, que con una acabada interpretación de los mismos, que pensamos podría ser complementada con la revisión de los periódicos locales de aquellos estados donde tuvo más auge este partido. Sin embargo, podríamos decir que una de las causas por las que se dio este movimiento en México, se debió más que nada, al temor de que los gobiernos emanados de la Revolución seguirían el mismo camino tomado en Rusia con la Revolución de Octubre. No hay que olvidar que en estos años estuvo muy en boga por parte de los revolucionarios en el poder el autodenominarse "socialistas". La razón de ello la encontramos en que la primera gran revolución de masas del siglo XX fue la mexicana en 1910 y después la rusa en 1917; por tanto, se pensaba que las dos estaban siguiendo los mismos derroteros por haber sido ambas movimientos de gran participación masiva y pretender mejoras económicas y sociales. La semejanza la encontraban los mexicanos al considerar que la nuestra, como la rusa, había luchado por mejoras sociales, es decir, que habían encabezado un movimiento social, pero cuya diferencia era que los mexicanos hablaban de una revolución de mejoramiento social y los rusos de una revolución con objetivos socialistas.

Como ya se hizo mención, el partido fue creado en 1922. Su iniciador fue el ingeniero Gustavo Sáenz de Sicilia, alias el Gallo, de origen italiano. Del fascismo italiano, el partido fascista mexicano sólo parece tomar, de manera evidente, su lucha contra el comunismo, como se verá más adelante a lo largo de la exposición de sus miras o metas por alcanzar.

Los periódicos Omega, de tendencia ultraconservadora, y Excelsior, también conservador, son los que más apoyaron este movimiento, y aunque el primero le lanzó una serie de ataques, decidió ayudarlo ofreciéndole sus columnas para la difusión de sus ideas. Asimismo, enjuició la adopción del término "fascista", señalando que en todo caso debería llamarse Partido de la Reconstrucción Nacional, por cumplir más exactamente con los propósitos del partido.[ 16 ]

El 4 de enero de 1923, Omega publicó los diez preceptos del fascismo lanzados por Mussolini en 1919. La idea del periódico al publicar estos preceptos era la de contribuir a las afiliaciones para con el partido y éstos eran:

Nuevo decálogo de la humanidad

Primero, el capital no puede vivir sin el trabajo, y el trabajo no puede vivir sin el capital: ni privilegios para el primero ni privilegios para el segundo, sino justicia para ambos.

Segundo, la base de la concordia está en la justicia.

Tercero, sólo un trabajo tenaz puede redimirnos.

Cuarto, las deudas de dinero son deudas de honor.

Quinto, para tener honor hay que ser honrado.

Sexto, la propiedad de los contratos es inviolable.

Séptimo, cada hombre tiene derecho a trabajar, pero ningún hombre tiene derecho a atacar los intereses de la nación.

Octavo, en el sacrificio es donde debemos buscar nuestro placer.

Noveno, la sociedad está fundada sobre deberes y no sobre derechos.

Décimo, amar a la patria es tan necesario como a nuestra propia madre.[ 17 ]

Concluyó el periódico señalando que la bandera que tendría este movimiento en México sería:

Combatir sin cobardías y sin titubeos la lúgubre obra de quienes, amparados bajo la protección oficial, intentan atraer sobre el cielo de la patria, los fúnebres capuces de la anarquía [...]. ¡Que la voz del amor y de la justicia sea escuchada por los llamados a constituir las falanges entusiastas de la patria reconstruida![ 18 ]

Este mismo día, Nemesio García Naranjo hizo pública una defensa al movimiento fascista declarando que éste no era un retoño del partido conservador que había sido aniquilado en el Cerro de las Campanas. Tampoco se le podía tachar de conservadores, ya que en el momento en que un grupo se hacía del poder, indefectiblemente se volvía conservador, porque luchaba por retenerlo; por consiguiente "los fascistas tratan de adquirir el poder no de conservarlo. Por lo mismo es absurdo presumir que puedan tener tendencias conservadoras".[ 19 ] En todo caso, era el gobierno de Obregón el conservador, ya que todo movimiento revolucionario que llegaba al poder se volvía conservador para, repito, mantener ese poder a costa de lo que fuera, es decir, conservarlo.

Si se calificaba al fascismo de reaccionario, bien merecido se tenía este calificativo, pero no porque quisiera volver al pasado, sino porque reaccionaba abiertamente contra las tendencias socialistas del grupo en el poder:

Un movimiento de tendencias fascistas debe ser radicalmente reaccionario, porque reacciona contra la estulticia, contra la inmoralidad, contra la barbarie de los elementos radicales de la Revolución; es algo más que una tendencia política, es una necesidad nacional. Restaurar el pasado sólo puede caber en los cerebros calenturientos, pero reaccionar contra el presente es anhelo que late en la subconciencia de la nación.[ 20 ]

El enemigo del fascismo sería el mismo Obregón y sus allegados, por lo tanto, se debería encontrar el camino para derribarlos:

En México, el ejército y el primer magistrado constituyen los más firmes sostenes del bolcheviquismo [...]. Hacer labor contra las tendencias bolcheviques es hacer labor contra el presidente, es hacer labor contra el gobierno. Por eso el fascismo mexicano se ha de inspirar en tendencias reaccionarias y tiene que presentarse como un partido de enérgica oposición.[ 21 ]

Para principios de febrero de este año, Sicilia declaró que habían aumentado los integrantes de la comisión organizadora de su partido de veinticinco a treinta y cinco; había ya cuatrocientas veinte agencias en toda la república; treinta y seis agentes recorrían el país haciendo propaganda y había siete periódicos locales voceros del fascismo y anunció que próximamente saldría a la luz un periódico de alcances nacionales.[ 22 ]

Dentro de los elementos importantes que es necesario destacar del fascismo en México, está la cabida que se le dio a esta idea en los principales periódicos de los Estados Unidos. El New York Times señalaba que la junta convocada por el general Jesús Agustín Castro, gobernador de Durango, para auscultar la opinión de los gobernadores sobre el futuro candidato, en realidad había tenido el objeto de organizarse para luchar contra el fascismo y que la salida de monseñor Filippi, decretada por Obregón a principios de enero, había sido porque éste había tratado de organizar un círculo llamado "Los Sagrados Doce" para luchar contra el bolcheviquismo obregonista. "Asegúrase que los iniciadores han pedido el apoyo de los librepensadores mexicanos y de los enemigos de la Iglesia, afirmando que el clero católico mexicano apoya secretamente a los fascisti”, y pronostica una nueva contienda entre estos elementos e incluye a las organizaciones obreras que se levantarían en contra de los elementos reaccionarios del país. Asimismo, en diferentes lugares de México se estaban formando grupos anticatólicos "y se afirma que la principal causa de la expulsión de monseñor Filippi fue el descubrimiento de que desplegaba grandes actividades en la formación de un círculo conocido por 'Los Sagrados Doce' que sería quien dirigiría el fascismo en México".[ 23 ]

Es importante resaltar la vinculación que desde un principio se estableció entre el Partido Fascista Mexicano y el clero católico no sólo por los nacionales sino también a nivel internacional, específicamente en Estados Unidos, y que se refería a una ya muy larga historia de lucha entre liberales y conservadores a partir de la promulgación de las Leyes de Reforma en el siglo XIX y al artículo tercero de la Constitución de 1917 que consagró dichas leyes. Es por eso que se vuelve a sacar del baúl la eterna querella entre estos grupos y cuya arma, ahora, sería apoyar ese movimiento fascista.

