Estudios de Historia Moderna y Contemporánea de México

LA HISTORIA DE OAXACA
DEL PRESBÍTERO JOSÉ ANTONIO GAY[ 1 ]

Jorge Martínez Ríos


José Antonio Gay, en el marco de la historiografía oaxaqueña

Sin duda alguna, la obra del presbítero José Antonio Gay, Historia de Oaxaca, se inscribe en una larga tradición de autores oaxaqueños y no oaxaqueños que escribieron, a la manera de su tiempo, la historia de esta provincia, sea acotando segmentos de su vida, sea tratando de hacer la síntesis de su desarrollo histórico.

Sin embargo, debe apuntarse que la historiografía oaxaqueña no cuenta con una obra de fuste elaborada como crónica o como historia en pleno siglo XVI o bien, al tiempo de la propia conquista. En efecto, fuera de los vestigios arqueológicos, de los diferentes mapas, los códices y los lienzos, que dejaron los pueblos prehispánicos, la información sobre éstos se halla sumamente fragmentada en cartas -como la segunda Carta de relación de Cortés-, relaciones geográficas -por ejemplo, las que se elaboran hacia 1580-, papeles eclesiásticos, partes militares, documentación civil y otras.

Por todo lo anterior, ha sido sumamente difícil para los historiadores de antaño tratar de reconstruir el pasado prehispánico y, en este sentido, han sido los historiadores y los arqueólogos los que más han contribuido a realizarlo y, ello, ya en los tiempos actuales. Por lo mismo, un historiador del siglo pasado se encontraba sumamente limitado en su trabajo y tenía que recurrir a las pocas obras elaboradas con anterioridad, y que ya habían visto la luz pública, y a la documentación dispersa y fragmentaria.

Lo que hemos dicho explica en parte el apoyo que buscaron los historiadores del pasado en obras como la de fray Francisco de Burgoa: Geografía descripción y palestra historial, que por su importancia se sitúan en puntos clave de la historiografía oaxaqueña o bien en los estudios de naturaleza lingüístico-religiosa, como las doctrinas, catecismos, vocabularios, artes, cartillas, confesionarios, epístolas, parábolas, instrucciones, etcétera que abundan en datos de orden etnográfico.

A Burgoa le siguen estudiosos que cubren aspectos de la vida colonial oaxaqueña, Thomas Gage, Alejandro de Humboldt, Murguía y Galardi, Carlos María de Bustamante, Adalberto Carriedo y otros más hasta llegar a José Antonio Gay y, después de éste, siguen otros investigadores de la historia regional y/o local: Eulogio Gillow y Zavalza, Manuel Martínez Gracida y Cayetano Esteva, este último con el que podemos cerrar el ciclo del Porfiriato.

José Antonio Gay, pues, no está solo, ni es una figura aislada, antes y después de él existe el trabajo de varios estudiosos sobre los que él apoyó su obra o que tomaron del mismo, datos, críticas y análisis.

Semblanza biográfica

José Antonio Gay, nació en la ciudad de Oaxaca -la antigua Antequera colonial- el día 13 de junio de 1833; murió cincuentón en la ciudad de México el día 21 de septiembre de 1886.

Fue mitad francés y mitad mexicano: hijo de don Juan Gay y doña Manuela Castañeda, miembro de una piadosa familia oaxaqueña y el cuarto sacerdote de ella, ya que sus hermanos don Vicente, don Calixto y don Juan fueron religiosos.

José Antonio Gay recibió su instrucción primaria en el Colegio de Infantes de la Catedral y fue protegido del señor canónigo y protonotario apostólico don José María Álvarez y Castillejos. Más tarde, en 1849, ingresó al Seminario Conciliar y, entre ese año y el de 1853, estudió humanidades, filosofía, matemáticas, física y astronomía.

Sin entrar en detalles sobre la vida de José Antonio Gay, podemos decir que su vida y su obra denotan un esfuerzo constante por buscar el equilibrio entre la devoción a la Iglesia y su compromiso formal con el clero de su época y la búsqueda de la verdad, lo que paradójicamente lo llevó a elaborar muchos juicios orientados en un sentido liberal, no obstante su oposición a las dimensiones políticas que trajo consigo la red de relaciones entre la Iglesia y el Estado en su tiempo.

