Resumen
Después de los arreglos del conflicto cristero en junio de 1929, muchos católicos no los aceptaron y se mantuvieron en pie de lucha. Entre ellos destacó el sacerdote José Aurelio Jiménez Palacios, quien fue acusado de haber bendecido la pistola utilizada por José de León Toral para asesinar a Álvaro Obregón. En 1932, el sacerdote fue capturado y enviado a purgar su condena en el penal de Lecumberri. Sus correligionarios crearon una sociedad secreta llamada La Causa de la Fe con la intención de liberarlo. Llegado el momento, el sacerdote no quiso fugarse y los dirigentes de La Causa de la Fe liberaron a Enrico Sampietro, un falsificador de papel moneda de fama internacional. Así, mientras que una parte de los católicos aceptaron las directrices fijadas por el episcopado, otros invadieron los terrenos delictivos y criminales.
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