No obstante el apoyo que brindaba el Omega al Partido Fascista Mexicano, éste no era incondicional ya que criticaba que se copiara sin más el movimiento surgido en Italia, resultando de ello una parodia; además hizo un llamado de atención para que no se cayera en "nuestro bolchevismo de opereta que ni tiene la grandeza monstruosa del de Rusia ni entre sus elementos se hallan: la sinceridad y la convicción ni la consecuencia con la doctrina del soviet moscovita". Por consiguiente insistía en que se cambiara el nombre de "fascisti” que en México carecía de significado, por el de "reconstructor".[ 24 ]

A principios de marzo, el Saturday Evening Post de Nueva York publicó un artículo de Basil Thompson que trataba de la organización y fines del fascismo. Este autor aseguraba que en México esta doctrina tenía ciertas tendencias aristocráticas, pero no por ello Obregón debería de hacerlo a un lado ya que, en un momento dado, podría llegar a tomar las riendas del país, y los revolucionarios deberían de estar preparados para impedirlo.[ 25 ] Para mediados de este mes se aseguró que en la lucha electoral que se aproximaba tendría un candidato fascista o conservador que estaría apoyado por elementos adinerados. Estos elementos ya se encontraban organizados clandestinamente y no escatimarían esfuerzos para lograr su triunfo. Se habló de que el capital invertido en tal empresa sería de un millón de pesos para la fundación de un periódico nacional, cuya función sería propagar la doctrina fascista.[ 26 ] También recibirían ayuda de los católicos estadounidenses, quienes les "proporcionaron todos los elementos de desarrollo y de propaganda que se hagan necesarios", según afirmaba el periódico The Tribune.[ 27 ]

Por esta razón consideramos de suma importancia la aparición en México, en fechas tan tempranas del fascismo, porque si en esta primera fase la intervención norteamericana moderada fracasó, ello no le impidió seguir actuando años más tarde directamente en el apoyo dado a la rebelión cristera.

Este tipo de noticias sólo sirvió para desprestigiar más al fascismo, al argüirse que era un enemigo de la nacionalidad, de la democracia y de la misma Revolución, y que estaba coludido con todos aquellos desplazados de la misma como los felicistas, los huertistas, los carrancistas, etcétera.

A fines de marzo se iniciaron una serie de publicaciones realizadas por Boyden Sparkes en el periódico New York Tribune, y que dan muestras del desprestigio y la desconfianza que se manipulaban en los Estados Unidos en contra de México. En sus artículos, Sparkes había dicho que la situación de México era semejante a la de Rusia:

Los rojos rampantes de México: habiéndose agotado, al parecer, la existencia de revolucionarios, se está fomentando tranquilamente en esta República generalmente turbulenta, una situación más peligrosa que la beligerancia de los bandidos. Bajo la famosa Constitución socialista de 1917, algunas partes de México se han vuelto tan rojas como la misma Rusia. Los retratos de Lenin y Trotsky adornan algunos edificios públicos. En varios estados, los documentos públicos se firman con tinta roja y aun hay poblaciones enteras que se encuentran pintadas de rojo brillante. Hace poco; entre las clases intelectuales mexicanas se ha producido un movimiento de reacción, que tiene como foco la Iglesia católica. Con la aproximación de las elecciones, está incubándose una situación política que es de gran importancia para todos los americanos, bien que sea que estén interesados en los asuntos mexicanos o no.[ 28 ]

Este mismo día, Excelsior publicó los artículos de Sparkes de esta manera: el autor señalaba las graves proporciones que estaba adquiriendo el fascismo, si se pasaba, en el cambio de poderes, de los liberales a los conservadores, sólo sería por medio de un cuartelazo o de un golpe de Estado. Por otro lado, México se encontraba gobernado por un triunvirato al que a veces le estorbaba el Congreso. El apoyo dado por Obregón a Calles no representaría un cambio esencial y eso era precisamente lo que se necesitaba. Si los fascistas lograban triunfar, y esto era muy contradictorio, restablecerían la Constitución de 1857 y nulificarían la socialista del 17. El jefe de los fascistas, Sáenz de Sicilia le dijo a Sparkes que si Obregón no los reconocía, habría represalias económicas contra su gobierno. A lo que se oponía el fascismo mexicano era al bolcheviquismo y al sindicalismo.[ 29 ]

El 26 de marzo salió a la luz otro artículo de Sparkes en el que hablaba de cómo los obreros formarían una federación anticlerical para defenderse de los fascistas.

Los obreros no son los únicos que están a la expectativa. Lo está también el general Calles, que es quien se encuentra en mejor posición estratégica para apoderarse de la presidencia, por la fórmula de la elección. El periodo de Obregón se encuentra muy adelantado. La Constitución prohíbe la reelección. Cuando dos muchachos son dueños de una bicicleta pasean en ella alternándose. Muy pronto le tocará su turno a Calles, a menos que un golpe de Estado de los fascistas le prive del supremo objetivo de su ambición.[ 30 ]

El 28 de marzo, Sparkes se refirió a la enfermedad de Calles y al fascismo, diciendo que ambos alcanzarían una carrera interesante: "Si Calles no sucumbe víctima de su enfermedad [...] y si evita que lo asesinen, entonces es el mexicano que más probablemente tendrá que luchar con la inevitable contrarrevolución de los fascisti." Sin Calles, los elementos conservadores y la Iglesia católica mexicana podrán dar un golpe de Estado. Argumentaba que Obregón y De la Huerta no deberían de ser eliminados de la lucha con ligereza, pero estaba visto que la lucha que debería librar Calles estaba ya claramente definida. En su visita a Nueva York en 1922, Calles había declarado no ser bolsheviki [sic], sino un liberal que estaba de acuerdo con los lineamientos seguidos por Obregón.

Calles habla con entusiasmo de la jornada de trabajo de ocho horas diarias, de la división de utilidades con los obreros y del movimiento prohibicionista; el hecho de que abogue por el prohibicionismo constituye una verdadera demostración de la verdad contenida en las declaraciones que me hizo un político mexicano:

Calles no se preocupa para nada de la opinión pública. Si resulta electo, habrá un gobierno más fuerte. Va siempre derecho a su objetivo. O Calles o De la Huerta habrán de ser los candidatos del grupo que actualmente se encuentra en el poder. Pero existe otro hombre tras el cual creo que se agrupan todos los elementos conservadores. Se trata de un enemigo de los abusos de las leyes agrarias [se refiere al general Ángel Flores]. Mas no debe olvidarse que Calles, De la Huerta y Obregón tienen a su disposición todo el mecanismo de la maquinaria gubernamental. Esto es lo que hace ganar las elecciones en México.