En efecto, José Antonio Gay vivió en carne propia esos conflictos ya que, habiendo sido desterrados casi todos los obispos mexicanos por orden de Benito Juárez en 1861, se contó entre ellos el prelado de Oaxaca doctor José María Covarrubias. Por tal motivo, el joven Gay en el mismo año de 1861 tuvo que ir a La Habana, Cuba, para recibir las órdenes sacerdotales. A su regreso a Oaxaca, se reincorporó al seminario continuando con sus cátedras, ejerciendo su labor sacerdotal y prosiguiendo sus estudios históricos; con ello empezó a reunir datos que lo llevarían años más tarde a elaborar su Historia de Oaxaca.

No se tiene noticia de la fecha exacta de su traslado a la ciudad de México, a donde fue llevado por el arzobispo de México don Pelagio Antonio de Labastida y Dávalos, quien le encargó la parroquia de Santa Ana y después la capellanía del templo del Señor de Santa Teresa.

Aquí, en México, se relacionó con distinguidos hombres de letras y gracias a ello pudo acercarse a colecciones de documentos que en mucho le ayudaron a elaborar su trabajo histórico el que concluyó en 1875, mismo que vio la luz, en su primera edición, en 1881.

Contexto en el cual se realizó la obra

Pensamos que la clave para entender el ambiente en el cual se realizó la Historia de Oaxaca es un breve opúsculo titulado: Necrología del ilustrísimo señor protonotario apostólico, tesorero dignidad y vicario capitular del obispado de Oaxaca, don José María Álvarez y Castillejos, México, Imprenta de Andrade y Escalante, 1864, 16 p.

Dicho opúsculo es una clara defensa de Álvarez y Castillejos, quien "murió porque fue arrancado de su país al destierro por causa de la defensa de la Iglesia en contra de los decretos de enclaustración fulminados desde la ciudad de Veracruz".[ 2 ]

Como recordamos, Álvarez y Castillejos fue protector de Gay y es por ello -entre otras cosas- que éste asume la defensa de la obra de aquél, obra en su carácter de sacerdote, maestro y hombre de letras; en suma, defensa de toda su obra apostólica y fundador de la Sociedad de San Vicente de Paul, la Sociedad de la Perseverancia, la Asociación del Buen Pastor. En otro párrafo, Gay dice:

Su rectitud para dar su voto en el Cabildo, siempre que se versaron asuntos graves no admite comparación. Su energía era sin ejemplo cuando era importante defender los derechos de la Iglesia y resistir a las opresoras y tiránicas leyes de los reformadores [...]. Sus respuestas a las comunicaciones con que se pretendía arrastrarle a los tribunales seculares estaban concebidas en términos de buena educación y comedimiento; pero resueltos, protestando contra las medidas violentas y anticanónicas. Se le impusieron por esta causa algunas multas, que pagó a viva fuerza, y más de una vez se procedió a embargar sus bienes, aunque sin efecto.[ 3 ]

Aquí está, con toda claridad, el sentido de la defensa de un hombre que para Gay representaba todo lo bueno de su época y de su profesión.

Por lo anterior, no es de extrañar que José Antonio Gay calificara de funesto el mes de julio de 1859, en que se publicaron"las leyes de lo más furioso de la reforma, expedidas por el gobierno liberal residente en Veracruz", cuya aplicación tuvo como consecuencia la expatriación y muerte de Álvarez y Castillejos. Éste salió de Oaxaca el 19 de agosto a la ciudad de Panamá, vía Acapulco. Llegó a Panamá el 17 de octubre y murió en esta ciudad el 19 de noviembre de 1859.

En este contexto de ataque a las instituciones religiosas es que Gay escribe su obra. Clima de indiscutible tensión y de un tono local más agudo, si pensamos que era en la patria chica del propio Juárez donde Gay ideó y firmó su opúsculo y, más tarde, concibió y escribió buena parte de la Historia de Oaxaca.

