Michael P. Costeloe, La primera república federal de México, 1824-1836.
Un estudio de los partidos políticos en el México independiente,
traducción de Manuel Fernández Gasella, Madrid-México,
Fondo de Cultura Económica, 1975, 492 p.
Rosaura Hernández Rodríguez
Debido a la carencia de literatura que muestre objetiva y serenamente las décadas iniciales de la política mexicana, ya que los textos conocidos en verdad pecan de parcialidad, Michael P. Costeloe, profesor de la Universidad de Bristol, Inglaterra, acometió la tarea de investigar por sí mismo, y con el fin de explicar a sus alumnos, los primeros años de la vida del México independiente.
Costeloe acudió a varios tipos de fuentes: archivos, periódicos, manuscritos y publicaciones de participantes y contemporáneos de los acontecimientos, memorias de las secretarías de Estado -que constituyen la versión oficial-, y bibliografía general acerca de la época. Utiliza los periódicos como fuente principal en su trabajo, ya que fueron los órganos de difusión de los diversos partidos políticos en su lucha por adquirir el poder. La prensa es un testimonio del momento preciso en que suceden los acontecimientos, la "instantánea fotográfica" que posteriormente podrá ser valorada en su importancia histórica. Complementa esa información la correspondencia de los políticos que muchas veces aclaran lo que en la prensa sólo se adivina entre líneas. El autor ordena su material cronológicamente y al describir los sucesos intercala sus propias observaciones, muchas de ellas de atinado carácter sociológico.
De su texto se puede entresacar la trayectoria de los partidos políticos que, sin organización adecuada, actúan a través de las logias masónicas. Detecta perfectamente cuándo se anteponen los intereses económicos y sociales a los ideales políticos. No nombrados precisamente como clases sociales, los grupos humanos, con sus intereses, privilegios o la carencia total de éstos, participan en la vida política del país. Terratenientes criollos y españoles se afilian de preferencia a la logia escocesa y profesionales libres y radicales a la yorkina. Entre ambas facciones, Costeloe capta bien los momentos en que va formándose el grupo de los imparciales que posteriormente integrará el partido moderno. Su observación acerca de las logias es por demás interesante: dice que sus ritos secretos "se avenían casi perfectamente con el carácter estrecho y personalista de la política y los políticos mexicanos". El dilema para los políticos de esa época fue optar por un sistema de gobierno federal o central. Uno y otro con ventajas e inconvenientes personificados en las virtudes o defectos de sus adictos, de entre los cuales surgen líderes importantes. Son interesantes sus observaciones acerca del carácter y actuación de Lucas Alamán, Anastasio Bustamante, Valentín Gómez Farías y el doctor José María Luis Mora. Al tratar del primero señala sus errores y aciertos políticos pero pasa ligeramente sobre sus excelentes dotes administrativas y sus programas para desarrollar la industria e incrementar los capitales nacionales. Respecto al doctor Mora rompe el tabú con que se ha tratado a uno de los pilares del liberalismo mexicano, al afirmar que las cifras presentadas por ese autor respecto a los bienes eclesiásticos fueron intencionalmente alteradas con el propósito de exagerar el poderío económico de la Iglesia católica en México. Las figuras menores, como Guadalupe Victoria, Anastasio Bustamante, Manuel Gómez Pedraza, son enmarcadas con bastante acierto y sugieren estudios biográficos hasta hoy no emprendidos, que ilustrarían mucho los acontecimientos de esa época.
A veces, el respeto con que el autor trata su material de información, le hace omitir comentarios que saltan a la vista, por ejemplo, cuando reproduce un discurso de Guadalupe Victoria en que se afirma que el ejército mexicano era, durante los años veinte del siglo XIX, uno de los mejores del mundo. En páginas adelante describe cómo se integraba ese ejército con base en el reclutamiento forzoso, así como la miseria moral de la tropa, los oficiales y los jefes, además de la penuria de sus salarios. Con esos componentes es obvio que no podía figurar como una de las mejores milicias del mundo. El autor afirma que la adhesión del ejército fue un factor esencial en el éxito de una rebelión, pero que los triunfos políticos no se debieron precisamente a victorias de carácter militar.
En la obra se perciben algunos errores de traducción como la palabra "infracción" aplicada a los errores atribuidos a Lorenzo de Zavala cuando fue ministro de Hacienda, en el año de 1829. Otro evidente error de traducción es el que se refiere a los "misioneros filipinos". El tema tratado corresponde a la desamortización de bienes eclesiásticos y en especial a los de las misiones de Filipinas. Estos bienes estaban dedicados a socorrer, desde la época virreinal, a las misiones religiosas en las Islas Filipinas, pero los misioneros no eran precisamente de esa nacionalidad.
En los apéndices figuran listas de presidentes, ministros, diputados y senadores, documentación que corrobora lo afirmado por el autor en el sentido de que una de las tácticas de los partidos políticos consistía en colocar a sus miembros en puestos clave de la burocracia para dominar la política.
El estudio de Costeloe es modelo de erudición, organización y apreciación histórica.
Estudios de Historia Moderna y Contemporánea de México, Álvaro Matute (editor), México, Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Históricas, v. 6, 1977, p. 213-214.
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