Según Sparkes esto sería muy fácil de realizar debido a la gran masa de analfabetos que existía: las cuatro quintas partes de la población no sabían leer ni escribir. Los deseos de los votantes no tendrían importancia. Quienes tenían el poder, ya estaban de acuerdo con Calles, que era el candidato de los elementos bolcheviques, y principalmente de los que controlaban Yucatán y Veracruz.[ 31 ]

Avalando estos artículos, en una editorial del New York Tribune se dijo que en los estudios de Sparkes sobre la situación de México, se podría notar claramente la similitud entre Rusia y el país:

ambos países están gobernados por un grupo autocrático; en ambos se persigue implacablemente la oposición política y en Rusia no existe la libertad de pensamiento en política, mientras que en México se les restringe hábilmente. En los dos se han repartido las tierras, aunque en México se ha hecho por medio de la expropiación de tierras que se pagan con bonos carentes de valor [...], el experimento comunista ha sido intentado en México en pequeña escala, por lo cual no ha sufrido el país los desastrosos resultados que se han visto en Rusia [...]; es aplicable a México el discurso de mister Hughes relativo a Rusia en la parte que dice que de nada sirven las protestas si las propiedades son confiscadas sin compensación y se desconocen las obligaciones [...]. México, como Rusia, tendrá que recorrer un largo camino para volver a los sistemas normales de las demás naciones, con la ventaja de que no ha sufrido como el ex imperio de los zares.[ 32 ]

El periódico mexicano del que ha sido tomada la nota inserta, comentando los artículos de Sparkes, molesto, señaló que:

El tal Sparkes es un americano que ha querido singularizarse en Estados Unidos, contando calumniosas historias sobre México, falsedades que, es natural, han sido acogidas por los periódicos yanquis que padecen mexicanofobia, y lo que es más irritante, entre algunos hombres del gobierno que gustan de juzgarnos a través de la lente de su despacho ante nuestra patriótica altivez.[ 33 ]

Desde un principio se ligó la actividad de los fascistas a la oposición representada por el clero católico, considerándolos uno y la misma cosa. A finales de marzo se manifestó que el clero pondría a disposición de los fascistas la cantidad de cinco millones de dólares (diez millones de pesos), "con el exclusivo objeto de tomar parte activa en las próximas elecciones para presidente de la República en el periodo 1924- 1928".[ 34 ]

Debido a que constitucionalmente está prohibida la injerencia del clero en la vida política, éste había venido trabajando "bajo cuerda", tratando de atraerse a todos los opositores del orden revolucionario con el objeto de hacer llegar a las cámaras "elementos netamente reaccionarios que echen por tierra todas o por lo menos la mayor parte de las reformas sociales que ha conseguido la Revolución".[ 35 ]

El Demócrata hizo un llamado para que no se menospreciara el peligro que representaba la organización fascista en cuyo seno "figuran hombres de representación nacional y de relieve cultural".[ 36 ] Manifestó que parte del dinero que se entregaría a los fascistas había sido dado "por el clero americano, o por instituciones que desean la desaparición de los principios revolucionarios, para tener ampliamente abierto el campo y aprovecharse de todas las riquezas naturales que el país encierra".[ 37 ]

Uno de los líderes de la asociación católica Los Caballeros de Colón, a los que se vinculaban abiertamente con esta corriente, declaró en abril, que ellos se encontraban completamente alejados de la política, ya que en esos momentos eran liberales quienes tenían todo el poder en sus manos. Debido a la preponderancia del liberalismo

nuestra derrota sería completa y sólo serviría para quitarnos la relativa libertad de que ahora gozamos [...]. Si algún esfuerzo nos resolvemos a hacer en las próximas elecciones, sería para que triunfara un candidato verdaderamente liberal, que supiera respetar la libertad de cultos y de pensamiento que la Constitución nos concede [...]. No tenemos ni queremos gastar los millones que se requerirían para luchar con los liberales y en tal virtud puede usted afirmar que los católicos no irán a la lucha electoral.[ 38 ]

Un mes más tarde, René Capistrán Garza, presidente de la Asociación Católica de Jóvenes Mexicanos, ACJM, declaró que la importancia que se les estaba dando resultaba infundada, que la lucha electoral sólo se daría dentro de la misma

familia revolucionaria [...] hermanos en la lucha y en la acción, que una vez planteado el problema de la herencia del patriarca, entablan entre sí descomunal batalla para dilucidar quiénes tienen más títulos para repletar las alforjas; tal y como ocurre en pequeño, en el seno de cualquier familia burguesa.

Sólo existía un partido que contendería: el revolucionario que estaba en el poder. Lo que en realidad sucedía era que éste se había fraccionado, pero en el fondo seguía siendo el mismo, ¿o acaso Villarreal, Soto y Gama, Alvarado y Portes Gil tenían tendencias diferentes? Eran matices del mismo color.[ 39 ] Opinó que:

habrá libertad electoral para que los diversos grupos revolucionarios se disputen entre sí el poder y la supremacía; pero nunca la habrá para que los no revolucionarios que en México valemos tanto como la "capitis de minutio maxima" de los revolucionarios; y que por lo tanto, de cualquier manera habrá imposición y no elección popular para designar al futuro presidente de la República.[ 40 ]

Concluyó el interrogatorio diciendo que los católicos no participarían en la elección, aunque, hábilmente señaló que, ésta no era una resolución definitiva.

¿Cuál fue la opinión de los llamados revolucionarios sobre este asunto?

Portes Gil lo consideró sin importancia, el clero se encontraba aniquilado y sin posibilidades de recuperar la hegemonía de la República. Arguyó que resultaba muy conveniente, por otra parte, la participación de estos hombres en la política, ya que ello llevaría a cerrar las filas revolucionarias.

No creo, empero, que estos señores actúen de frente y claramente en la futura lucha electoral; pero sí tratarán de sorprender a los individuos que se presten a ello, en la forma en que lo han acostumbrado siempre en las contiendas políticas pasadas.

No puso en duda que el clero hubiera invertido parte o los diez millones de pesos en sus deseos de minar la estructura revolucionaria.[ 41 ]

Los líderes del Laborista Mexicano y del Nacional Agrarista no mostraron tampoco ninguna sorpresa sobre la acción de los conservadores y dijeron que:

los propósitos del clero no son otros que los de la lucha de acuerdo con las normas de conducta que se ha impuesto y con las finalidades que persigue, en pro de la hiperbólica reconquista de su poder dentro de las esferas gubernamentales [...]. Nadie debe sorprenderse seguramente de que el clero comience sus trabajos de política futurista. Los conservadores no han estado y no estarán jamás con la Revolución, que ha sustentado ideales tan altos y tan nobles.[ 42 ]

Consideraron que la política conservadora se desarrollaría igual que siempre lo había hecho. Por lo tanto todos tendrían que estar prevenidos: obreros y campesinos. De Los Caballeros de Colón y de otras agrupaciones religiosas no se podía esperar una acción franca y abierta. Lo mismo que Portes Gil consideraron que esta acción ayudaría para unificar aún más a los grupos revolucionarios, pero no se les debería temer gran cosa.