Estimamos que esta defensa de la obra religiosa de sus contemporáneos fue lo que llevó a destacar en su Historia de Oaxaca los trabajos apostólicos de los dominicos, los franciscanos y los de otras órdenes religiosas que lucharon en la Colonia en favor de los indios, mas no sin desconocer -aquí el espíritu de Gay busca la objetividad en lo posible- los casos en los cuales los propios sacerdotes no llevaron, por decirlo así, una vida cristiana de acuerdo con las normas de conducta que les debían ser propias.

En efecto, una lectura cuidadosa del volumen dos del tomo primero y del volumen uno del tomo segundo (véase anexo) nos demuestra el espacio y análisis que Gay dedicó a la reseña de los trabajos apostólicos. Así nos habla de los principios del cristianismo en la provincia de Oaxaca y la manera como se empezó a predicar el evangelio, la erección de los primeros templos y los primeros sacerdotes; la labor de distintos obispos, en especial la tarea desempeñada por el doctor Juan López de Zárate, primer obispo de Oaxaca, el obispo fray Bartolomé de Ledesma, el obispo don Alonso de Cuevas Dávalos, el obispo doctor Nicolás del Puerto y otros más; de las fundaciones religiosas; de la labor destacada de dominicos, franciscanos y jesuitas. Por todo ello, bien podría decirse que la mitad de la obra de Gay es una historia religiosa de la provincia de Oaxaca y que lo que lo llevó a escribirla fue un deseo de reivindicar el pasado de los sacerdotes que lo precedieron en la divulgación del evangelio entre los naturales de Oaxaca. No discutimos, desde luego, si la reivindicación es operante en términos objetivos; lo que queremos decir es que la obra de Gay es un esfuerzo por tratar de demostrar a los liberales reformadores de los sesenta del siglo XIX, la magnitud de la tarea que tuvo a sus cuestas la Iglesia en el periodo colonial y que lo que se hacía en dicha década era un daño irreparable -dentro de su concepción de la vida- y la sociedad de su época. La historia, en tanto realidad, ha demostrado que Gay tuvo y no razón. La tuvo, en cuanto destacó la obra apostólica colonial; no la tuvo en su crítica al momento histórico que le tocó vivir. Pero, lo anterior, es nuestro juicio de valor y así lo debemos entender.

He aquí una vertiente que debe destacarse: si bien la obra de Gay aparentemente trata de no ser polémica ni política, lo es en grado sumo para su época. No se trata en efecto, de la obra económica de un Murguía y Galardi o de simples apuntamientos estadísticos como los de Adalberto Carriedo. No. Se trata de una obra que conlleva una clara vena política. Y esto, en resumen, puede destacar el valor de la obra de Gay: la respuesta de un religioso al embate liberal.

Jorge Fernando Iturribarría, el historiador oaxaqueño, dice en su prólogo a la tercera edición:

el culto que supo rendir a la verdad le valió duras críticas de parte de muchos de sus compañeros de ministerio. Sé de otros que en círculos de estrecha intimidad lo aplaudieron, aunque siempre procedieron con el temor de que se filtrara su opinión. Algunos exaltados lo tildaron de liberal y aún de heterodoxo [...]. Su obra fue deturpada y, en cierto modo, objeto de una confabulación para impedir que circulara.

He aquí la paradoja de ser un espíritu crítico como el de Gay: luchar contra el embate liberal y estar alerta contra la acción de sus propios compañeros de ministerio, más acomodaticios y más oportunistas.

En suma, el clima intelectual y político en el cual Gay escribe su obra le fue difícil en grado sumo. Ello significó su aislamiento y la búsqueda de la verdadera amistad en unos cuantos de sus allegados. José Antonio Gay es muy claro cuando nos dice en su prólogo: "Viviendo en el retiro y en el aislamiento de los hombres, es sin embargo posible gozar de amena y sabia conversación, siempre que se tiene buen ánimo para trabar amistad con los libros". Aquí, José Antonio Gay revela el fervor al libro y no al círculo de hombres que le hacían de ambos lados -el liberal y el eclesiástico- difícil la ejecución y divulgación de su obra. Se prefiere el libro a la intransigencia humana. La "verdad" de Gay, pues, es ideología pura y desde ese punto de vista, respetable, sobre todo si entendemos que siempre fue consecuente con sus ideas, principios y acciones terrenas.

