Estudios de Historia Moderna y Contemporánea de México

 

Héctor Aguilar Camín, La frontera nómada:
Sonora y la Revolución Mexicana,
México, Siglo XXI Editores, 1977, 450 p.

Álvaro Matute


La historiografía de y sobre la Revolución Mexicana parecía haber llegado a un callejón sin salida. Si se revisan someramente los principales tipos de libros que la integran, se puede advertir que, en primer lugar, existe un material testimonial referente a aspectos tanto militares como ideológicos. Más tarde comenzaron a aparecer libros de síntesis en los cuales sus respectivos autores no renunciaban a dar una calificación al conjunto de hechos. Las síntesis de la historia de la Revolución comenzaron a caer más dentro del aspecto interpretativo que del narrativo. Ya casi no se daban a conocer hechos nuevos o se integraban éstos al conjunto. De ahí a la precariedad sólo había un paso. Por otra parte, ya el acento sobre lo ideológico era mucho más marcado que sobre el militar y el social en general, de lo cual también se podía desprender el lugar común y el fácil etiquetamiento de los hechos. Otra de las calamidades que asolaban a la historiografía de tema revolucionario era el carácter pretendidamente nacional de los textos, que dejaban a un lado las particularidades regionales. Aparecieron, sí, varios libros que escapaban a esta mínima catalogación y que constituyen hoy en día el conjunto de textos legibles y realmente serios, a cuyos autores siempre se les debe agradecer su aportación. Este tipo de libro es aquel dedicado a iluminar aspectos más bien particulares que, por hacerlo, arrojan buena luz al conjunto mayor.

El libro de Héctor Aguilar Camín, La frontera nómada, cuyo subtítulo nos especifica que trata sobre Sonora y la Revolución Mexicana, se inscribe dentro de la línea descrita al final del párrafo anterior. Es un libro sobre un aspecto particular que desemboca en lo general de una manera excelente. Lo mucho que traen las cuatrocientas cincuenta páginas de texto invitan a reflexionar sobre muchos aspectos tanto de la Revolución como de la historia general de México.

Entre las reflexiones que se suscitan con la lectura aparece en primer término la llamada de atención sobre el hecho de que Sonora, hacia la época de la restauración republicana, apenas estaba poblada y su relación con el país era casi nula. Treinta años después era capaz de lanzar a sus hijos a una contienda de la que salieron victoriosos y los puso en trance de ejercer la jefatura del país hasta 1934.

El libro de Aguilar Camín, al poner el acento exclusivamente en Sonora, revela quiénes fueron los protagonistas de la historia de la Revolución, de una revolución cuyos portavoces provenían de Coahuila y de Sonora, fundamentalmente. Dos estados, al fin, con bastantes características comunes. Asimismo, es un libro que se refiere a los triunfadores, no a los vencidos, por lo general protagonistas de historias románticas que promueven opiniones acerca de "la revolución detenida", "la revolución interrumpida", "la revolución traicionada", etcétera. La explicación histórica debe hacer a un lado condescendencias moralizantes -e insisto, románticas- para abundar en la descripción y análisis de acontecimientos que influyen decisivamente en un proceso, ahora sí, nacional y que desemboca en el mismísimo ser histórico colectivo dentro del cual estamos insertos. Ésa es, entre otras, una de las virtudes del texto de Aguilar Camín sobre esos protagonistas sonorenses de la Revolución, sobre su medio, su acción y sus mentalidades. Con eso, cuando salieron de su estado en 1920, gobernaron el país. Porque curiosamente, y contra el lugar común que afirma que la historia la escriben los vencedores, esta verdad a medias tiene que matizarse. Es la retórica histórica la que echan a andar los vencedores, no la historia tal como la entendemos quienes aspiramos a ser profesionales de ella. Esta historia de los verdaderos triunfadores -los sonorenses- no estaba escrita y falta la de los de Coahuila.