Aquellos estados de la república donde se pudo localizar la existencia de partidos fascistas fueron: Veracruz, Tamaulipas, Jalisco, Morelia y Distrito Federal.[ 43 ] Entre sus integrantes hubo prominentes industriales así como intelectuales de la talla de Nemesio García Naranjo.[ 44 ]

En vista de que, como ya se hizo mención, se necesitaría completar la investigación hemerográfica nacional con la estatal, no se pudo llegar a saber exactamente las filiaciones político-económicas de los integrantes de este partido, aunque podemos ver que fue un movimiento vinculado y apoyado por intelectuales y gente adinerada con injerencia en el sector industrial del país, que veían sus intereses afectados por los todavía no definidos caminos revolucionarios a seguir dentro de una estructura netamente capitalista.

Por otro lado, es muy significativo que durante los primeros meses del año fueron constantes las noticias sobre este particular, pero a partir de que se iniciaron las pláticas entre los representantes norteamericanos y los mexicanos para llegar a un acuerdo sobre el reconocimiento del gobierno de Obregón, en el mes de mayo, éstas fueron desapareciendo paulatinamente del escenario periodístico nacional. ¿Fue este movimiento una manera de presionar al gobierno mexicano para conseguir prerrogativas en la aplicación estricta de la Constitución de 1917, a la que consideraban realmente socialista, parte de un sector norteamericano? Parece ser que así fue. A partir de que son firmados los "Acuerdos de Bucareli", la acción pública del partido Fascista Mexicano decae notablemente y, tiempo después, al sobrevenir el fracaso de la rebelión delahuertista, el partido, a nombre de Sáenz de Sicilia, decidió darle su apoyo a Calles. Aunque también pudo ser una arma de distracción utilizada por Obregón para de esta forma ir acumulando fuerzas con que aplastar el futuro levantamiento.

Retomando lo asentado al principio, el Partido Fascista Mexicano sólo fue una burda copia del fascismo italiano; nunca hizo público un programa de acción completo; su misma vinculación de dependencia con el clero católico mexicano y norteamericano, marca ya un hito entre este fascismo y el italiano. El clero de Italia le dio su apoyo a Mussolini, pero éste demarcó bien la esfera de influencia del Vaticano con la firma de los Tratados de Letrán en 1929. Lo único que parece unirlos es su lucha y temor ante la avanzada socialista, comprensible en Italia por la proximidad de lo acontecido en Rusia, no así en México.

El apoyo dado por el clero norteamericano parece más bien ir dirigido a la salvaguarda de los intereses económicos de los norteamericanos en México, que a una lucha decidida y abierta, como aconteció durante la rebelión cristera. Por ejemplo, el fascismo italiano no proscribió la existencia de los sindicatos, y aunque éstos se vieron sujetos a las determinaciones estatales, no desaparecieron. En cambio, los fascistas mexicanos abogaron por la desaparición del sindicato, símbolo, para ellos, de la avanzada socialista.

Los candidatos menores

He dado esta caracterización a todos aquellos hombres que en un momento dado, a lo largo de la hemerografía estudiada, se llegaron a mencionar como aspirantes probables a la silla presidencial. Sin embargo, la palabra "menores" no significa que estos candidatos tuvieran menos méritos que los otros, sino que en términos reales, salvo uno de ellos, Ángel Flores, pudo participar en el juego político de los revolucionarios en el poder, y ello no fue sino hasta pasada la rebelión delahuertista de fines de 1923. Flores es el hombre tras el cual se reunieron aquellos grupos descontentos no sólo con el régimen obregonista, sino también contra todo aquello que había sido la Revolución.

El general Flores fue el candidato del Sindicato Nacional de Agricultores, que era un sindicato de propietarios, es decir, de los sectores moderados de la sociedad mexicana y que, sobre todo, no estaban a favor de la puesta en marcha de la reforma agraria.

Como gobernador de Sinaloa, Flores se opuso abiertamente al reparto indiscriminado de las tierras, llamando a la Comisión Agraria la "Caja de Pandora",[ 45 ] demostrando así su aversión a las medidas agrarias de reparto. También fue en contra de la sindicalización de los obreros y la mayoría de las veces, sino es que todas, les dio la razón a los propietarios de fábricas.

A principios de marzo, Flores dejó la jefatura de operaciones militares de Sinaloa, durante un lapso de cuatro meses, para dirigirse a Nueva York, con el objeto de curarse de dolencias en las piernas y en los oídos. Durante este tiempo lo sustituyó en el cargo de gobernador de Sinaloa, el coronel José Aguilar. Esta salida dio lugar a que se creyera que Flores había sido destituido de su cargo para poner en él a Guadalupe Sánchez; sin embargo, se aclaró que Flores no volvería a ocupar la gubernatura pero sí el puesto de jefe de operaciones.[ 46 ]

De los meses que van de marzo a agosto de 1923, no vuelven a aparecer noticias sobre las actividades que venía realizando Flores en el país o en el extranjero. A finales de agosto solicitó una licencia absoluta para separarse del ejército y así poder dedicarse de lleno a sus actividades propagandísticas. Se afirmó que Flores sería apoyado por elementos que en su mayoría eran de Sinaloa. La licencia solicitada por Flores entró en vigor a partir del 1o. de septiembre de 1923.[ 47 ] Aparte del apoyo del Sindicato Nacional de Agricultores, también obtuvo el de varias agrupaciones obreras, aunque no se llegó a mencionar cuáles, de patrones y de propietarios de todo el país.[ 48 ]

Comentando esta licencia El Demócrata señaló que la acción de Flores no sería de ninguna forma intensa debido a que carecía de la popularidad necesaria y porque se encontraba apoyado por los elementos moderados del país.[ 49 ] Por su parte, El Universal apuntó acertadamente que Flores sería el único que podría sustituir a De la Huerta en un momento dado, en vista de que Calles representaba la vanguardia del movimiento revolucionario y Flores el movimiento moderado del mismo.[ 50 ]

Inmediatamente comenzaron los ataques contra la candidatura de Flores, alegándose que durante su gestión como gobernador había actuado en contra de la Constitución de 1917 al proteger, en detrimento de los trabajadores, a los propietarios y agricultores. Era por esta razón que Flores contaría con el apoyo de los hacendados del oeste del país y con el del Sindicato de Agricultores Jaliscienses, con quienes seguramente, se afirmaba, ya estaba comprometido.

Los laboristas consideraron que Flores sería apoyado no sólo por los hacendados sino también por los industriales, por los peleceanos (del Partido Liberal Constitucionalista) y por algunos cooperatistas.[ 51 ]

Durante esta etapa, la actividad de Flores por atraerse adeptos públicamente, fue prácticamente nula; o si la realizó no fue a la luz del día. Tampoco dirigió un programa de gobierno a la nación ni se definió públicamente si contendería o no. Ello lo hará hasta después de la derrota delahuertista, lo que nos hace pensar que su actuación en la lid electoral fue sólo de comparsa, a pesar de la movilización y el apoyo que posteriormente hicieron ostentación sus simpatizantes.