Ediciones de la obra

La Historia de Oaxaca de José Antonio Gay tiene, a la fecha, tres ediciones:

Historia de Oaxaca. Escrita por el presbítero José Antonio Gay, dos tomos en 4o., México, Imprenta del Comercio, de Dublán y Compañía, Calle de Cordobanes, número 8, 1881, IV +444 p. y IV +552 p.

Historia de Oaxaca, escrita por el presbítero José Antonio Gay, 2a., edición, dos tomos en 4o., Oaxaca, Departamento de Educación Pública del Gobierno del Estado, Talleres Tipográficos del Gobierno del Estado, 1933, 351+432 p.

Esta edición apareció con motivo de la celebración del Primer Congreso Nacional de Historia. Difiere de la primera en que la precede un Prólogo de la segunda edición y en que termina con un Apéndice cuarto, cuyo objeto, según el autor del mismo, es el siguiente:

Ha sido preciso, para evitar que aparezcan datos estadísticos sin actual vigencia, adicionar a la presente edición con un apéndice en el que se consignan las cifras demográficas provenientes de los últimos censos, el nombre oficial de varias poblaciones que han cambiado su denominación, el cambio de categoría de algunas entidades, etcétera.

Dicho apéndice fue escrito por don Habácuac C. Marín.

Historia de Oaxaca. Por el presbítero José Antonio Gay, 3a. edición, dos volúmenes del primer tomo y dos volúmenes del segundo tomo, prólogo de Jorge Fernando Iturribarría y nota de Jacobo Dalevuelta, México, Talleres V. Venero, 1950, 634+753 p. (Biblioteca de Autores y de Asuntos Oaxaqueños, Director Jacobo Dalevuelta, 3-6).

En la nota introductoria que fue escrita por el periodista Fernando Ramírez de Aguilar (Jacobo Dalevuelta), se apunta que la "revisión de la tercera edición de la Historia de Oaxaca fue obra del [...] historiador don Jorge Fernando Iturribarría". En esta tercera edición, Iturribarría introduce nuevas anotaciones que ponen a la obra en un tono actual para ciertos datos geográficos administrativos y demográficos, así como otros de orden estrictamente histórico.

En esta edición por otra parte, se conservan las anotaciones de la segunda. Así, dichas anotaciones van señaladas con los signos (II E), en tanto que las que corresponden a Iturribarría van señaladas con los signos (III E). Además, la tercera edición está enriquecida con un índice onomástico (nombres, autores y lugares geográficos) que aparecen al final de cada tomo.

Por otra parte, en la obra del padre Mariano Cuevas Biobibliografía eclesiástica mexicana se menciona además otra obra de Gay: Elementos de geografía especial de Oaxaca, impresa en la ciudad capital del mismo estado por M. Rincón, en 1862, que no hemos podido consultar.

El mismo Cuevas nos pone en la pista de obras que sirven para analizar la vida del padre Gay:

Enrique Santibáñez, "El presbítero José Antonio Gay", El Liceo Mexicano ; México, t. IV, n. 22, 1o. de septiembre de 1887.

Manuel de Olaguíbel, "El señor presbítero don José Antonio Gay", El Partido Liberal, México, 6 de octubre de 1886.

También existen dos cortas biografías manuscritas: El presbítero don José Antonio Gay y sus obras, por Manuel Brioso y Candiani, y Presbítero don José Antonio Gay, por Luis Castañeda Guzmán. Por desgracia no ha sido posible consultar estas obras.