El libro está dividido en tres partes, mismas que coinciden con aspectos de la historia nacional: "Composición de lugar" en la cual, a través de la gira de Madero en Sonora, se nos describen personas y lugares, siendo la descripción de tal manera amplia que no deja fuera aspectos que permitan dejar de caracterizar los problemas sociales, económicos y políticos, así como su estructura, dentro del Estado. La segunda parte, se refiere al maderismo en Sonora y la tercera al constitucionalismo en el estado. Un epílogo trata al importante y decisivo cuatrienio 1916-1920, en el cual desempeñaron sus gubernaturas dos de los vértices del famoso triángulo sonorense: Adolfo de la Huerta y Plutarco Elías Calles. El otro, Álvaro Obregón, entretanto se dedicaba al cultivo del garbanzo, que le reportó grandes beneficios económicos, y a preparar una campaña tan importante -aunque no en lo militar- como la de los ocho mil kilómetros: la presidencial.

Cuando se sabe de dónde surgieron esos hombres y la enorme parafernalia que traían detrás, se comprende mejor la historia. Sonora era un estado donde el porfiriato político se expresó en un triunvirato: Torres, Corral e Izábal; el porfiriato económico en un sur de agricultura moderna, un norte minero (básicamente cuprífero) y una red ferroviaria que fortaleció a una economía. El porfiriato social, a su vez, engendró el desplazamiento y la guerra contra los yaquis, el fortalecimiento de una oligarquía y el surgimiento de grupos medios desubicados. Éstos, los protagonistas de la Revolución, no cargaban con los lastres del pasado que traían consigo los hombres de la misma situación en el resto del país. Acaso el haber partido de cero les dio esa energía a través de la cual canalizaron su frustración al haberse levantado en armas. De la aventura a la política.

Volviendo al libro y a su estructura, ésta resulta el escollo mayor. No siempre la arquitectónica está de parte de Aguilar Camín, quien tuvo que batirse con una enorme cantidad de hechos los cuales tuvieron que ser acomodados de alguna manera en el libro. Si la primera parte cuenta con un buen bustrófedon en la persona de Madero, éste desaparece en la segunda y la tercera. Para lectores no avezados en la geografía sonorense (hace falta un mapa en la edición del libro) y no familiarizados con los nombres de quienes serían generales y jefes revolucionarios después, tal vez resulte difícil seguir la trama de los acontecimientos. Por lo demás, se pone de manifiesto que Aguilar Camín se valió de un recurso novelístico para dejar y recoger la narración de los hechos; de ahí que no siempre se sienta continuidad.

El lenguaje revela a Aguilar Camín como buen escritor. Su estilo es ágil y desenfadado, lo cual le da a esta historia una de sus virtudes: la de no ser ni solemne ni moralizante. Eso es de agradecer, sobre todo al tratar un tema como el que sirve de objeto a La frontera nómada.

Libro plural y multidisciplinario no se inscribe dentro de una parcela específica de la historiografía, a no ser la historia social, en un sentido amplio, o la historia de las mentalidades, en uno más estricto, aunque siempre rebasa los límites que cada una de esas clasificaciones le pudiera imponer. Hay política, hay antropología social, hay historia cultural, hay biografía. En suma, es un libro de historia, disciplina ésta que puede contener el mayor número de acciones humanas, en este caso, el espacio sonorense, y el tiempo que corrió de fines del siglo XIX y las dos primeras décadas del XX, con especial acento entre 1910 y 1914. Si en el libro se renuncia a dar explicaciones finales, con lo cual se queda fuera de cualquier ismo historiográfico, sí abundan las explicaciones y los análisis sobre los casos concretos que van apareciendo y sus interrelaciones, para formar así ese todo que es la experiencia sonorense de la Revolución.

Libros como éste, magníficamente documentados en archivos generales y locales y nutridos con las fuentes secundarias que es menester para el caso, como prescriben las reglas, ayudan a que la historiografía cuyo tema es la Revolución siga marchando hacia el logro de un objetivo mayor, que este libro cumple: la explicación por encima de la exaltación o la diatriba.

Estudios de Historia Moderna y Contemporánea de México, Álvaro Matute (editor), México, Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Históricas, v. 7, 1979, p. 243-245.

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