A causa de la desaparición de la figura que más probabilidades tenía de oponerse a Obregón-Calles, no podía dejarse a este último solo, ya que si se hubiera hecho de esta forma, lógicamente se avalaría lo de su imposición, que de ninguna manera estaban dispuestos a admitir ni los obregonistas ni los callistas.[ 52 ]

Por lo que toca a la agrupación que sostuvo a Flores, la principal, para junio de 1923 ya se habló de que el sindicato modificaría su programa para poder intervenir en las cuestiones electorales. Realizaron una convención a la que asistieron los presidentes de ciento ochenta candidatos locales invitados por el ingeniero Manuel Marroquín y Rivera, presidente del sindicato. Se decidió que empezarían por participar en las contiendas locales para adquirir experiencia y luego se lanzarían a la lucha presidencial, de diputados y de senadores. Se determinó que en cada hacienda se establecería un comité así como en los pueblos de importancia que dependerían del comité ejecutivo central de cada estado y éstos del general. Para estas fechas todavía, se dijo, no había definido quién sería su candidato.

En respuesta a esta noticia, al día siguiente, 17 de junio, se habló críticamente contra el sindicato, señalándose que sólo se había decidido a participar en la lucha pues querían echar abajo las conquistas revolucionarias para llevar al fracaso la reforma agraria y retardar la promulgación de la Ley Federal del Trabajo.[ 53 ]

No obstante, antes de celebrar su convención, los representantes del sindicato se entrevistaron con Obregón para manifestarle su decisión.[ 54 ]

Lo último que se sabe de las actividades de esta agrupación en esta fase preelectoral, aparece en julio, notificándose que el partido Nacional Republicano había decidido unirse al sindicato para participar conjuntamente en la campaña. Su convención general acordaron celebrarla a fines de 1923 o principios de 1924. Aún no decidieron a quién apoyarían y se dijo que aunque el Nacional Republicano era poco conocido en la política nacional, había realizado trabajos en las elecciones foráneas; además de que contaba con algunos ayuntamientos en los estados de la república y con el apoyo del gobernador de Aguascalientes.[ 55 ]

Al igual que su futuro candidato Flores, esta organización no llevó a cabo grandes trabajos en pro ya no de su candidato sino de la línea a seguir en la futura campaña confirmando, otra vez, lo señalado anteriormente sobre Flores: sólo fueron comparsas de Calles. Esto puede parecer una afirmación muy tajante si se toma en cuenta quiénes integraban dichas agrupaciones, pero el hecho mismo de que hayan hablado con Obregón, en esta primera parte, y más tarde Flores con Calles, así como que su lucha no se hubiera iniciado presentándola como el tercer candidato viable a la presidencia desde estos momentos, viene a afianzar lo arriba asentado.

De los otros candidatos presidenciables que se llegaron a enjuiciar a través de la prensa, se pueden dividir en dos grupos: el primero estuvo integrado por aquellos que la Revolución había dejado de lado; y, el segundo, por aquellos que habían participado muy directamente en el régimen porfirista, de una u otra manera.

Empezaremos por señalar a los segundos, porque uno de ellos es el que más abiertamente se lanzó a "conquistar" la presidencia. Nos referiremos a Emeterio de la Garza Jr., quien había sido diputado de 1898 a 1910 y durante la revolución maderista había tenido que salir del país para radicar en el extranjero. Encontrándose en La Habana, Cuba, en 1923, en enero de ese año lanzó declaraciones sobre lo que según él necesitaba el país: "México necesita un mesías en la forma de un hombre que tenga el valor de desalojar la impopularidad, buscando la amistad de los países extranjeros, especialmente de los Estados Unidos".[ 56 ] México necesita también del capital extranjero y de una profusa inmigración que debía alentarse y protegerse, "debemos desechar nuestro exagerado patriotismo, que tiende a aislarnos del mundo. Debemos considerarlo desde un punto de vista internacional".[ 57 ]

En febrero se declaró definitivamente el candidato que le hacía falta a México para corregir los yerros del gobierno obregonista y adujo que si dicho gobierno no había obtenido el reconocimiento de los Estados Unidos, era porque su programa

es de sostener el estado de prerreconocimiento hasta que el candidato oficial a la presidencia, sea el secretario de Gobernación, Calles, o el secretario de Hacienda, De la Huerta, o el mismo presidente Obregón, puede presentarse a los votantes de México, diciendo: ¿Para qué quiere México el reconocimiento de los Estados Unidos o el de cualquiera otra nación? Hemos sostenido nuestra administración por cuatro años sin el reconocimiento y estamos dispuestos a entregar la presidencia al electo por el pueblo sin necesitar por ello del reconocimiento [...]. México ha demostrado su habilidad para vivir su propia vida y para desarrollar sus propios recursos naturales.[ 58 ]

Su concepción sobre la Constitución de 1917 era la de un conjunto de leyes arbitrarias que sólo vinieron a descuidar y dañar los intereses extranjeros, especialmente los petroleros. A pesar de que él estaba plenamente consciente de lo impopular que resultaba su candidatura, ello no le importó, ya que a cambio ofreció dar todas las garantías necesarias a los extranjeros y a los intereses que éstos tenían en México.[ 59 ]

Comentando esta candidatura, El Universal, en editorial del día siguiente, 20 de marzo, señaló que era la prensa de los Estados Unidos quien más se divertía con ella y llamó a De la Garza "titiritero trashumante de la política". Apuntó que era la prensa de ese país la que había montado la parodia de dicha candidatura. "Pueden los periodistas norteamericanos montarlo sobre un armazón de cañas; ponerle un plumero sobre el sombrero de copa; coserle campanullas a los faldones de la levita; no habrá ave, por más inocente que se le suponga, que lo tome en serio".[ 60 ]

A fines de marzo, desde La Habana, De la Garza publicó su programa de gobierno:

La plataforma adoptada aboga por la aceptación del tratado de amistad y comercio propuesto por el secretario de Estado Hughes, con garantías de libertad civil y religiosa para los mexicanos y extranjeros residentes en México; respeto a los derechos de propiedad de todos y reconstrucción del gobierno sobre una base firme y sana, social y económica.[ 61 ]

Para hacer una mejor labor propagandística sobre sí mismo, De la Garza salió para Nueva York y Washington.

Días después, al igual que El Universal, El Demócrata tomó a broma la candidatura de De la Garza: "¡Emeterio presidente! ¿Puede haber en México alguien que no ría al enterarse de tan peregrina pretensión?"[ 62 ] Pero a pesar de que se decía que la candidatura de De la Garza era cosa de no tomarse en serio, el encargado de negocios de México en Nueva York se vio precisado a declarar que aunque era una broma, lo más seguro sería que De la Garza persiguiera fines personales, por lo que habría que tener cuidado.[ 63 ] Este señalamiento no estaba alejado de la realidad, dados los vínculos que podía tener o crear De la Garza con todos aquellos exiliados revolucionarios en Estados Unidos.

En sus arremetidas contra el gobierno obregonista, De la Garza puso sobre aviso a los hombres de negocios de Estados Unidos, Canadá, Gran Bretaña y Francia de cuidarse mucho al tratar con el secretario de Hacienda De la Huerta, ya que en realidad trataban con un "gobierno de facto" que aún no había sido reconocido, y al haber cambio de gobierno, los contratos que se hubieran acordado podrían ser cancelados.