Las fuentes en la Historia de Oaxaca

Cuatro son las fuentes principales mediante las cuales Gay construye su Historia de Oaxaca:

a) En primer lugar, los datos de los historiadores que le antecedieron en el tratamiento general o particular sobre los indios de México en la época de su gentilidad, o sobre la vida colonial. No le es desconocida la obra o parte de la obra de Bernal Díaz del Castillo, Antonio de Herrera, Torquemada, Alva Ixtlilxóchitl, Tezozómoc, Boturini, Clavijero, Veytia, Sahagún, etcétera. Desde luego Burgoa es su gran apoyo en los asuntos oaxaqueños y es citado con insistencia.

b) En segundo lugar, fuentes documentales de primera mano como los tomados de la Colección de documentos inéditos del Archivo de Indias; el Vocabulario de Córdoba en lengua zapoteca, impreso en 1578; códices que el padre Gay conoció a través de obras históricas; los documentos que nos hablan del juicio de residencia de Cortés o del proceso de Alvarado, publicado este último por don Fernando Ramírez, y, también, los documentos, muchos de los cuales eran inéditos, que Gay consultó en bibliotecas particulares, en especial las de don José María Ágreda y don Esteban Cházari, por ejemplo: el Extracto de una historia de la Provincia de Santiago de Predicadores de México, por fray Juan José de la Cruz y Moya, manuscrito que estaba en poder del señor Ágreda, o el Extracto de una historia de los dominicos de México, por Juan Méndez, manuscrito en poder de don José María Ágreda. También pueden mencionarse, por último, los diarios, como los de José Gómez y Castro Santa Ana, que sirvieron para dar cuenta del fervor religioso oaxaqueño de finales del siglo XVIII.

c) En tercer lugar, fuentes hemerográficas que, si bien no son tan variadas, sí fueron consultadas por el padre Gay. Entre ellas podemos destacar la consulta de la Gaceta de México, que en mucho le ayudó a construir sus capítulos sobre la guerra de Independencia (Gay todavía habla de la guerra, no de la revolución de independencia).

d) En cuarto lugar, cabe mencionar las informaciones orales que el presbítero Gay recogió a lo largo de su ministerio: tradiciones orales, mitos, leyendas y consejas populares que, en un momento dado, le permitieron enriquecer su obra. Sin embargo, no siempre fue feliz esta incorporación de la historia oral, pues a lo largo de la Historia de Oaxaca, se ofrecen testimonios que no cuadran con la realidad y que fueron rectificados por la posteridad. Ejemplo de ello fueron las tradiciones acerca de la existencia de gigantes, los datos acerca de las familias lingüísticas y el origen de los pueblos prehispánicos.

Los orígenes americanos en la obra de Gay

Uno de los puntos de mayor interés en la obra de José Antonio Gay es el referido a los orígenes del hombre americano. En efecto, Gay establece, a partir de los trabajos del señor Herrera Pérez y que éste publicó en La Voz de México, periódico de su época, varias posibilidades en cuanto al origen de los indios americanos: a) no todos los antiguos americanos vinieron del norte ni traen del Asia su origen primitivo, esto es, por ejemplo, los habitantes de las Antillas partieron de las Islas Molucas;[ 4 ] b) los zapotecas y los toltecas no eran un solo pueblo, sino dos que simultáneamente entraron por América y que unidos hicieron su peregrinación por Asia.[ 5 ] Más tarde, y apoyándose en un manuscrito traducido por Ixtlilxóchitl, "desconocido por la generalidad y actualmente poseído por Herrera, se lee en jeroglíficos antiquísimos la relación del viaje que hicieron los toltecas [sic] por América y por Asia".[ 6 ] En suma, Gay nos habla del viaje de una tribu por las zonas de Siberia y su paso a las regiones americanas.

Lo anterior resulta de relevancia pues, quizá, sirvió de punto de partida para la elaboración del conjunto de supuestos que tratan de probar el paso del hombre venido de Asia por el Estrecho de Behring, concretamente las teorías de Pablo Martínez del Río que expuso en su obra: Los orígenes del hombre americano (1936).

Es muy posible que nos equivoquemos, pero sería de interés estudiar los artículos de Herrera Pérez y el manuscrito de Ixtlilxóchitl que se dice "desconocido por la generalidad".