Es casi increíble que hombres que están o deben de estar advertidos de esta circunstancia acepten cualquier proposición o crean que pueden obtener en México derechos o garantías aceptando la palabra o la firma de hombres que no representan al pueblo de ese país y que serán enjuiciados en breve por crímenes políticos y personales. Sépase, en consecuencia, que cualesquiera negociaciones con esos hombres son por cuenta y riesgo de las partes interesadas.[ 64 ]

El 27 de abril salió por fin De la Garza de La Habana, rumbo a Florida, Washington y Nueva York, de donde se dijo partiría para México, manifestándose que había sido despedido en un banquete por cerca de mil quinientos mexicanos.[ 65 ] Lo último que se llegó a saber de las actividades de De la Garza en esta etapa fue en mayo de 1923. Se habló de un manifiesto en el que anunciaba la formación de la Unión Nacional Mexicana y de su retorno a Cuba. Asimismo, pidió a los cubanos lo dejaran hacer trabajos políticos en su país hasta que pudiera regresar a México y participar en la campaña presidencial, con el objeto de levantar el espíritu mexicano que se encontraba tan decaído. Este documento fue firmado por el mismo Emeterio, por el general Luciano Cortina, el coronel Horacio Vélez, quienes formaban la mesa directiva de la "Unión".

Aunque resulte fuera de tono y de época, en estas fechas vuelve a aparecer el "eterno contrincante" de Porfirio Díaz: Nicolás Zúñiga y Miranda, como aspirante a la presidencia, quien lanzó el siguiente manifiesto:

Mexicanos: El Partido Republicano (distintivo blanco) que ha postulado y postulará para presidente de la República en las próximas elecciones al ciudadano licenciado Nicolás Zúñiga y Miranda, en sesión ordinaria del día 10. de abril de 1923, acordó invitar a los partidarios de la capital y de los estados para que se sirvan concurrir y dirigir sus adhesiones de los puntos de la República donde se encuentran a la avenida Guatemala número 28 (antes Escalerillas), para organizar los trabajos electorales para diputados y senadores al Congreso de la Unión con sus respectivas credenciales.[ 66 ]

Además de este manifiesto, Zúñiga presentó formal denuncia en la que se asentaba que pretendían asesinarlo por segunda ocasión, seguramente con el fin de impedir su participación en las elecciones.[ 67 ]

El siguiente candidato fue Francisco León de la Barra, de quien se señaló que era el único hombre culto, honorable y patriota que después de Díaz había sido presidente. Representaba un peligro para la Revolución y los revolucionarios porque durante su interinato había gobernado de acuerdo con la ley, habiendo demostrado asimismo que se podría gobernar sin estar apoyado con las armas. "Sería un presidente ideal en un pueblo de corte suizo; pero entre nosotros no lograría representar otro papel que el de mártir infamado".[ 68 ]

Thomas Braniff era un "candidato de clase". Fiel representante del capitalismo; latifundista, pero por herencia. De filiación conservadora y por lo tanto no era ni agrarista, ni cooperatista, ni revolucionario. Tampoco era político ni un hombre de Estado. Había sido diputado durante el gobierno de Madero. Había presentado su candidatura para el gobierno de Veracruz, pero Madero lo había obstaculizado. Con Carranza, Braniff había tenido que salir del país, siendo saqueado y robado por los que pedían castigo para los hombres de fortuna, aunque gracias a su dinero no salió del todo derrotado. El único inconveniente que se le podía atribuir era su apellido inglés.[ 69 ]

Manuel Calero pertenecía a lo que el Omega llamaba el "Partido Conservador". Después de Madero, se le había llegado a considerar como su más viable sucesor. Durante el gobierno de Victoriano Huerta presentó su candidatura bajo la fórmula "Calero-Flores Magón", pero fracasó. Al igual que Limantour era un civil que se oponía a la violencia de las armas y veneraba el derecho. Con Díaz había sido diputado al Congreso de la Unión y subsecretario de Fomento. Perteneció al grupo de los "Científicos", aunque -según decía el periódico- después se había separado de él. Después de su fracaso ante Huerta, decidió radicar en los Estados Unidos.[ 70 ]

Por lo que respecta a los candidatos del primer grupo, los que con más frecuencia se mencionaron fueron:

RAÚL MADERO. Se sabe muy poco de él en esta primera fase. El primero que públicamente anunció su postulación fue el partido "Aquiles Serdán" de Ciudad Parras de la Fuente, Coahuila, a principios de mayo de 1923.[ 71 ]

La base de apoyo de Raúl Madero la constituía el que le darían los ex villistas, comandados por el mismo Francisco Villa. A principios de julio, el diputado al Congreso federal por Durango, Emilio Gandarilla, declaró que habían decidido darle su apoyo a Madero en vista de que seguramente Villa no aceptaría ser postulado, y anunció que celebrarían una junta en septiembre en el estado de Durango. Sin embargo, dicha junta, así como los deseos de Villa de intervenir directamente en la campaña presidencial, se vieron frustrados a causa de su asesinato. Madero nunca hizo declaraciones a este respecto, es decir, sobre si aceptaba su candidatura o no.

El 21 de agosto se dijo que el partido Liberal Constitucionalista y la Unión Nacional Revolucionaria sostendrían a Madero. Hicieron circular volantes para solicitar el apoyo pecuniario y moral de los comerciantes y del público en general, pero el presidente del PLC, se apresuró a negar esta versión.[ 72 ] Mas uno de los firmantes del volante, el licenciado Ignacio Borrego, declaró que el 11 de agosto se había formado un comité de propaganda electoral pro Raúl Madero. Anunció que en la convención que celebraría el Liberal Constitucionalista, con la asistencia de la Unión Nacional Revolucionaria, la Liga Democrática, la Unión Revolucionaria Militar y el comité a su cargo presentarían la candidatura de Madero "porque es un hombre muy culto, de gran honradez, decente, caballero y de claros antecedentes revolucionarios. No tiene pecados políticos que echarle en cara".[ 73 ] Aclaró que no era cierto que estuviera solicitando dinero, sólo el apoyo moral de los ciudadanos conscientes, pero su candidato jamás exteriorizó opinión alguna al respecto, sólo fueron sus partidarios los que hablaron.