Balance de la obra de José Antonio Gay

Por su contenido, la obra de Gay pertenece al trabajo del historiador más que al del cronista; por su intención polémica y política, su obra es la de un actor en el contexto de la pugna liberal-clerical de su época, la de más calor en la etapa reformista que el liberalismo concibió e instrumentó.

José Antonio Gay es un religioso que cultivó la historia regional y/o local dentro de una tradición que destacó el estudio de la vida social, religiosa, económica y política del tiempo colonial y del que le tocó vivir como actor.

Además de ser la Historia de Oaxaca un estudio del proceso que siguió el trabajo apostólico de los religiosos en la provincia del mismo nombre, ella abunda en datos descriptivos e interpretativos de la vida económica y social. Por ello, debe destacarse de su obra el esfuerzo de interpretación de la decadencia de Oaxaca y sus notas acerca de las causas de la guerra de Independencia, análisis que tiene un matiz sociológico.

Por otra parte, y no obstante su vinculación con las estructuras formales del clero oaxaqueño y mexicano de la época, defendió con energía el papel de Hidalgo y Morelos en la insurrección de independencia. Ataca por ello, las declaraciones "injuriosas" que le prodigó a Hidalgo el obispo Bergosa y el obispo Rosén que llamó a Hidalgo "ex sacerdote, ex cristiano, ex hombre, capataz de salteadores y asesinos".[ 7 ]

Pero no sólo defendió la causa de Hidalgo y Morelos, patricios mayores, sino que dio contenido de venganza al asesinato de los próceres de Antequera, Tinoco y Palacios, los que fueron decapitados en unas canteras cercanas a la ciudad del mismo nombre y cuyas cabezas fueron colocadas en las orillas del camino que iba al pueblo de Santa María del Tule.

También hizo suya la causa de fray Bartolomé de las Casas que estuvo en Oaxaca de paso varias veces y dice de él que "las Américas españolas tampoco deberían olvidar en su gratitud al generoso campeón de su libertad".

Tal fue la obra de un religioso a quien, como dice Iturribarría, muchos "tildaron de liberal y aun de heterodoxo". Lo cierto es que fue un hombre consecuente con sus ideas.

 


ANEXO

Sobre la distribución del contenido de la obra
de la tercera edición publicada en 1950

Volumen 1 del tomo primero

Prólogo de la tercera edición, por Jorge Fernando Iturribarría
Prólogo del autor
Capítulo 1. Geografía
Capítulo 2. Primeros pobladores de Oaxaca
Capítulo 3. Primeros pobladores de Oaxaca (continuación)
Capítulo 4. Organización, artes y costumbres
Capítulo 5. Religión
Capítulo 6. Prácticas religiosas
Capítulo 7. Guerras
Capítulo 8. Antiguas guerras
Capítulo 9. Antiguas guerras (continuación)

Volumen 2 del tomo primero

Capítulo 10. La conquista
Capítulo 11. Principio del gobierno español
Capítulo 12. Principios del cristianismo
Capítulo 13. El ilustrísimo señor Zárate
Capítulo 14. Las nuevas instituciones prevalecen sobre las antiguas
Capítulo 15. Fray Jordán y fray Pedro Guerrero
Capítulo 16. Trabajos apostólicos de los dominicos

Volumen 1 del tomo segundo

Capítulo 1. Trabajos apostólicos de los dominicos
Capítulo 2. Órdenes religiosas en Oaxaca
Capítulo 3. Últimas luchas de los dominicos en favor de los indios
Capítulo 4. La destrucción de los indios
Capitulo 5. Episcopado del señor Ledesma
Capítulo 6. La Provincia de San Hipólito
Capítulo 7. Leyendas religiosas
Capítulo 8. Disidencias
Capítulo 9. Virtuosos sacerdotes
Capítulo 10. Tres ilustres obispos
Capítulo 11. Fundaciones religiosas
Capítulo 12. Sucesión de obispos

Volumen 2 del tomo segundo

Capítulo 13. Algunas causas preparatorias de la guerra de Independencia
Capítulo 14. Causas preparatorias de la guerra de Independencia. Estado en que se hallaba Oaxaca al fin del siglo XVIII
Capítulo 15. Continuación del anterior. Principios de la guerra de Independencia
Capítulo 16. La insurrección en Oaxaca
Capítulo 17. Fin de la guerra de Independencia
Apéndice Primero: Fray Bartolomé de las Casas
Apéndice Segundo: La Santa Cruz de Huatulco
Apéndice Tercero: Comunicación que al comandante de las fuerzas realistas, don Melchor Álvarez dirigieron, a nombre de los dos cabildos, las personas que la suscriben

Contestación de don Melchor Álvarez al oficio de los cabildos eclesiástico y secular de Oaxaca

Proclama de Álvarez a los oaxaqueños

 

[ 1 ] Durante el año de 1971 Jorge Martínez Ríos fue alumno del curso de Historiografía de México, a mi cargo, como prerrequisito para el doctorado en Historia, en la Facultad de Filosofía y Letras. Para el segundo semestre de dicho curso elaboró el trabajo que ahora damos a conocer. Dada la calidad que tuvo como alumno quien ya para entonces gozaba de una amplia reputación como sociólogo, el trabajo constituye una verdadera aportación para el conocimiento de la muy olvidada historia de la historiografía provinciana. La publicación del trabajo es, además, un homenaje a la memoria del sociólogo Jorge Martínez Ríos, fallecido en 1973, a una edad en la que apenas se encontraba comenzando a rendir frutos de un saber sólido y comprometido. —Álvaro Matute, editor.

[ 2 ] Necrología del ilustrísimo señor protonotario apostólico, tesorero dignidad y vicario capitular del obispado de Oaxaca, don José María Álvarez y Castillejos, México, Imprenta de Andrade y Escalante, 1864, 16 p., p. 4.

[ 3 ] Necrología del ilustrísimo señor protonotario apostólico, tesorero dignidad y vicario capitular del obispado de Oaxaca, don José María Álvarez y Castillejos, México, Imprenta de Andrade y Escalante, 1864, 16 p., p. 9-10.

[ 4 ] José Antonio Gay, Historia de Oaxaca, 3a. ed., dos volúmenes del primer tomo y dos volúmenes del segundo tomo, prólogo de Jorge Fernando Iturribarría y nota de Jacobo Dalevuelta, México, Talleres V. Venero, 1950 (Biblioteca de Autores y de Asuntos Oaxaqueños, Director Jacobo Dalevuelta, 3-6), v. 1, t. I, p. 57.

[ 5 ] José Antonio Gay, Historia de Oaxaca, 3a. ed., dos volúmenes del primer tomo y dos volúmenes del segundo tomo, prólogo de Jorge Fernando Iturribarría y nota de Jacobo Dalevuelta, México, Talleres V. Venero, 1950 (Biblioteca de Autores y de Asuntos Oaxaqueños, Director Jacobo Dalevuelta, 3-6), v. 1, t. I, p. 67.

[ 6 ] José Antonio Gay, Historia de Oaxaca, 3a. ed., dos volúmenes del primer tomo y dos volúmenes del segundo tomo, prólogo de Jorge Fernando Iturribarría y nota de Jacobo Dalevuelta, México, Talleres V. Venero, 1950 (Biblioteca de Autores y de Asuntos Oaxaqueños, Director Jacobo Dalevuelta, 3-6), v. 1, t. I, p. 87.

[ 7 ] José Antonio Gay, Historia de Oaxaca, 3a. ed., dos volúmenes del primer tomo y dos volúmenes del segundo tomo, prólogo de Jorge Fernando Iturribarría y nota de Jacobo Dalevuelta, México, Talleres V. Venero, 1950 (Biblioteca de Autores y de Asuntos Oaxaqueños, Director Jacobo Dalevuelta, 3-6), v. 1, t. I, p. 515.

Estudios de Historia Moderna y Contemporánea de México, Álvaro Matute (editor), México, Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Históricas, v. 7, 1979, p. 93-104.

DR © 2006. Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Históricas