ROQUE ESTRADA. Fue candidato a la presidencia de la República por el partido Reconstructor Jalisciense que se formó en Guadalajara a mediados de agosto.[ 74 ] El 21 de este mes, Roque Estrada ofreció un banquete a los medios informativos con el objeto de contar con su ayuda en sus futuros trabajos electorales.[ 75 ] El 24, hizo público su programa de acción en caso de salir electo:

  1. El sistema ejidal del país resultaba incapaz de resolver el problema agrario del país. Equivalía a una regresión prehispánica, considerándola no revolucionaria, sino regresiva. Lo que debería de hacerse era fraccionar los latifundios por medio de un contrato de compraventa para crear la pequeña propiedad y así alentar el capitalismo.
  2. Estaba de acuerdo con el artículo 123 de la Constitución en lo referente a la cuestión obrera, salvo en aquello que se refería a las utilidades, considerándolo insoluble, pero no decía por qué. Defendió y estuvo también de acuerdo con la Ley del Trabajo: jubilaciones, indemnizaciones por accidente y seguro obrero.
  3. Quería la libertad de enseñanza y consideraba que la primaria debería ser conforme la fijara el mismo gobierno.
  4. En lo tocante al petróleo, declaró que los derechos adquiridos antes de 1917 deberían ser respetados así como la transmisión legítima de esos derechos.
  5. Calificó su programa de "constructivo-progresista, y no destructivo, ya fuera en el sentido de la regresión o la precipitación".[ 76 ]

ENRIQUE ESTRADA. Hermano del anterior, también fue visto como presidenciable por un sector importante de la alta oficialía militar. A finales de agosto se vio obligado a declarar que no sería candidato ni se mezclaría en política ni se retiraría del ejercicio de las armas, como afirmaban los rumores que circulaban sobre él.[ 77 ]

Dentro de las personalidades importantes que se manejaron como posibles sucesores de Obregón, encontramos a otro integrante del sector militar, Salvador Alvarado. El análisis que sobre él hizo la prensa fue el siguiente: era una personalidad discutida; revolucionario de buena cepa. Impulsó el capitalismo en Yucatán con tendencias socialistas que "aún no se sabe si fue benéfico o no". Había fundado El Heraldo de México, donde había demostrado grandes dotes políticas, literarias y de información. Se catalogó su vida de austera y no se le conocieron bienes de enriquecimiento. "Puede ser uno de los mejores candidatos. Hombre que se preocupa por el bienestar del país, independientemente de los grupos en el poder".[ 78 ]

A pesar de haber declarado en meses anteriores que no iba a participar en la campaña, en agosto delineó cuál sería su programa de gobierno si salía electo presidente:

  1. Promovería el desenvolvimiento económico del país de acuerdo con las leyes existentes; lucharía por la conservación de los recursos naturales y el mejoramiento de los seres humanos. Implantaría un sistema político que pudiera aprovechar cualquier elemento de acción, sin cerrarle el paso a nadie.
  2. Se sujetaría a los postulados del Partido Liberal Constitucionalista.
  3. Prometía una genuina representación en las cámaras "especialmente de las que trabajan y producen".[ 79 ]
  4. También prometía que lucharía por "la representación funcional, el régimen parlamentario, la ley del servicio civil" para lograr la paz orgánica. Abogaría por la "autonomía de las entidades federativas devolviéndoles el disfrute de sus recursos naturales, el mantenimiento de su fuerza armada". Asimismo reformaría todo el sistema administrativo.[ 80 ]

En suma, abogaría y lucharía por la implantación de un sistema federal en el país.

Por último, señalaba que, si no resultaba candidato, apoyaría con todas sus fuerzas al que resultara serlo, siempre y cuando fuera un verdadero revolucionario y cumpliera con el programa del Partido Liberal Constitucionalista, que en esa etapa todavía no era del conocimiento público.

MANUEL PELÁEZ. Tenía todas las características de un líder. Resultaba poco conocido para la mayoría debido a que sus actividades habían sido fundamentalmente en la zona petrolera de Tamaulipas. No era comunista ni agrarista y tenía las manos limpias. "Suele ser designado como candidato reaccionario y representativo de una transacción honrada entre los ideales de los enemigos del porfirismo y las conveniencias generales de los hijos de la República." Se decía que tendría gran injerencia en los resultados de las conferencias entre México y Estados Unidos, porque contaba con una gran fuerza económica.[ 81 ]

El último de los candidatos que se logró recuperar a través de la investigación fue José Vasconcelos. Según el Omega, su ideología no correspondía a ninguna doctrina concreta del socialismo. Aunque podría clasificársele como socialista, bolchevique, nihilista y anarquista por sus tendencias disolutorias. Se había esforzado por figurar públicamente para que se le tomara en cuenta como candidato. Se le calificó de exaltado radical. Había sido uno de los participantes en el derrumbamiento de Porfirio Díaz. Durante el gobierno de Madero, se había revelado como hombre de pasiones violentas, y se le comparó con Antonio Díaz Soto y Gama, aunque éste era superior a Vasconcelos. Lo que había realizado en materia educativa estaba llevando al país a la ruina. Era inteligente, casi talentoso, de una cultura regular, pero no universal. De buena conducta social a diferencia de otros revolucionarios. Era honrado y amigo noble y servicial.[ 82 ]

En suma, el análisis que se ha presentado de todos los candidatos arriba mencionados, realizado por la prensa diaria del país, aunque en apariencia todos los señalados tenían las posibilidades de llegar a figurar como candidatos, éste sólo fue con el objeto de tratar de encontrar una figura que pudiera contrarrestar las fuertes personalidades y fuerzas alrededor de Calles y De la Huerta, y de impedir que fuera sólo dentro del grupo revolucionario en el poder donde se decidiera quién sucedería a Obregón, que a final de cuentas fue lo que ocurrió.

La caracterización de estos hombres estuvo basada más en cuestiones de tipo moral que en cuestiones políticas reales, o en otras palabras, de acuerdo con las fuerzas con que contarían en un momento dado. Todos poseen las mejores cualidades menos la necesaria para llegar a figurar como presidente. Sin embargo, ello nos lleva a ver la característica del movimiento político de esos momentos: no hay partidos políticos fuertes, pero sí hay una vida política institucional cuya expresión será que los candidatos sólo hablarán una vez que la situación se haya definido; antes solamente lo harán los partidarios. Por último y aunque la manipulación que se hace de la supuesta orientación pública es muy clara, también lo es el juego político que en términos reales estaban dando los futuros grupos contendientes.

[ 1 ] Vicente Fuentes Díaz, Los partidos políticos en México, México, Altiplano, 1969, p. 201.

[ 2 ] Vicente Fuentes Díaz, Los partidos políticos en México, México, Altiplano, 1969, p. 205.

[ 3 ] Vicente Fuentes Díaz, Los partidos políticos en México, México, Altiplano, 1969, p. 206.

[ 4 ] El Universal, 11 de abril de 1923.

[ 5 ] Excelsior, 16 de abril de 1923.

[ 6 ] El Demócrata, 13 de mayo de 1923.

[ 7 ] El Demócrata, 13 de mayo de 1923.

[ 8 ] El Demócrata, 21 de junio de 1923.

[ 9 ] El Universal, 18 de agosto de 1923.

[ 10 ] El Demócrata, 21 de agosto de 1923.

[ 11 ] El Demócrata, 21 de agosto de 1923.

[ 12 ] Walter Montenegro, Introducción a las doctrinas político-económicas, México, Fondo de Cultura Económica (Colección Breviarios, 122), p. 179.

[ 13 ] Walter Montenegro, Introducción a las doctrinas político-económicas, México, Fondo de Cultura Económica (Colección Breviarios, 122), p. 180.

[ 14 ] Walter Montenegro, Introducción a las doctrinas político-económicas, México, Fondo de Cultura Económica (Colección Breviarios, 122), p. 181.

[ 15 ] Walter Montenegro, Introducción a las doctrinas político-económicas, México, Fondo de Cultura Económica (Colección Breviarios, 122), p. 183.

[ 16 ] Omega, 2 de enero de 1923.

[ 17 ] Omega, 4 de enero de 1923.

[ 18 ] Omega, 4 de enero de 1923.

[ 19 ] Omega, 4 de enero de 1923.

[ 20 ] Omega, 11 de enero de 1923.

[ 21 ] Omega, 11 de enero de 1923.

[ 22 ] Omega, 10 de febrero de 1923.

[ 23 ] El Universal, 28 de enero de 1923.

[ 24 ] Omega, 10 de febrero de 1923.

[ 25 ] El Demócrata, 10 de marzo de 1923.

[ 26 ] El Demócrata, 17 de marzo de 1923.

[ 27 ] El Demócrata, 24 de marzo de 1923.

[ 28 ] El Demócrata, 25 de marzo de 1923.

[ 29 ] Excelsior, 25 de marzo de 1923.

[ 30 ] Excelsior, 26 de marzo de 1923.

[ 31 ] Excelsior, 28 de marzo de 1923.

[ 32 ] El Demócrata, 30 de marzo de 1923.

[ 33 ] El Demócrata, 30 de marzo de 1923.

[ 34 ] El Demócrata, 27 de marzo de 1923.

[ 35 ] El Demócrata, 27 de marzo de 1923.

[ 36 ] El Demócrata, 27 de marzo de 1923.

[ 37 ] El Demócrata, 27 de marzo de 1923.

[ 38 ] El Demócrata, 13 de abril de 1923.

[ 39 ] El Universal, 20 de junio de 1923.

[ 40 ] El Universal, 20 de junio de 1923.

[ 41 ] El Demócrata, 28 de marzo de 1923.

[ 42 ] El Demócrata, 28 de marzo de 1923.

[ 43 ] Fuente: Excelsior, El Universal, El Demócrata, Omega. En Jalapa, Veracruz, el presidente del Partido Fascista fue el ingeniero Méndez Alcalde, quien había sido gobernador provisional de Veracruz, durante el interinato de Adolfo de la Huerta, al triunfo de la rebelión de Agua Prieta, y que se negó a abandonar dicho cargo hasta que tuvo que ser desalojado por la fuerza. En Tampico, la mesa directiva de la agrupación fascista era: presidente, Alfredo Gochicoa; vicepresidente, licenciado Carlos Zorrilla; secretario, L. B. Montemayor; prosecretario, Luis Alva; tesorero, José Guerra García; protesorero, ingeniero Ernesto Real. Vocales: señores José M. Cuarón, Juan Montalvo, Carlos Hagestein, Miguel Bolaños Cacho Jr., Gabriel Gil Michel, Martín Guerrero, Eugenio Espino Barro y H. Gutiérrez. El Universal, 5 de enero de 1923.

[ 44 ] El señor Alfredo B. Cuéllar, conocido industrial de México, mandó una carta a Sáenz de Sicilia, exponiéndole su renuncia a dicho partido, debido a que cuando éste se había integrado se le dijo que era con fines nacionalistas pero "veo que detrás de este movimiento se encuentran los antiguos enemigos los -conservadores-, vestidos de liberales. Personalmente, tengo el más alto concepto de las personas que he conocido dentro del fascismo, pero no estoy de acuerdo con sus tendencias". El Universal, 21 de enero de 1923.

[ 45 ] Omega, 11 de enero de 1923.

[ 46 ] El Demócrata, 3 de marzo de 1923.

[ 47 ] El Demócrata, 27 de agosto de 1923.

[ 48 ] El Universal, 7 de agosto de 1923.

[ 49 ] El Demócrata, 28 de agosto de 1923.

[ 50 ] El Universal, 28 de agosto de 1923.

[ 51 ] El Demócrata, 30 de agosto de 1923.

[ 52 ] El Universal, 16 de junio de 1923.

[ 53 ] El Universal, 17 de junio de 1923.

[ 54 ] El Universal, 17 de junio de 1923.

[ 55 ] El Universal, 23 de julio de 1923.

[ 56 ] El Universal, 16 de enero de 1923.

[ 57 ] El Universal, 16 de enero de 1923.

[ 58 ] El Universal, 19 de febrero de 1923.

[ 59 ] El Universal, 19 de febrero de 1923.

[ 60 ] El Universal, 20 de febrero de 1923.

[ 61 ] El Demócrata, 27 de marzo de 1923.

[ 62 ] El Demócrata, 27 de marzo de 1923.

[ 63 ] El Demócrata, 28 de marzo de 1923.

[ 64 ] El Demócrata, 7 de abril de 1923.

[ 65 ] El Demócrata, 28 de abril de 1923.

[ 66 ] Excelsior, 26 de junio de 1923.

[ 67 ] Excelsior, 26 de junio de 1923.

[ 68 ] Omega, 9 de junio de 1923.

[ 69 ] Omega, 5 de junio de 1923.

[ 70 ] Omega, 28 de abril de 1923.

[ 71 ] El partido estuvo integrado por: Jesús Mena, presidente; Luis M. Herrera, secretario; ingeniero Gustavo Aguirre Benavides, tesorero; vocales: Pedro Vargas, Jesús S. Valdés, Roberto Aguirre, Manuel Hernández Vázquez, Maximiliano Castañeda y Ruperto Macías. Agentes de propaganda: Antonio Villanueva y Juan F. Varela. El Universal, 8 de mayo de 1923.

[ 72 ] El Demócrata, 21 de agosto de 1923.

[ 73 ] El presidente del comité fue el licenciado Ignacio Borrego; el vicepresidente, licenciado Emilio Sarabia; el tesorero, Antonio P. Canalizo, y había veintiocho vocales, uno por cada estado. El Demócrata, 21 de agosto de 1923.

[ 74 ] Los integrantes de este partido fueron: presidente, Enrique Álvarez del Castillo; vicepresidente, Guillermo Moreno; secretarios, Benjamín Hernández y licenciado Saturnino Corona; vocales: Enrique Gómez, licenciado José M. Martínez Sotomayor, Rodolfo Romero Rivera, Gil Baeza, Carlos Tolentino, profesor Narciso Corvera, doctor Eliseo Marcial de la Paz, R. Macías, Quintero Isidro Rodríguez, Francisco García, Vicente Cañedo, Santiago Camarena, Pedro Rodríguez, Jorge Mares, Carlos López Zavala, Rafael Rosas, Benito del Río, Ramón Pérez Castañeda, Francisco Robles Cañedo y José Gutiérrez. Excelsior, 20 de agosto de 1923.

[ 75 ] El Demócrata, 21 de agosto de 1923.

[ 76 ] El Universal, 24 de agosto de 1923.

[ 77 ] El Demócrata, 28 de agosto de 1923.

[ 78 ] Omega, 2 de junio de 1923.

[ 79 ] El Demócrata, 23 de agosto de 1923.

[ 80 ] El Demócrata, 23 de agosto de 1923.

[ 81 ] Omega, 5 de mayo de 1923.

[ 82 ] Omega, 10 de mayo de 1923.

Estudios de Historia Moderna y Contemporánea de México, Álvaro Matute (editor), México, Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Históricas, v. 9, 1983, p. 171-204.

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